Permítame, como Sacerdote católico, felicitarlo por el artículo de Chile Informa de hoy 15 de octubre, en el que se hace referencia a la complicidad de clérigos y religiosos con el terrorismo marxista, durante la época del gobierno militar. Los ministros de Dios y las almas consagradas, unidos a los hijos del diablo y enemigos declarados de Dios, contra el gobierno militar. Increíble, por decir lo menos.
Ya desde bastante tiempo atrás (los años 50), y pese a la inequívoca condena del Magisterio Papal al marxismo en todas sus formas, se observaba una tendencia de ciertos elementos de la Iglesia hacia la izquierda, aun la más extrema. ¿Cómo se explica? Primero, por la infiltración llevada a cabo por marxistas desde la década del 20 (y desde antes por la masonería). Esto explica la existencia de curas guerrilleros, terroristas y descaradamante marxistas. Quizá acá está la explicación de la vida y obra tremendamente dañina para la Iglesia chilena, de un personaje tan siniestro como Raúl Silva Henríquez: una vida consagrada a la destrucción del alma de Chile. Al respecto vale la pena releer "La Historia de los Cristianos por el Socialismo en Chile", de Teresa Donoso.
El otro fenómeno es el "modernismo" o "progresismo": la herejía que combatió exitosamente San Pío X, pero que resucitó y triunfó en el concilio Vaticano II. Entre los progresistas (en sus diversos grados, desde los curas filomarxistas -como la inmensa mayoría de los jesuítas chilenos- hasta los pesudoconservadores inconscientes que comulgan sin problemas con la rueda de carreta del Vaticano II) se encuentran herejes formales como el sacerdote Hans Küng, como también una inmensa legión de bienintencionados desconocedores de su fe. La hegemonía del nefasto progresismo persiste hasta nuestros días y es la explicación de la tremenda crisis por la que atraviesa la Iglesia: no qupa duda alguna en cuanto a que estos progresistas más radicales y fiolmarxistas, con sus desprecio por la fe y la moral verdaderas, son los que también componen la masa de los pedófilos (y otros degenerados que nada tienen que hacer en la ni en la Jerarquía ni en los conventos) y sus encubridores.
Por tanto, teniendo en cuenta que la Iglesia siempre ha tenido enemigos no sólo externos sino también internos, no nos ruborizamos ni nos sentimos confundidos cuando se nos enrrostran los pecados gravísimos de los Obispos, Sacerdotes, y religiosos que apoyaron al terrorsmo en Chile. No fue "la Iglesia" la que se unió al marxismo, sino -por el contrario-los enemigos internos de la Iglesia. Nihil novum sub sole: si Nuestro Señor Jesucristo tuvo un Judas, nosotros también.
Le ruego reenvíe este mensaje al señor Manuel Contreras hijo, a quien no tengo el honor de conocer, pero sí a su padre, a quien la tanto debe Chile.
Duios lo bendiga.
Un muy cordial saludo en Cristo. P. René Trincado.
(este no es un mensaje reservado)
viernes, 15 de octubre de 2010
Comentarios acerca de la Iglesia en Chile Informa de 15 de octubre 2010
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