
DE CHILE INFORMA Nº 562
Escribe don Manuel Contreras Valdebenito
A esta hora la batalla había terminado y con victoria para
las armas de Chile. Era un 19 de noviembre de 1879 y los
Ejércitos de Chile y la alianza Perú-Bolivia comenzaban el
recuento de bajas.
Se le denominó batalla de San Francisco o Dolores, tanto
por la aguada de este último nombre y del cerro donde fue
el mayor enfrentamiento.
Pero en realidad fue un combate, grande pero no de
proporciones estratégicas, pese que era el primer
encuentro entre los Ejércitos como Unidades de tipo
superior.
Las fuerzas chilenas que habían desembarcado en
Pisagua el 2 de noviembre en un violento y sangriento
combate (fue estudiado por la Infantería de Marina
norteamericana en la II Guerra Mundial antes de usar la
misma estrategia en las islas del Pacífico) seguían la línea
del ferrocarril de las salitreras entre Pisagua e Iquique y
además las aguadas del desierto.
Quien poseyera el agua, la línea férrea (además de los
postes de comunicaciones, ambos parcialmente
destruidos por el enemigo y prontamente repuestos por el
valiente ingeniero Stuven) y ambos puertos, controlaría el
desierto de Atacama completo.
El Ejército chileno con unas 6.000 plazas, se acantonó en
defensa en los cerros colindantes a la aguada de Dolores y
esperó el ataque enemigo compuesto de más de 10.000
hombres.
Atacaron las fuerzas aliadas y repetidamente fueron
rechazadas por nuestro Ejército, en especial por la
gloriosa Artillería.
Al darse cuenta el general Juan Buendía (peruano) que
había un ángulo de tiro muerto de nuestra artillería, ordenó
el ataque a los artilleros; éstos tuvieron que defender las
piezas y sus vidas con carabinas, y usándolas como
mazos en el combate cuerpo a cuerpo.
Los Batallones "Atacama" y "Coquimbo" fueron raudos en
defensa de los artilleros y enfrentaron a bayoneta limpia a
los Regimientos peruano "Zepita" (aniquilado en la batalla
de Tacna) y boliviano "Colorados de Daza" (ambos muy
valientes) y con este empuje de nuestros infantes que
hicieron retroceder al enemigo con grandes bajas, la
contienda se inclinó a nuestro favor y la fuerza enemiga se
retiró del campo de batalla.
Y aquí ocurrió uno de los mayores errores del mando
chileno al no iniciar la persecución y aniquilamiento de los
Aliados (quienes marcharon hacia el sur a Pozo Almonte,
tranquilamente) lo que posiblemente habría terminado la
Guerra en el desierto.
Esto se debió al excesivo entrometimiento de políticos y
civiles sobre los generales chilenos, a quienes
sencillamente "mandaban" bajo amenaza de sacarlos de
sus puestos, lo que días más tarde costaría el Desastre de
Tarapacá.
domingo, 21 de noviembre de 2010
19 DE NOVIEMBRE DE 1879, LA BATALLA DE DOLORES, EN LA GUERRA DEL PACÍFICO
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1 comentario:
Los Colorados no participaron en esta batalla. La no persecusión del enemigo no fue responsabilidad de ningun civil (llamese ministro, etc:), sino de la falta de iniciativa del Mando Chileno que no mantuvo el contacto con las fuerzas aliadas por medio de la caballeria que descanso, en las aguads, todo el dia del combate.
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