miércoles, 12 de enero de 2011

TAMBIÉN LO HIZO EL CARDENAL MIDSZENTY



DEL BLOGS DE HERMÓGENES

También lo Hizo el Cardenal Midszenty


En los años '40 Stalin controlaba por las armas a Hungría y un cardenal católico, Josef Midszenty, alzaba su voz contra los atropellos del totalitarismo rojo en su país. El cardenal fue apresado y tras largos meses entre rejas fue sometido a juicio, sólo a raíz de las protestas de los gobiernos democráticos. Entonces se produjo la gran sorpresa: en audiencia pública, Midszenty declaró que sus juzgadores comunistas tenían toda la razón, que él había cometido los delitos que le imputaba el régimen staliniano de Hungría y que merecía la pena pedida por los fiscales rojos.
Fue el primer testimonio de una técnica inventada por el comunismo: el "lavado cerebral".
Ellos te pueden hacer decir y pensar lo que ellos quieran.
La misma se fue perfeccionando y los herederos del comunismo en Chile la han sofisticado en tal grado que han conseguido aplicarla masivamente. Esos totalitarios intentaron tomarse el poder por la fuerza de las armas, liquidando a quienes se les opusieran; organizaron un ejército clandestino para ese efecto, entrenaron a jóvenes chilenos en el extranjero para venir a matar compatriotas mediante actos terroristas, además de admitir a miles de guerrilleros extranjeros e incluso tropas foráneas (los "compañeros de Tropas" cubanos reconocidos en un libro editado en La Habana). Por fortuna, las fuerzas armadas y de orden salvaron a Chile y ganaron la guerra contra el totalitarismo. Sin embargo, perdieron la post-guerra, pues justamente en las elecciones celebradas bajo la propia democracia fortalecida que legó el Gobierno Militar triunfaron y lograron consumar un lavado de cerebros masivo que dio vuelta la verdad de las cosas al extremo de que vemos en los diarios de hoy que ex prohombres civiles del régimen que salvó a Chile (los diputados Cardemil, RN, y Melero, UDI) piden perdón, hacen mea culpas y, comprando el balurdo semántico de los comunistas, llaman "horrores" y "atropellos a los derechos humanos" a la represión contra el terrorismo marxista. Los que querían tomar el poder a sangre y fuego, y le declararon la guerra armada a la democracia, en cambio, a lo más confiesan haber cometido "errores" y han logrado hasta ser declarados "víctimas" por alguno de aquellos a quienes tenían planeado asesinar en la primera jornada del autogolpe marxista.
Todo esto que está pasando es para la risa, pero los cerebros lavados se lo toman muy en serio.
Estoy leyendo la autobiografía de George W. Bush, donde defiende frontalmente los métodos de su país contra el terrorismo y niega que la práctica de sumergir a los prisioneros bajo el agua hasta que confiesen sea una tortura o una acción inhumana. En los EE. UU. se llama "enhanced interrogation tecnique" y es legal. Pero acá la izquierda gritaba "¡tortura!", cuando se denunciaban prácticas similares. Bush y la mayoría legislativa norteamericasna consideraban que eran métodos legales para arrancar confesiones y salvar vidas de sus compatriotas amenazadas por el terrorismo, pero acá compramos la versión comunista de que eran "atropellos a los derechos humanos", aunque permitieran salvar vidas de chilenos inocentes. Porque en el país de los cerebros lavados, sépaselo usted, si un terrorista mata al pasajero de un bus, no hay un atropello a los derechos humanos, pero si un militar mata a ese mismo terrorista, sí lo hay. Pregúntele a cualquier abogado.
Y, dentro de este contexto, el gobierno del quinto Presidente del "No" acaba de nombrar a dos representantes suyos (dos personalidades de derecha, naturalmente, de cerebros quirúrgicamente aseados) en el directorio del Museo de la Memoria, que es uno de los instrumentos del lavado que han consumado los totalitarios vencedores en la post-guerra.
Yo he comparado ese Museo con un imaginario Museo de la Memoria de Hitler, quien fue el que agredió a las democracias y las atacó por las armas. No me cabe duda de que, si hubiera triunfado en la guerra, o si hubiera ganado la post guerra, habría fundado un Museo de la Memoria igual al que inauguró la ex ayudista del MIR, ocultando metódicamente todos los propios atropellos y el hecho de que inició la guerra, y sólo exhibiendo testimonios de las víctimas inocentes registradas en los ataques de los aliados a Bremen y Hamburgo, quemadas con bombas de fósforo.
Si la técnica totalitaria logró que Midszenty, una personalidad de excepción, terminara pensando todo lo contrario de lo que era la verdad y su convicción de conciencia, y diciendo lo que sus lavadores de cerebros querían, no pretendamos que gente común y corriente, como los chilenos en general y la mayoría de los prohombres de derecha en particular, alcancen un grado superior de heroísmo moral que les permita superar el tratamiento totalitario que avasalló al eminente y santo cardenal.
Publicado por Hermógenes Pérez de Arce

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