Melnick, Sergio
Piñera se enfrentó a una muy difícil decisión política, con enorme capacidad de alterar el futuro de su gobierno.
La intendenta cometió un error comunicacional, qué duda cabe. Pero nada más le ha sido probado. Todos, sin excepción, cometemos errores, incluso el mismo Presidente y en más de una ocasión. Por ejemplo en el tema de Punta Choros, y que fue celebrado por muchos, entre los cuales se encuentran particularmente quienes atacan hoy a la intendenta. La vida lidia con lo imperfecto, no con lo perfecto, y navegar en forma justa por ese camino es el gran arte, porque no son ecuaciones matemáticas. Incluso en el caso de un asesinato hay calificaciones, no todos son iguales a pesar de que matar es de las peores faltas posibles.
En este caso, había argumentos fuertes en todos los sentidos, dependiendo del gorro que uno se ponga. Y todos, digan lo que digan, lo hacen en función de sus propios intereses, lo que es legítimo. En nuestro país no hay quien pueda lanzar la primera piedra. La Concertación trata de reclamar una superioridad moral que simplemente no tiene, menos tras sus 20 años de gobierno llenos de escándalos de corrupción.
Lo difícil de esta decisión radica en que, por un lado, se podría sentar un eventual precedente de mano blanda, de permisividad frente a los errores, o incluso para algunos opinólogos, de laxitud ética. La idea de la nueva forma de gobernar estaría en jaque. Por el otro lado, sin embargo, el error cometido no implica delito ni transgresión de ninguna ley. De serlo, la solución es casi trivial. Más aun en este caso, un error a favor de una buena causa social como lo fue Punta Choros. No hay aquí beneficios personales, como los sobresueldos. Entonces aparece el tema de las lealtades, del trabajo en equipo, del apoyo en la dificultad, del afecto societario de la coalición de gobierno. Esos también son valores.
En este caso, la intendenta es una figura simbólica, y por eso su relevancia. Es una política prominente, exitosa, de clara orientación social, de evidente vocación de servicio público, excelente en la gestión, y a mi entender muy proba. Es un real aporte a la coalición de gobierno y una sana envidia para la Concertación. Una carta futura quizás clave, hasta presidenciable para algunos. Es, además, nada menos quien romperá el doblaje de la Concertación en las próximas elecciones locales.
Entonces, no habiendo delitos y sólo frente a un problema comunicacional ¿merecía ese error un castigo mayor? ¿Había acaso que ser más papista que el Papa? No cabe duda de que el haber castigado a la intendenta lesionaba seriamente el afecto societario con sus socios de la UDI, que lo han apoyado hasta hacerlo Presidente, y que es el principal partido del país. Piñera tiene, además, un congreso muy difícil en que cada voto es crucial, y su agenda de gobierno está en juego.
Entonces, qué le debía pesar más, la crítica odiosilla de la oposición frente a un error de la intendenta, y su decisión al respecto, o el desafecto, la falta de apoyo y crítica de los propios aliados. La Concertación no lo apoyaría ni un milímetro más si sacaba a la intendenta, ni tampoco iba a tener una posición de grandeza. Hay sólo que ver cómo han atacado la idea de unidad nacional. Más aun, le va a decir ahora que fue tardío, y lo criticará duramente como ha sido la historia con las acciones y otras decisiones. La intendenta es un botín de guerra para la Concertación y la van a perseguir hasta que puedan, y con artes poco nobles como las que acostumbra Navarro y compañía.
Yo sinceramente esperaba que Piñera defendiera a su intendenta, que la apoyara, la contuviera, y también cuidara su alianza con la UDI. Ello sin duda tiene costos, pero en mi criterio tiene más beneficios que la alternativa de sacrificarla y enredar su alianza de gobierno.
Piñera actuó con enorme sabiduría política y sacrificó forma por contenido. Fue a lo esencial, porque vivimos en el mundo de la imperfección, no en el paraíso. Las decisiones son siempre imperfectas. Todo lo que hacemos tiene costos. No podemos comparar situaciones reales con utopías porque la realidad siempre pierde. Debemos comparar realidades difíciles con otras realidades también difíciles. La política es el arte de lo posible, no de lo imposible. Es elegir entre un tipo de problemas versus otro tipo de problemas, pero no por una realidad sin problemas. Este era un caso de costo-beneficio político, entendiendo que no hay delitos ni transgresiones a las leyes, que es harina de otro costal.
La Concertación iniciará ahora una veta ética contra Piñera tratando de menoscabarlo en ese flanco. Dirá que esta es la nueva forma de gobernar, y lo asociará quizá a sus negocios. Es la pequeñez que les conocemos.
Pero no van a prosperar porque Piñera siguió el camino de la sabiduría política de todos los tiempos: prudencia, buena fe, transparencia en la comunicación, lealtad a toda prueba, defensa de los equipos, y el de apoyo a su coalición. Piñera ha mostrado lealtad y eso siempre recibe premio cuando corresponde.
sábado, 19 de febrero de 2011
El caso de la intendenta
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