DEL BLOGS DE HERMÓGENES
Una de las cosas más canallescas que se ha hecho "de una manera democráticamente impecable" en Chile, ha sido enviar o permitir que se envíe ilegalmente a prisión o se someta a proceso sin ninguna base jurídica a centenares de uniformados en retiro.
Este ha sido un procedimiento netamente político, en el sentido de que no lo respalda ninguna disposición legal válida. Cuando el Presidente Aylwin mandó su carta inconstitucional a la Corte Suprema, en 1991, avocándose procesos pendientes y demandando de ella que no aplicara la ley de amnistía hasta el momento de dictarse sentencia (así se obligaba a que los uniformados tuvieran que "desfilar ante los jueces de izquierda"), reconoció explícitamente en esa carta que la ley de amnistía estaba vigente y debía aplicarse, si bien sólo al final del proceso.
Ha sido uno de los subterfugios "castigadores" ideados por Patricio Aylwin en su carrera política, para sancionar a personas que no eran legalmente sancionables. Otro engendro suyo de igual propósito fue cuando, durante la aplicación de la Reforma Agraria, bajo el gobierno de Frei Montalva, patrocinó la "Ley Aylwin", que permitía incautarse sin pago de los fundos que la CORA decidía expropiar. Era una manera de dejar en la indefensión a los agricultores, que podían defenderse del robo de sus tierras ante los tribunales antes de que se las quitaran. Pero si se las quitaban antes de que pudieran defenderse, los desalentaban de litigar en favor de sus derechos y debían conformarse con lo que la CORA quisiera pagarles, en bonos a 25 años sin reajuste (cuando había una inflación de 30% anual, que bajo la UP superó el 500%).
Como sucede con las ilegalidades que cuentan con el patrocinio mayoritario de los políticos, después de la "carta de Aylwin" a la Corte Suprema los jueces de izquierda no sólo dejaron de aplicar la amnistía hasta la sentencia de término, sino que no la aplicaron más. O sea, la derogaron de facto. Y posteriormente derogaron la prescripción y la cosa juzgada. Y finalmente derogaron los hechos, pues no han tenido asco para condenar a uniformados (r) que han probado su inocencia, por ejemplo, demostrando que no se encontraban en el país al cometerse el delito que se les imputaba (caso Krassnoff, documentado en el libro sobre él de Gisela Silva Encina, "Prisionero por Defender a Chile"). A Krassnoff la Federación Rusa le reconoce esa nacionalidad y le ofreció liberarlo de su condena en Chile, pero él, en una prueba más de su integridad, declaró que era chileno y había jurado defender a Chile, de modo que no podía renunciar a nuestra nacionalidad. Prefirió seguir injustamente preso.
El hecho es que hoy hay sesenta presos políticos uniformados (r) y centenares de otros sometidos a proceso, mientras se anuncia por parte del ministro de la Corte Suprema Sergio Muñoz la apertura de más de 700 otros juicios que legalmente no podrían iniciarse.
¿Y qué han hecho los políticos de la izquierda, del centro y de la derecha frente a este atropello flagrante, reiterado, público y notorio de la Constitución y las leyes? Los primeros han aplaudido a rabiar; los segundos, que siempre les han estado mirando la cara a los primeros (esto viene de Frei Montalva), han aplaudido comedidamente; y los de la derecha han mirado para otro lado.
La gota que colmó el vaso fue cuando esta última llevó como candidato a Sebastián Piñera, que no es de derecha, y éste, viendo que necesitaba los votos de la "familia militar" para ganar (que yo no sé cuántos serán, pero los que pertenecen a ella dicen que 800 mil y supongo que nadie discutirá que son más de 200 mil, es decir, equivalentes a la diferencia con que ganó Piñera a Frei) prometió que se iba a preocupar de que los procesos contra los uniformados (r) se sustanciaran dentro de la legalidad, y adquirió explícitamente el compromiso de velar por que se respetara la prescripción. En realidad, pedirle a un filo-DC como él que también defendiera la amnistía (aunque ella fue pedida por el episcopado al Gobierno Militar) parecía como mucho. Y con la prescripción bastaba.
Pero no cumplió, como en otros casos. Pero en esos otros casos se "pasó por el aro" a muchos, pero no a todos ni en todo. Por ejemplo, el postnatal de seis meses no lo va a cumplir, pero, por lo menos, va a alargarlo. Claro que las mujeres que creyeron lo de los seis meses resultaron burladas, pero ya no pueden retirarle el voto. La derogación del siete por ciento de cotización de salud de los jubilados tampoco la va a cumplir, pero se la va a dar a algunos (a los jubilados más pobres). Claro que con la promesa "sin letra chica" se ganó el voto de todos los jubilados, así es que los de rentas medias y altas simplemente quedaron "pasados por el aro" y ya no pueden retirarle el voto. Nuestro Presidente es así, demasiado listo.
Lo que sucede es que con los uniformados (r) se pasó de listo, porque los ha tratado peor que la Concertación, como lo prueba en estos días el caso del general (r) Carter, cesado en su cargo de asesor por ser yerno del general (r) Contreras, siendo que bajo la Concertación hizo una carrera ascendente y a nadie le importó quién era su suegro.
Bueno, el hecho es que a los partidarios del Gobierno Militar que aún quedan, a los uniformados (r) y supongo que también a los uniformados no (r) y a la "familia militar", en general, también se la "pasó por el aro", pero no en parte, sino completamente. Ha denegado indultos obviamente procedentes, por razones humanitarias, como en el caso de condenados inocentes, octogenarios y enfermos, e incluso en el caso de los agónicos. El indulto habría sido una vía para cumplir su promesa de velar por que la prescripción surtiera sus efectos. Les ha desconocido sus derechos carcelarios. Además, les envía mensajes odiosos, a través de su mano derecha (o izquierda, porque es zurdo), el ministro del Interior, que se declara incómodo porque permanece en su cargo un general al cual no hay causal alguna para llamar a retiro, pero que entre 1979 y 1981 trabajó en la CNI, organismo cuya sola mención, dice dicha misma "mano izquierda", "le pone los pelos de punta". ¿Se le pondrán dóciles esos mismos pelos si oye mentar al FPMR o al MIR?
El hecho fue que el candidato de la derecha, aunque no fuera de derecha, era como la última esperanza para la "familia militar", y todo señala que esa última esperanza se perdió, pues fue burlada y lo sigue siendo con ensañamiento.
Entonces las pocas voces que defienden a los militares-presos-políticos están proponiendo medidas desesperadas, ante la traición generalizada que sufren, y proponen abstenerse de votar, en lo sucesivo, o bien anular el voto. Otros grupos desesperados y desengañados suelen tomar la vía de la violencia y el terrorismo, en esos casos, pero ella es ajena al ADN de la "familia militar" y han optado por una forma civilizada y democrática de hacer valer su protesta, negando sus votos a quienes se aprovecharon de ellos para ganar el poder y luego los olvidaron y, más encima, los vejaron.
En un diario digital que representa el sentir de la "familia militar", "Chile Informa", se ha debatido la idea de la abstención versus la de la anulación del voto. Y, en el caso de esta última, se ha sugerido escribir algo o dibujar una estrella.
Alguien ha señalado que les gustaría tener mi opinión acerca de qué escribir en el voto, para anularlo.
Bueno, estoy de acuerdo en anularlo, porque es una protesta más patente que la abstención. Y, para hacerlo, hay que escribir una cosa breve, una sola palabra. He pensado mucho, y si bien hay algunos en la propia "familia militar" que no simpatizan con la palabra que se me ha ocurrido, creo que es la más elocuente, representativa y decidora para expresar una protesta contra el atropello que han sufrido los que sirvieron al Gobierno Militar y, al hacerlo, hicieron posible la salvación de Chile. La palabra es "PINOCHET".
Yo escribiré esa palabra en el próximo voto que emita y, a quienes me pregunten, les voy a sugerir que hagan lo mismo.
Publicado por Hermógenes Pérez de Arce
viernes, 18 de febrero de 2011
EL VOTO DE LA " FAMILIA MILITAR"
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