Axel Buchheister
Abogado
Diario La Tercera 13 de Marzo de 2011
La "familia militar" está decepcionada, porque el candidato de centroderecha prometió no más discriminaciones y no ve que haya cumplido.
Muchos dicen que el gobierno de centroderecha no hará nada respecto de algunos militares encarcelados que viven situaciones manifiestamente injustas o que ameritan misericordia, porque se trata de un tema del pasado que a la gente no le interesa; o sea, que políticamente vale cero.
Opinión discutible y que "los porfiados hechos" contradicen: el tema una y otra vez le reaparece al gobierno. Bastó que propusiera medidas para descongestionar las cárceles, incluyendo una de carácter humanitario para todos los condenados de más de 80 años o con enfermedades terminales, para que la izquierda, con toda su carga de revancha y doble estándar, dijera que no aprobaría nada que beneficie a quienes han cometido crímenes de lesa humanidad. Esa misma izquierda que recién hace tres semanas se dio cuenta que Muammar Gaddafi es un dictador y que ha cometido crímenes de toda clase, a quien antes visitó y pidió dinero, manteniéndolo hasta ahora como socio en la Internacional Socialista.
Entonces, el gobierno retiró la propuesta, pero no como quería la izquierda, sólo para los militares, sino que para todos, porque como bien dijo el Presidente, "cuando se habla de razones humanitarias no se puede hacer distinción entre civiles o militares". O porque "todos los chilenos tenemos una condición de igualdad ante la ley y es un principio constitucional interesante siempre de tener a la vista", como señaló el Comandante en Jefe del Ejército, al "excusarse" de opinar sobre el proyecto.
Pero hay otra razón políticamente más prosaica: la "familia militar" está decepcionada, porque el candidato de la centroderecha le prometió no más discriminaciones a su gente y no ve que se haya cumplido. Además, siente que la derecha se valió del gobierno militar para instaurar el sistema soñado por ella y ahora "si te he visto no me acuerdo". No hay que exagerar el argumento de la familia mili¬tar, no son tantos ni votan como un solo hombre. Pero sería miope desconocer que tienen una inclinación hacia dicho sector político superior a la media de la población y que es un grupo que tiene una cultura de no dejar a nadie atrás (en eso se parece a la izquierda). Y como la próxima elección presidencial -al igual que las pasadas- se definirá por unos pocos votos, no vaya a ser que esos votos marginales desencantados sean los que falten. Sobre todo, si el candidato fuere un ministro que creyeran responsable de ponerle la proa al cumplimiento de la promesa.
Y al permitir, por ejemplo, que unos pocos militares que están enfermos puedan terminar sus días junto a su familia -una señal potente-, el gobierno no perdería ni un solo voto, porque la gente no cuestiona a un líder que cumple su palabra, que es capaz de sobreponerse al chan¬taje y mostrar misericordia ante el sufrimiento. Además, si el tema hoy vale cero, ¿por qué habría de molestarse el ciudadano común por una medida así? El gobierno ha sido coherente al plantear que el trato sea igual para todos. Pero el senador Freí ha dicho que votará en contra de todas formas, porque para eso está el indulto presidencial y que se está tratando de pasarle el costo al Congreso. Cierto, quizás sea hora que el gobierno enfrente la cuestión de una vez y evite que le siga penando.
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jueves, 17 de marzo de 2011
EL INDULTO QUE SIGUE PENANDO
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1 comentario:
¡Qué bueno que estes de vuelta!
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