sábado 2 de julio de 2011
Crónica de la Imbecilidad
Un profesor de la enseñanza particular pagada me enseñó que "imbécil" no era un insulto demasiado ofensivo, pues derivaba de la voz latina "imbáculo", sin báculo, es decir, sin bastón, queriendo significar meramente que alguien expresa opiniones sin apoyo, sin sustento.
He visto los acontecimientos de estos días, presididos por una marcha de "imbáculos" cuyo principal lema es "no al lucro", pero lo único que piden es más plata. Pues querer "educación gratis" es lo mismo que pedir plata, porque demandan edificios escolares, profesores, movilización y alimentación sin pagar, y como todas esas cosas cuestan, alguien tendrá que ponerla. Es decir, los "imbáculos" quieren lucrar a costa de otros. Tal vez más bien debería decírseles "frescos".
No muy diferente de lo que pretende el rector Pérez, de la "U", que preside el consejo de rectores, y que también dice estar contra el lucro, pero pide más plata (porque ya su universidad le extrae al Estado una enormidad) para hacer lo mismo que otras, privadas, hacen sin pedirle nada al Estado (porque el aporte fiscal indirecto se lo dan a ellas los alumnos).
A este respecto, permítaseme una digresión: siempre he sostenido que tres grandes omisiones del Gobierno Militar fueron la no privatización del Banco del Estado, la no licitación de la Universidad de Chile y la no modernización del Poder Judicial. Ahora he añadido otros requerimientos susceptibles de formularse en el muy improbable caso de que advenga otro gobierno rectificador y modernizador: la supresión de los monstruos burocráticos denominados Ministerio de Educación y Ministerio de Salud, y la correspondiente entrega de los recursos (que ellos dilapidan) a las familias más pobres, para que éstas elijan las instituciones privadas en las cuales van a educar a sus hijos y contratar seguros de salud para sus familias (porque en el país modernizado y restaurado también se fortalecerá la familia).
Bueno, era sólo una digresión.
Volviendo al rector Pérez, debo hacer notar que él aún no responde al padre Fernando Montes, rector de la Universidad Alberto Hurtado (privada), que denunció en "Qué Pasa" de la semana anterior a las entidades con fines de lucro que ganan plata dentro de las universidades estatales "sin fines de lucro". Y que, de paso, señaló que si a su universidad le dieran los mismos recursos para investigación que el Estado les da a la Chile y similares, investigaría "como avión" y las superaría en logros. Bueno, es lo que siempre sucede cuando se transfiere recursos de la burocracia a los particulares. Por eso Chile creció al 7% tras completarse el modelo privatizador legado por el Gobierno Militar, en vez de crecer al 3 % de antes (y al 3% de después que la Concertación le había hecho ya suficientes injertos socialistas al mismo modelo).
Los "imbáculos" también piden ahora que toda la enseñanza sea estatal, es decir, frente a la evidencia de que ésta tiene logros inferiores a la particular, demandan suprimir esta última y no aquélla, como lo resolverían si tuvieran "báculo".
Pero no hay que preocuparse. En "La Tercera" de hoy, Ascanio Cavallo hace un muy buen recuento de anteriores protestas estudiantiles: 1) Las de 1972, contra la ENU marxista, la única protesta inteligente y democrática, porque defendía la educación mejor (la privada), y fue también la única que en definitiva tuvo éxito, porque no hubo ENU sino que advino un gobierno que restableció la libertad educacional; 2) Las de 1983, durante el Gobierno Militar, exactamente iguales a las de hoy, conducidas por los comunistas y sin ninguna trascendencia. Cavallo nos informa que parte de los manifestantes de entonces ingresaron al grupo terrorista del PC, el FPMR (entre paréntesis, uno de los jefes del FPMR, el actual diputado PC Guillermo Teillier, fue el único parlamentario "admitido" en la marcha del jueves último); y 3) Las de 2006 o "revolución de los pingüinos", tan inútil, intrascendente y manejada por los comunistas como la de 1983. Tan superflua que la LOCE, cuya derogación era el postulado básico de los "pingüinos", sigue vigente hasta hoy. Pero, como había un gobierno aún más débil que el actual, los "pingüinos" lograron la renuncia del Ministro de Educación, Martín Zilic y la del de Interior, Andrés Zaldívar. Y nada más, porque no me van a decir que las cuatrocientas páginas escritas por la "comisión transversal para la educación" que discurrió la Michelle fueron "algo".
Ahora, en cambio, hasta el momento Lavín permanece en su cargo, lo que está bien. Negocia y concede, lo que está mal. El comentario generalizado de los medios es de que "la situación es grave", pero, como siempre, están equivocados, pues ciertamente no lo es.
Otra cosa es que ella acentúe la impopularidad del gobernante. Todos se preguntan cuánto inciden las marchas y desórdenes en ella. Por supuesto que inciden, porque no deja contento a nadie: no accede a todo lo que piden los "imbáculos" ni tampoco satisface la expectativa de la inmensa mayoría, de que no se puedan usurpar impunemente doscientos colegios, de que se sancione penalmente a los autores de las tomas y de que "el largo brazo" de la ley alcance a los delincuentes que roban y destrozan, en lugar de lo de siempre: que antes de 24 horas están libres y listos para reincidir.
Termino reiterando: los movimientos de estos días, más temprano que tarde, serán completamente olvidados, salvo que Ascanio los recuerde; la educación chilena seguirá más o menos como está, pero gastará más recursos; los comunistas seguirán, como siempre, tratando de hacer una revolución violenta, aprovechando a los "tontos útiles" (el nombre se lo pusieron ellos); y la mayoría silenciosa, siempre ilusa, seguirá aspirando a que alguna vez llegue un gobierno con autoridad, que ponga en su lugar a los comunistas (en lugar de tener en ese lugar a los uniformados que nos libraron de ellos) y garantice el orden, la tranquilidad y la libertad de los ciudadanos honrados.
Publicado por Hermógenes Pérez de Arce
jueves 30 de junio de 2011
La Marcha Mía de Hoy
Mientras decenas de miles de niñitos y niñitas que no tienen idea de casi nada y a los cuales les va peor que a casi todos los alumnos de países participantes en la prueba PISA (entre otras razones porque se llevan en huelga y desfilando por las calles) marchaban por la Alameda instrumentalizados por la antihistoria, es decir, por el Partido Comunista (Camila Vallejos, PC, dirigente de la CONFECH; Jaime Gajardo, PC, dirigente de los profesores; Guillemo Teillier, PC, antaño "Encargado Militar" del partido y hogaño diputado del mismo (podríamos llamarlo "designado" por la DC, que no presentó candidato para que él fuera electo, pues al PC no le alcanzan los votos); y todos los nombrados liderando a las decenas de miles de "inconscientes útiles", exigiendo que, por la fuerza, se imponga en Chile el peor de todos los sistemas educacionales, el exclusivamente estatal, mientras todo eso sucedía, yo también marchaba, solitario y por mi cuenta, pero teniendo claro que lo que les convendria más no sólo a los púberes desfilantes (e incendiarios y saqueadores) sino a todo el alumnado y al futuro del país, sería todo lo contrario de lo que tanto los utilizadores como los utilizados pedían esta mañana.
Primero, porque la peor educación la entregan los colegios públicos y la mejor los colegios particulares. Eso es público y notorio.
Segundo, porque la plata para hacer eso posible hoy está, pero se derrocha: no los voy a cansar con cifras, pero si el presupuesto del monstruo burocrático llamado Ministerio de Educación se repartiera en forma de "vouchers educacionales" entre los padres de los estudiantes de clase media y pobre, todos ellos tendrían lo suficiente para matricularse en colegios privados de excelencia.
Tercero, porque podría tener lugar un crecimiento adicionalmente rápido y explosivo del mejor nivel de enseñanza (el particular) si se licitaran públicamente (pudiendo postular incluso docentes o instituciones de enseñanza extranjeras) todos los establecimientos de enseñanza básica, media y superior que están en manos del Estado. Los respectivos recursos irían a reforzar el "voucher" con que pagarían su colegiatura los menos afortunados.
Ésa es la revolución educacional que Chile necesita. Nos permitiría dar un gran salto económico-social. Además,se terminaría la utilización política del alumnado. Regresaría la disciplina a la enseñanza, porque los dueños de colegios particulares no permitirían que los alumnos no fueran a clases sólo porque sí y para vocear las consignas megalíticas de un comunismo arrojado al basurero de la historia.
Y las futuras generaciones de gente mejor educada, más disciplinada y más instruida, harían desaparecer la pobreza del país y volverían a constituir a la nación en "la joya más preciada de la corona latinoamericana", como la denominó Bill Clinton en 1991, estando aquí enChile y comprobando "de visu" lo que había logrado, reconstruyendo "desde de las cenizas" legadas por el marxismo, un gobierno realizador, que hacía respetar la autoridad y bajo el cual los estudiantes se dedicaban a estudiar y no se hacía lo que el comunismo exigía, sino que se trabajaba para todo lo contrario, es decir, para lograr el desarrollo, la democracia y la prosperidad.
Publicado por Hermógenes Pérez de Arce
domingo, 3 de julio de 2011
DEL BLOGS DE HERMÓGENES
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