Autor: Javier Bazán
Web: http://simposiolibertario.blogspot.com/
Puesto que el diario ‘La Nación’ chilena es una de las cajas de resonancia de la izquierda, aun cuando su directorio esté formado por alguna gente de Derecha. Cuando dejaron de lado la edición impresa, para volcarse solamente a la edición digital, entrevistaron a unos periodistas de ese diario, en que afirmaban que era importante que existiese ‘La Nación’, porque representaba el sentir de las personas de centro izquierda. Cualquier evento que afecte la sensibilidad ‘progresista’, ese diario la denuncia.
En efecto, en el Día de Patrimonio un individuo dejó un papelito en el Parque de la Paz Villa Grimaldi y en el Museo de la Memoria, que fue denunciado por ‘La Nación’ , que molestó a las personas de sensibilidad izquierdistas. Ahora bien, ¿Qué decía el papelito? Decía: “Villa Grimaldi es sólo patrimonio político no tiene nada que ver con cultura. Con lo que gastan aquí alimentan y visten a miles de niños huérfanos que lo necesitan de verdad y no malgastando dineros adorando muros y piedras falsas”. En el directorio de ese Parque, estaba el fallecido terrorista del Mir, Óscar Espinosa Cerón,conocido como ‘El Sambo’, quien en tiempos de la UP asesinó a cuatro carabineros e intentó, además, infiltrarse en la Fuerza Aérea.
Villa Grimaldi fue un centro de detención, no fue un centro de tortura como dicen los terroristas. Si es para eso, me gustaría que el edificio que ocupaba la Policía de Investigaciones durante la nefasta Unidad Popular, fuera señalado, primero como centro de tortura, y segundo, como un patrimonio. Después de todo, es sabido que “Coco” Paredes, el máximo de Investigaciones torturó a los opositores del gobierno marxista leninista de Allende.
Tal es la rabia que les produjo a los izquierdistas, que tuvieron que molestar a la policía uniformada. El diario señala: “los volantes con expresiones contrarias a la existencia de este sitio de memoria histórica fueron lanzados en la madrugada a lo largo de todo el frontis del recinto”.
Ahora bien, la encargada de este lugar, Margarita Romero dijo: “nos causan sorpresa y sensación de inseguridad estos panfletos, porque nunca antes en más de quince años, desde la apertura de este espacio a la comunidad, habíamos experimentado algo de esta naturaleza”.
Más aún, los panfletos lanzados o dejados en los respectivos monumentos izquierdistas fueron comentados en los sitios de ellos. Así, en sitio de izquierda el quinto poder, que es financiado por la Fundación Democracia y Desarrollo, del socialista José Antonio Viera Gallo. Uno de los columnistas, Felipe Henríquez escribe: “El crimen cometido en Chile no atañe, tan solo a los dramáticos sucesos conocidos por todos. El verdadero mal está todavía con nosotros, en nuestra vida cotidiana, en la injusticia naturalizada y aceptada como desesperanza. La verdadera traición a Chile es haber impedido que, por vez primera, aquel hombre y aquella mujer humilde, hubiesen comenzado a construir su propia dignidad en sus hijos, y en los hijos de sus hijos”. Usando la expresión de Ronald Reagan, la izquierda chilena se alineó al ‘Imperio del Mal’, o como le gustaba decir a Allende: “El Hermano Mayor’, para referirse a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Hablan de traición, mas su principal personaje, Salvador Allende, fue un agente pagado de la KGB. Luego el ingeniero compara a Pinochet con Caín, cuando fue la izquierda la que optó libremente por la violencia para así acceder más rápidamente a su sociedad comunista, totalitaria, colectivista y fascista. La izquierda chilena tiene una obsesión con el nazismo, de otro modo no se entiende porque hablan de ‘holocausto’: “Un sincero homenaje a las víctimas del holocausto, para que por fin se revelen dónde están nuestros caídos”. Cada vez que la izquierda chilena compara la tragedia judía con la propia violencia que ellos generaron. Después de todo, había que pasar un guerra civil para llegar al socialismo tal como decía Lenin y el ‘Che’.
A los intelectuales y políticos de izquierda les gusta omitir el ambiente guerra civil que ellos propiciaron. Hay que recordarles lo dijo el socialista Clodomiro Almeyda: "La forma fundamental que en un país como Chile pueda asumir la fase superior de la lucha armada política, cuando el proceso vigente llegue a colocar a la orden del día el problema del poder, es impredecible en términos absolutos. Yo me inclino a creer que es más probable que tome la forma de una guerra civil revolucionaria, a la manera española, con intervención extranjera, pero de curso más rápido y agudo".Y así que tanto hablan de la memoria con mayúscula. Para el articulista sólo hay que recordar los crímenes del adversario, no los propios. ¡Qué importa que el comandante ‘Pepe’ del Mir haya violado y luego asesinado! ¡Qué importa que el Mir haya secuestrado al director de ‘Las Últimas Noticias’ de Concepción, lo hayan torturado y luego dejado desnudo en la calle! O los asesinatos que cometió uno de los miembros del directorio del Parque Villa Grimaldi mencionados más arriba.
Luego el articulista profundiza en su posición en otra columna: “su régimen fascista que bañó el pueblo de sangre humana, dejando las terribles consecuencias que todos ya conocen”. Los fascistas eran ellos. Hablan del ‘pueblo’, cuando el pueblo lo derrotó, como dice Julio Bazán Álvarez. En vez de usar la expresión ‘pueblo’, la sociedad civil. Luego agrega: “La misma gente que con Pinochet inauguró la etapa más sangrienta y vergonzosa de la historia de Chile y, por más que estas personas intenten justificar que el actuar de las FF.AA. y Pinochet, fueron comprensibles para detener una "guerra civil" y el "comunismo" y, lo más patético de todo, no pueden negar que en sus fueros internos, saben que aquí hubo una guerra a punta de metralla contra todo un pueblo que no tenía más armas que el pensar distinto”. Nótese que habla de ‘pensar distinto’. ¿Para qué eran las armas encontradas en la casa de Allende? ¿Para qué querían infiltrarse en las Fuerzas Armadas siguiendo el modelo de la Revolución Rusa? Y de nuevo la comparación con el Shoa. En la Guerra Civil de 1891 murieron el doble o más, esto es, 10.000 personas que la última confrontación interna, de ahí que sea absurda la frase: “etapa más sangrienta y vergonzosa de la historia de Chile”.
Parafraseando al autor del artículo, se puede decir: “La misma gente que apoyó a Allende inauguró la etapa más sangrienta y vergonzosa de la historia de Chile”.
Si yo fuese judío, me molestaría que comparen el enfrentamiento interno que provocó la izquierda con el Shoa, o bien si fuese un sobreviviente del Gulag o de la Revolución de Mao. Es una forma de banalizar cualquier genocidio o la maldad que hubo en el siglo XX. ¿Alguien puede entender que un país cuya religión es el budismo haya producido monstruos como los Jemer Rojos?
Cuando compare Allende con Hitler o el mismo José Piñera lo hizo, se sintieron tocados los izquierdistas. Alguien sostuvo que no era importante que Allende haya optado por la violencia por sobre los votos como el cabo austriaco. En vez de enfrentarse a la izquierda y desmitificar Allende, prefieren culpar a los militares, porque tomaron tal o cuales decisiones. Tomaron decisiones. Ponen en la misma vara a quienes abrazaron el terrorista y el totalitarismo, que a quienes se enfrentaron. La culpa es de los otros, no de la izquierda. Esconden su cobardía bajo títulos académicos, argumentando que son contrarios a la violencia, cuando aquí no hubo asesinatos en masa, creyéndose superior con una suerte de pacifismo : “ya sea para eliminar el comunismo o para instaurar la revolución o el hombre nuevo, o cualquiera de las justificaciones que algunos gobernantes o caudillos le coloquen”.
La izquierda dice que luchó por la libertad contra Pinochet y su régimen. Sin embargo, ellos se oponen a libertad de expresión. Un simple papel los irrita.
viernes, 1 de julio de 2011
El único panfleto que molestó a los progresistas
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