El acto masivo que realizaron en Santiago el martes 9 de agosto los estudiantes… y el partido comunista (digamos las cosas como son), reunió según la cúpula PC organizadora, 100 mil personas, cálculo “al voleo”, entregado al medio día.
Carabineros de Chile más tarde, entregó una cifra muy distinta, deducida de fotografías aéreas tomadas en el momento principal del acto (algo que cualquiera puede corroborar), la cantidad de personas era 60 mil, harto más razonable esto último.
Pero dando beneficio a la duda, quedémonos con el promedio, o sea, 80 mil personas.
¿Eso es un éxito?
Todo depende de cómo se vean las cosas. El acto para todos los chilenos y para el mundo entero “dio resultado”, “una ciudad completa estaba sumida en el caos”, “fue un éxito total”.
Pero, seamos realistas, hablemos con la verdad… Santiago tiene 8 millones de habitantes. Entonces si los manifestantes eran 80 mil (ya exagerado), quiere decir que en el acto participó exactamente el 1% (uno por ciento), de los santiaguinos. Y en regiones el porcentaje es inferior aun.
Pregunto otra vez… ¿eso es un éxito?
Indudablemente que no es un éxito. Es un soberano fracaso.
Pero las tácticas de la “rebelión de masas”, hábilmente manejadas por el comunismo, tergiversan las verdades a su conveniencia y antojo con el uso de distintos artificios (Ocupar el máximo de superficie; portar lienzos y pancartas exageradamente grandes; manifestarse en la hora de mayor actividad de la ciudad, generando así gran congestión vehicular; coordinar todo con la prensa afín al movimiento y la más sensacionalista, llevando así la mentira a todas partes; etc.), y lo principal, cuando la parte “seria” de la manifestación (en este caso los estudiantes), se manifiesten conformes y se retiren, dar comienzo a la agitación netamente política, con la aparición de violentistas y encapuchados. Todo lo anterior absolutamente coordinado por el PC; incluso los cacerolazos nocturnos en lugares estratégicos (con mínima gente pero bulla ensordecedora); y la última novedad estrenada, la participación de comunistas auto exiliados en otros países, quienes se fotografían con pancartas y banderas chilenas en conocidos lugares del extranjero, tratando de decir engañosamente que “el mundo apoya”.
A final de cuentas todo resulta ser un acto sucio y vergonzoso, ridículo, pero que daña al país y a la inmensa mayoría de las personas, recordemos… al 99 % que no participa.
Y esto deja al descubierto tres aspectos que resultan mucho más preocupantes:
- Un Gobierno inoperante que perdió absolutamente el principio de AUTORIDAD, y no aplica lo que la Constitución pone a su disposición para mantener el orden ciudadano.
- Una oposición vergonzosamente irresponsable, que directa e indirectamente apoya el vandalismo y el desorden, tratando de obtener dividendos políticos para mejorar el algo su decadente imagen.
- Y finalmente, un Partido Comunista sin representatividad alguna en el país, que usando y manipulando a los estudiantes chilenos, genera un ambiente de caos y desconcierto, único escenario que le permite mostrarse.
ESA ES NUESTRA REALIDAD
Alejandro Russell O’Kuinghttonss
jueves, 11 de agosto de 2011
¿CUAL ES NUESTRA REALIDAD?
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