jueves, 4 de agosto de 2011

LA FAMILIA MILITAR Y LA DERECHA POLITICA




Por “familia militar” se entiende genéricamente a un segmento de la sociedad chilena, conformado por personal de las FF.AA. y Carabineros ─tanto en servicio activo como en situación de retiro─, sus parientes cercanos y su círculo de amistades. Dicho segmento social, repartido a lo largo y ancho del territorio nacional, posee características que lo diferencian nítidamente del resto de la sociedad, aún cuando en la mayoría de los casos éstas no sean fácilmente perceptibles ni ostentadas en forma abierta. Para efectos del presente escrito se excluirá expresamente a quienes por ahora se encuentran en servicio activo, circunscribiéndose al personal en retiro y a las familias y relaciones de activos y pasivos, sin excepción.

Básicamente, la “familia militar” se caracteriza por pertenecer mayoritariamente a la clase media, por poseer acendrados valores patrios, por ser respetuosa de la autoridad, las leyes y el orden, por su comprensión del sentido del deber, como también por la sobriedad con la que se desenvuelve dentro de su entorno social. Los integrantes de esta “familia militar” son fieles representantes de una de las características más relevantes de la idiosincracia chilena: su reconocida paciencia ante el abuso, junto con su capacidad de reacción cuando éste llega a saturarla. Esta característica paciencia es ─como ocurre normalmente─ confundida con una debilidad inexistente, lo que llega a generar desagradables sorpresas en quienes superan su límite de aguante.

La “familia militar” es ─por principio─ republicana y nacionalista, siendo por tanto claramente antagónica con las ideologías políticas de corte internacionalista o anárquicas, como el marxismo y sus distintos derivados, incluso aquellos que se encubren bajo una piel de oveja o discretos mantos religiosos. Es debido a ello que generalmente se acostumbra a identificar a este segmento como cercano a la derecha política, pese a ser normalmente ajeno a la contingencia propiamente tal.
Tradicionalmente, los políticos de derecha dan por seguro que los votos de este sector serán cosechados por ellos, ya que les parece imposible que la familia militar llegue a inclinarse por los representantes de la izquierda. Sin embargo, los hechos vividos en los últimos años han abierto una extraña posibilidad: el que su intención de voto pueda cargarse hacia alguno de quienes hasta ayer fueron sus enemigos irreconciliables, aún habiendo impulsado una persecución despiadada en su contra.

¿Qué podría hacer cambiar tanto los sentimientos de este grupo social como para que llegase a votar por sus antiguos enemigos? Sólo la existencia de una fuerza negativa y destructiva que ─proveniente del sector al que han adherido por años─ les demuestre que es preferible lidiar con un enemigo franco y directo, con el cual es posible negociar, antes que con un supuesto amigo que al menor descuido les vuelve la espalda o les clava el puñal de la traición.

Por desgracia, las cúpulas gobernantes parecieran empeñarse en alejar a la familia militar de su lado, al agredirla con actos de una torpeza increíble, entre los que se puede mencionar, entre otros, a los siguientes:

- La traición suprema del ex – candidato hacia el mundo militar en retiro y sus familias, al dejar de cumplir la promesa efectuada durante la campaña de poner fin a la discriminación jurídico-procesal que afecta a los ex – uniformados en la causas de DD.HH..
- El injustificado incremento de las medidas de humillación a la familia militar, al imponer la obligación a los presos militares de concurrir a las instalaciones de salud institucionales con las manos esposadas, medida que ni siquiera fuera impuesta por los gobiernos de la Concertación.

- La reiterada negativa a las solicitudes de indulto presentadas por ex – uniformados afectados por enfermedades terminales, sin mediar explicación alguna y superando todo nivel de odiosidad mostrado por los gobiernos anteriores.
- El rechazo sistemático por el gobierno a las propuestas de beneficios carcelarios para ex – uniformados, realizadas con criterios técnicos impecables por la comisión de magistrados encargada de ello.
- La mantención solapada de la campaña difamatoria en contra de las FF.AA. chilenas a través de programas en la televisión oficial y la promoción del Museo de la Memoria y los DD.HH.,esto a cargo de la fundación creada por el presidente y dirigida por su hermana e hija.
- El menosprecio de las tradiciones, usos y costumbres republicanas, demostrado por el Primer Mandatario al pasar revista a las fuerzas de presentación del 21 de Mayo de 2010 con la mano en la frente, en un ridículo intento de imitar el saludo mano en visera de quien porta una gorra militar.
- La falta de respeto del presidente por las normas de seguridad y dignidad correspondiente a su rango, demostrada en el insólito intento de pilotear una aeronave militar para la cual no se encuentra habilitado y en sus porfiados vuelos en helicóptero de precarias capacidades técnicas.
- El desprecio mostrado hacia los valores patrios más sagrados, al suspender el presidente a última hora su asistencia a la Ceremonia de Juramento a la Bandera, sustituyéndola por un vulgar partido de fútbol en país extranjero.
Todas estas demostraciones de corte anti – militarista han sorprendido ingratamente a la familia militar, generando crecientes sentimientos de rechazo hacia el gobernante y su sector, lo que no ha sido aún capitalizado por una izquierda política todavía poco consciente de la enorme oportunidad que le brinda el torpe comportamiento de una derecha que ─inevitablemente ligada a los militares─ se esfuerza en provocar su alejamiento.

La cobarde y desleal actitud de esta derecha gobernante ─por desgracia con escasísimas excepciones─ ha ido forjando en la familia militar una corriente de opinión que plantea que “nunca más” se debe votar por quienes dan por seguro su apoyo y que se han caracterizado por recurrir a los militares cada vez que enfrentan algún riesgo inmanejable, debiendo además gran parte de su capital político a su participación en el Gobierno Militar.

En el ámbito del personal en retiro, se ha formulado recientemente el “Plan Ahora”, en el que se plantea la necesidad de castigar la traición de la derecha política votando masivamente nulo en las próximas elecciones de concejales y previendo extender esta acción a futuras contiendas electorales. Otros, reconociendo que quien más cerca ha estado de poner término a la persecución a los uniformados fue curiosamente el ex – presidente Lagos, han llegado a plantear la conveniencia de acercarse decididamente a la izquierda y negociar con ella la solución del problema.
Se ha dicho reiteradamente que los políticos no quieren aprender de sus errores históricos, pero la indiferencia de la derecha política y la ambigüedad de su líder máximo parecen llevar en ello la delantera, compitiendo mano a mano con una democracia marxisto-cristiana que ─por ser tan ambigua como ellos mismos─ es objeto de inmorales coqueteos para unirla a su proyecto de gobierno. Frente a esto, pareciera preferible pensar en la búsqueda de la solución en el corral de quienes se sabe claramente quienes son y que piensan, avalados por una dolorosa experiencia en derrotas y persecuciones que debiera indicarles lo peligroso que resulta mantener eternamente el conflicto. Es talvez allí donde terminará siendo empujada la familia militar, gracias a la estupidez ciega de quienes no quieren ver ni escuchar, sumidos en su clásica arrogancia.

2 de Agosto de 2011

Patricio Quilhot Palma

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