sábado 3 de septiembre de 2011
Diálogo Con Los Que Hunden a Chile
Se "tomaron" colegios y universidades, destruyeron, saquearon y hasta quemaron establecimientos y nadie hizo nada. Simplemente los dejaron.
Salieron a las calles, destrozaron, saquearon, incendiaron. No hubo un solo procesado. En medio de eso, intentaron paralizar el país, pero afortunadamente el país no los siguió.
Hay profesores, alumnos y padres de familia de las instituciones "tomadas" que quieren que haya clases, pero los usurpadores no lo permiten. Los amenazan y los agreden. La violencia de los que quieren hundir a Chile ha prevalecido.
Esos trasgresores deberían estar tras las rejas, los mayores, o en reformatorios, los menores; pero no, aquí se los recibe en el palacio de gobierno. Es el sagrado "diálogo". ¿Usted atropella las leyes? Entonces tiene derecho a "dialogar" conmigo, porque yo no soy capaz, no me atrevo a aplicarle las leyes. Venga para acá, yo tengo algo que ofrecerle. Usted quiere ganar algo. Venga, yo se lo puedo dar. Total, la plata no es mía.
Y para darles en el gusto hasta se presenta un proyecto de ley que va a terminar con la libertad de enseñanza en el país. ¡Nadie podrá ganarse la vida enseñando a una persona pobre, porque en ese caso el Estado la privará del subsidio educacional que hoy tiene! Se busca así consagrar el monopolio estatal en la educación. ¡Al fin lograrán establecer la soñada ENU, la Escuela Nacional Unificada de la UP, donde se iba a formar al "hombre nuevo" socialista. Pero ahora consagrada por un gobierno que (todavía dicen algunos) es de centroderecha.
Me ha llegado en muchos correos electrónicos la extraordinaria última columna que escribió Felipe Cubillos en "La Segunda" y que cité en mi blog de ayer, declarándose indignado. Él se había propuesto el "Desafío Levantemos Chile" desde el 27/f. Y hoy día, observando lo que acontece en el país, escribió sobre su indignación.
1) Indignación porque se jugó entero para que los niños pudieran volver a clases cuanto antes, después del terremoto, y ahora advierte que los que quieren hundir a Chile hacen lo contrario: impedir las clases.
2) Indignado porque había conseguido recursos para reconstruir escuelas, y ahora ve que los "tomadores" las destruyen y hasta las queman.
3) Indignado porque vio cómo los carabineros consiguieron reducir a los saqueadores que se aprovechaban de la catástrofe y ahora, en cambio, los saqueadores quedan impunes y los perseguidos, exonerados y procesados son los carabineros.
4) Indignado porque se esforzó por formar emprendedores para la educación, que fundaran escuelas y universidades, y ahora se presenta un proyecto para vedarles el ejercicio de esa libertad de emprender.
5) Indignado porque oye al presidente comunista del magisterio proclamar que lo hace todo para mejorar la calidad de la educación, siendo que, al mismo tiempo, se niega a aceptar que los profesores sean evaluados.
6) Indignado porque ve que los actores políticos viven obsesionados por escalar a cualquier costo en las encuestas y se olvidan de luchar por sus convicciones.
Ese verdadero, aunque breve y no intencionado, testamento político de Felipe Cubillos, terminaba con una frase que lo dice todo:
"Soy un convencido de que la derrota de la libertad no se debe a la fuerza de sus enemigos, sino a la debilidad de sus defensores".
El diálogo de La Moneda con los que quieren hundir al país es todo un testimonio de ello.
Publicado por Hermógenes Pérez de Arce en 18:40 13 comentarios
viernes 2 de septiembre de 2011
¿Qué Decir?
Cuando golpea la tragedia lo más apropiado suele ser el silencio respetuoso. La esperanza es lo último que se pierde, pero la posibilidad de la ausencia definitiva de personas valiosas y jóvenes nos tiene a todos angustiados.
La que yo siento más, como chileno, es la perspectiva de la partida de Felipe Cubillos. En una sociedad en la que casi todos, frente a las crisis o los desafíos, se limitan a exclamar "¡hay que hacer algo!" o "¡las autoridades deben tomar cartas en el asunto!", pero no hacen nada o hacen muy poco, Felipe Cubillos dio el ejemplo contrario y, sin decir ninguna de esas cosas, puso manos a la obra para reconstruir después del terremoto y maremoto y para ayudar a los más necesitados.
Donde mejor se materializó esa vocación de entrega fue justamente donde era más querido y donde parece haber hallado su fin, Juan Fernández.
En estos últimos días escribió una de las columnas más lúcidas que, frente al acontecer reciente, se ha publicado en nuestra prensa. En ella, aparecida en el vespertino "La Segunda", expresó su indignación, pero no la de los "indignados" que salen a las calles a vociferar, y bajo el paraguas de los cuales se ha hecho últimamente tanto daño y se ha puesto de manifiesto la falta de autoridad que impera en el país, sino la indignación, ante ese afán destructivo, de una persona que busca soluciones y las pone en práctica, con su esfuerzo y sus recursos, de manera ilimitadamente generosa, y que no da crédito a que se enseñoreen de la nación y reciban tanta acogida en ella los predicadores y ejecutores de todo lo contrario.
¿Cómo no va a ser desolador que se nos vaya alguien así y, en cambio, prevalezcan la odiosidad, el temperamento dañino y la vociferación de los que profesan el enfrentamiento por doctrina y la división entre chilenos como propósito final?
Lamentablemente, no se ha visto ahora último a ningún émulo de Felipe Cubillos en nuestro medio, de modo que, si él va a faltar, no se ve quién pueda reemplazarlo con igual dinamismo, entrega, altruísmo, eficacia y modestia.
En estas semanas, en que hemos visto expresarse lo peor de nuestra nacionalidad, parece casi un castigo divino el designio que hace desaparecer al exponente por excelencia de lo mejor que ella tiene.
Publicado por Hermógenes Pérez de Arce
viernes, 9 de septiembre de 2011
DEL BLOGS DE HERMÓGENES
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