• Carta de un Prisionero Político Militar desde el Penal de
Punta Peuco
Han transcurrido ya, 38 años de aquel 11 de Septiembre
de 1973.
Quienes tomaron la decisión de intervenir y dieron las
órdenes para que las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile
actuaran, cumpliendo el mandato popular que exigía esta
intervención, ya han dejado de existir, han abandonado este
mundo terrenal.
Quedamos sólo un puñado de soldados, más de medio
centenar confinados en las cárceles de “Cordillera” y “Punta
Peuco”, todos en la tercera edad y en precarias condiciones de
salud.
Los soldados conscriptos de la época, que eran los más
jóvenes, están ya cercanos a los 60 años. Pese a estas
condiciones, en que no somos peligro para nadie, en que no
tenemos a quien mandar ni a quien obedecer, aún se nos acusa
de tener gente secuestrada, y seguimos desfilando en
tribunales, en procesos interminables patrocinados por parte
del propio gobierno, eternizando la venganza y el revanchismo,
y manteniendo aún pendiente el reencuentro de la civilidad con
sus Fuerzas Armadas y de Orden.
Conmemoramos recientemente, 200 años de vida
Republicana, de un Chile que nació junto a su Ejército y que ha
necesitado de sus Fuerzas Armadas para sostenerse, y pese a
las expectativas que nos habíamos hecho, nos dejaron
abandonados a nuestra suerte, postergados y olvidados,
incluso, por quienes estuvieron con nosotros en la misma
vereda.
Mantengo los principios que me enseñó el Ejército y
nunca dejaré de defenderlos porque en el mundo que vivimos,
el único lugar que queda para ser idealista y para ser leal, es en
las Fuerzas Armadas... por lo menos las que yo conocí. Algo
valgo porque nunca dejaré de luchar, no me haré cómplice para
destruir al Ejército y jamás seré traidor.
Pareciera que a los chilenos les gusta el derrumbe y
nunca sacan provecho ni escarmiento de los desastres: en 21
años se ha malogrado un bello destino, defraudando las
esperanzas de mucha gente.
Aquí se está ejecutando una venganza anacrónica e
injusta, patrocinada por quienes intentaron ayer imponer
milicias populares, y hoy los vemos en un pobrerío adocenado
y rendidos de rodillas por las migajas llamadas
transformaciones educacionales, culturales, sociales,
ecológicas, pidiendo cambios de Ministros de Estado,
modificaciones a la Constitución Política de la República y se
me olvidaba también considerar, algo muy importante, lo
relativo a los “alimentos transgénicos”.
Siguen sometiendo y reduciendo a servidumbre a los
cándidos e ingenuos de siempre, que salen a protestar sin
tener idea por qué lo hacen.
La izquierda continuará intentando destruir la integridad
familiar, sustituyendo los valores por antivalores,
esclavizándonos sin darnos cuenta en la educación, en la
cultura, en la decencia, en la moral que cotidianamente
devastan y de la que pretenden que el actual gobierno se haga
parte.
A fuerza de conceder derechos a todo el mundo, el
pluralismo y el relativismo están matando irredargüiblemente la
libertad.
Es en este contexto en el que estamos insertos, en medio de
nuestros tropiezos y dificultades, cuando ejercen sobre
nosotros un revanchismo que se prolonga por 38 años, y el
evocar un 11 de Septiembre, debe ser nuestro mayor estímulo
para salir adelante y no dejar que terceros, muchos de ellos
que ni siquiera habían nacido en 1973, sean los que escriban la
historia oficial de lo ocurrido en el país.
La gratitud por la obra del gobierno de las Fuerzas Armadas y
de Orden, no se dará de manera inmediata, pero debemos
ayudar con nuestro ejemplo y memoria para que se escriba la
historia verdadera. La historia de los hombres se juzga por lo
que hicieron y no por lo que prometieron. Esa es la diferencia
que ha habido entre uniformados y políticos.
Es irrefutable que el Ejército, la más antigua de las ramas
de la Defensa Nacional, junto a la Armada de Chile, la Fuerza
Aérea y Carabineros, han tenido los roles protagónicos más
importantes en nuestra historia y ya se empieza a evocar con
nostalgia, épocas de orden, de limpieza, de seguridad familiar,
sin delincuentes, sin drogadicción, con índices de crecimiento
y desempleo que en 21 años de gobiernos políticos no han
podido homologar.
Difícilmente estos gobiernos democráticos tendrían un 44% de
apoyo ciudadano después de 17 años de gobierno.
Es decepcionante verificar un estremecedor silencio de
los que se decían nuestros aliados. Por dividendos políticos
carroñeros, estiman que es mejor estar lejos de nosotros, que
es comprometedor visitarnos y es más rentable sacudirse el
tema. En estos tiempos que tanto se miente y se ataca al
mundo militar, me reconforta plenamente decirles que soy
pinochetista.
La victoria de un 11 de Septiembre, a no dudarlo, es una
fecha que divide y el que grite más alto no logrará imponer sus
argumentos; pero tengamos siempre presente que ante el
peligro nacional, el país siempre se agrupará junto a sus
FF.AA. y de Orden, esas FF.AA. que verdaderamente son las
que abrieron las Alamedas por las que hoy transitan los
políticos.
Esas FF.AA. pavimentaron e hicieron posible que
llegaran a los cargos que hoy ostentan, y la libertad y la
democracia de la cual éstos se vanaglorian, fueron rescatadas
en la mañana de un 11 de Septiembre de hace treinta y ocho
años. Es el legado que se le entregó a la Concertación,
después de 17 años de esfuerzo y sacrificio.
Como todos mis días, ya está bastante avanzada la noche
cuando hilvano estas líneas. Sé que con muchos chilenos, es
muy difícil compartir íntegramente el contenido de lo que
expreso. Cuánto me gustaría conseguirlo, echar a volar la
imaginación, esa imaginación que es nuestro primer privilegio,
inexplicable como el azar que la provoca.
En alguna parte entre el azar y el misterio, se desliza la
imaginación, que es la única libertad total del hombre. En
nuestras veredas opuestas, cuesta ponerse de acuerdo y sin
embargo a veces lo conseguimos, se dan coincidencias y en
más de una ocasión son similares nuestras conclusiones.
“No se puede ganar una guerra, como tampoco se puede
ganar un terremoto”. Hay tragedias actuales que nos
conmueven y que nos unen y que debieran hacernos pensar
por qué ocurren, en el momento que suceden y la lección que
nos dejan.
En el tema pendiente de los DD.HH., podemos deducir de
lo sucedido un 11 de Septiembre de 1973, que sólo las madres
de los soldados y civiles caídos, pueden ser verdaderos jueces
de lo acontecido. Ni siquiera los que estuvimos heridos somos
dueños de la verdad.
Aún, en nuestro país, estamos en términos que son
antinómicos, que se excluyen mutuamente y con una
consecuencia muy sencilla: Creer y no creer son la misma
cosa.
Somos pobres mortales, para los cuales, a estas alturas, no
contamos ni en el espacio, ni en el tiempo. A veces llegamos a
creer que Dios se ocupa poco de nosotros, pero me resigno y
sigo aceptando necesariamente lo inexplicable, a pesar de
saber muy bien que en este lugar hay una bruma superior que
nos cubre.
En la intervención de una divinidad organizadora, cuya acción
me parece más misteriosa que el misterio, no me queda sino
vivir en una cierta tiniebla que asumo, pero de la que tengo
certeza saldremos y ni siquiera por nuestros méritos o las
diligencias que podamos implementar.
El regreso a nuestros hogares no provendrá de una ecuación
matemática, ni por acción de la ciencia judicial, ni siquiera por
la tecnología política; es mi modesta opinión.
Creo que estoy transcurriendo por un período, quizá
presuntuoso, superficial, en que le doy más importancia a los
sueños, a la suerte, al azar, a la risa, al humor, a mis
sentimientos, a mis permanentes contradicciones, a mi fe y
sinceramente, todas estas cosas, me son más preciosas y
relevantes.
Mi forma de ver la vida, mi porfiada manera de pensar, está
siempre presente y, seguramente, me sostendrá en su
inocencia inatacable hasta el fin de mis días.
En este 11 de Septiembre, más triste que feliz para
quienes estamos privados de libertad, sólo nos queda el poder
enviar un abrazo fraterno, un saludo para mis camaradas de
armas, para mis amigos verdaderos, también para los otros, e
incluso incluyo a mis detractores y hasta a mis enemigos.
Vivimos momentos en que la Patria nos está tratando mal
y estamos refugiados en el único alero del que pende el
sentimiento emocional de un preso: su familia, la añoranza sin
límites de su casa y de los suyos. Cuan orgulloso me siento de
ellos.
Hoy en la ceremonia de conmemoración del 11 de
Septiembre, estuvo presente mi esposa, mis hijos, y todos
ellos tuvieron una participación relevante en dicha ceremonia.
Ello me reafirma en la fe, me hace dejar a un lado mi
arrogancia, mi soberbia, salir del decaimiento, tener tranquila
mi alma, y creer que con la ayuda de esa mano Divina invisible
que todo lo equilibra, que todo lo ve, que todo lo juzga, que
todo lo comprende, que todo lo perdona, que siempre de
manera inesperada nos deja su huella, esa es la fuerza que
alimenta nuestro espíritu y nos hace mantener viva la
esperanza.
En este 11 de Septiembre, con profundo afecto he querido
saludarles, pedirles fe, unidad, reencuentro, perdón y mucha
fuerza en el tramo corto… o largo, que nos quede.
¡Amo a Dios, a mi Patria, a mi familia, aunque a veces la vida me
trate injustamente!
¡Viva el 11 de Septiembre!
¡Viva el Capitán General, don Augusto Pinochet Ugarte!
¡Viva el Almirante José Toribio Merino Castro!
¡Viva el General Gustavo Leigh Guzmán!
¡Viva el General César Mendoza Durán!
¡Viva nuestra Segunda Independencia Nacional!
¡Viva Chile!
)
Cárcel de Punta Peuco, 11 de Septiembre de 2011.
Escribe don Alvaro Corbalán Castilla, teniente coronel de
Ejército ®
jueves, 15 de septiembre de 2011
A MIS AMIGOS EN ESTE 11 DE SEPTIEMBRE
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1 comentario:
SOLDADOS LEALES A CHILE, HOMBRES DE HONOR QUE AMAN SU PATRIA MAS QUE A SU VIDA:
TCRL. (R) ALVARO CORVALAN,tus sentimientos de amor a tu PATRIA son tan inmensas que aun en la injusticia de la justicia chilena, tienes tus valores y principios de los soldados CHILENOS del 73 ESTAN INCOLUMEN, los PRESOS POLITICOS DE LAS FF.AA. Y DE ORDEN irradian un aire de bravura en las nuevas generaciones que algun dia tendran que defender esta tierra que con tanto sacrificio se mantiene LIBRE Y DEMOCRATICA gracias a soldados como tu persona y de los otros heroes que estan como PRESOS POLITICOS DE LAS FF.AA. Y DE ORDEN , su temple de soportar la injusticia y permanecer sin estar con su familia despues de haber cumplido una vida al servicio de la patria es valorada por muchos ciudadanos y lo mas IMPORTANTE ser CHILENO de querer a su PATRIA y de no dañarla nunca, ni a sus instituciones y estar en silencio de un CASTIGO INJUSTO que fue planeado por la concertacion izquierdista que manipulo a las personas que deciden quien es culpable o inocente, los SOLDADOS PRESOS POLITICOS DE LAS FF.AA. Y DE ORDEN se les aplico leyes que en la actualidad estan siendo cuestionada por muchos ciudadanos chilenos, quienes son los culpables estan TODOS LIBRES , quienes SON INOCENTES ESTAN PRESOS, muchos paises se dieron cuenta de la injusticia que se estaba cometiendo contra personal militar y hay LEY DE ANMISTIA y en CHILE con un gobierno que salio con los votos de la familia militar no se aplica esta LEY, los motivos los desconosco, si se que las autoridades no reciben a los dirigentes que son sus defensores y aplican la misma LEY de la concertacion contra las FF.AA. y DE ORDEN, el SOLDADO CHILENO DEL 73, NO ES DAÑINO PARA CHILE, la izquierda si lo es, mi estimado camarada ALVARO CORVALAN aun estamos esperando EL ELEGIDO que vendra a poner las cosas en Orden LOS SOLDADOS DEL 73 EN LIBERTAD Y LOS QUE DAÑARON A CHILE EN PRISION.
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