miércoles, 26 de octubre de 2011

El ADN de la Derecha





HERMOGENES PEREZ DE ARCE

Confieso que mi heroísmo patriótico se manifiesta principalmente en decir algunas cosas revolucionarias en nutritivos almuerzos de derechistas especializados en asuntos generales, y en escribir otras en este blog.
Como buen varón chileno, no soy capaz de salir a la calle a enfrentar a los violentistas y reconozco que la señora que salió con un bastón de hockey a golpear a encapuchados que destruían semáforos es más valiente que todos los hombres que conozco, pues no sé de ninguno que haya tenido similar actitud en todos estos meses de destrucción masiva del mobiliario urbano y de propiedades y bienes particulares.
En los últimos almuerzos de derecha a que he asistido he propuesto algo muy concreto: cambiar el ADN de nuestro sector, a vista y paciencia del cual se está destruyendo la democracia, cosa que se va a concretar porque los únicos que pueden salvarla, que son ellos (pues los izquierdistas están haciendo la revolución y los kerenskys de siempre los están encubriendo), se limitan a decir "¡hay que hacer algo!", pero no hacen nada.
En cambio la izquierda bolchevique logra alterar por completo la normalidad ciudadana y arrasar con la legalidad, porque es capaz de emplear la única arma exitosa para conseguir las cosas en Chile: la violencia.
En estos días en que entramos al sexto mes en que las tomas por la fuerza han paralizado la educación y alterado la vida ciudadana, se han ido acentuando los hechos de violencia izquierdista, hasta llevarnos a ver, si bien brevemente, aterrizar en el suelo, tras ser empujada, a la figura del Ministro de Educación en el edificio del Congreso. Éste había sido invadido por extremistas que se apoderaron de él, se pararon con letreros sobre la mesa de reuniones y obligaron a salir a empujones al referido ministro, amparados por el más extremista de todos, el presidente del Senado, Guido Girardi. Con éste gusta de fotografiarse sonriente el Presidente de la República (a pedido de este mismo, según leí en "El Mercurio" durante una gira presidencial al Asia). Les garantizo que ninguna censura contra Girardi va a prosperar, si es que se presenta alguna.
Concomitantemente, la derecha inicia ahora una fuga hacia la izquierda que considero memorable, pues figuras representativas de ella ya han hecho suyas las peticiones principales de los estudiantes amotinados por el comunismo y aliados con los encapuchados impunes. Ya se hacen escasas las páginas de los diarios para contener las entrevistas en que personajes de derecha claman por la reforma tributaria que demandan los dirigentes comunistas.
El papel que han jugado los kerenskys chilenos en todo esto ha sido el habitual, pues los graves desórdenes de esta semana en la Cámara de Diputados los protagonizaron los invitados de los diputados comunistas elegidos gracias a su pacto con los kerenskys, uno de los cuales (Carmona) aliado con Ascencio (DC), insultaron y zamarrearon a los carabineros y a una carabinera convocados por el presidente de la Cámara a restablecer el orden. Por supuesto, contra este sí se ha presentado una censura.
Y no hay la menor esperanza de que el orden sea restablecido, porque leo la declaración del juez de garantía y director de la asociación de magistrados, Patricio Souza, donde explica por qué, de más de mil 700 apresados por desórdenes, no hay ninguno sometido a prisión preventiva, y en ella dice: "Ante grandes volúmenes de personas que pasan detenidas con ocasión de manifestaciones, las herramientas del derecho penal para resolverlo parecen no ser idóneas. EL DERECHO PENAL NO ESTÁ PARA RESOLVER LOS PROBLEMAS DE ÍNDOLE SOCIAL. Ellos deben resolverse en sede política".
¿Les traduzco lo que dijo el juez?: "Los encapuchados tienen razón y yo no los voy a meter presos aunque cometan delitos, porque lo que piden es justo".
Por supuesto, ése no es un juez, es un político, tal como lo eran los jueces en tiempos de los nazis o del leninismo y el stalinismo en la URSS o lo son hoy en Chile quienes condenan a uniformados que combatieron al terrorismo. En Chile la justicia está hoy del lado de la revolución comunista que está teniendo lugar.
Y como en el ADN de la derecha están enquistados el miedo y la consiguiente incapacidad de hacer nada violento, que es lo único que permite conseguir algo en Chile, tenemos una gran fuga derechista hacia las posiciones de los revolucionarios comunistas: subamos los impuestos, terminemos con el lucro en la educación y la libertad de enseñanza, reformemos la Constitución, reemplacemos el binominal. La derecha inició otra fuga.
Y les voy a decir una cosa más: hay una sola idea, pacífica, de protesta y presión de la derecha, que es el Plan Ahora, al que han adherido miles de personas, para anular todos los votos para concejales de derecha y votar sólo por sus candidatos a alcaldes, en protesta por haber, ese sector y su actual gobierno, abandonado a los militares "caídos tras las líneas enemigas" a su suerte en manos de los jueces de izquierda.
Pues bien, en todas las reuniones en que he expuesto esta leve propuesta de presión política, LA MAYORÍA DE LOS DERECHISTAS TAMBIÉN SE OPONE A ELLA. Es decir, todos los que dicen "¡hay que hacer algo!" no están dispuestos ni siquiera a hacer lo mínimo, que es esa protesta cívica de presión contra los propios partidos políticos que han desertado de su misión cívica como partidos de derecha.
Mientras no cambie el ADN de ésta, que la convierta en un sector combativo y que realmente se la juegue por sus propios principios, en lugar de "arrancar hacia el bando opuesto" cada vez que los comunistas pegan un par de gritos, haciendo suyas cada vez más banderas de los adversarios, la situación no tendrá remedio y el país, suficientemente anarquizado y convulsionado, como hoy, va a ir a caer otra vez en la falda de una Michelle Bachelet cada vez más izquierdizada a su vez (a estas alturas debe estarse preguntano "¿por qué no lo hice en mi gobierno? ¿Por temor a estos cobardes?")
Con este ADN, la derecha no llegará a ninguna parte. Simplemente, no es capaz de defender el Estado de Derecho. Y que ni siquiera piense ("don't even think of it", como seguramente le dirían Patricio Navia o Leonardo Farkas), para restablecerlo, en los militares, primero convocados en 1973 y después traicionados en 1990. Juzgados y condenados por los kerenskys e izquierdistas, mientras la derecha "tomaba distancia", no volverán a sacar al país del atolladero. Tan acoquinados están que los encapuchados, días atrás, le rompieron todos los vidrios impunemente al nuevo edificio del Ejército.
Con eso queda dicho todo.

22 de Octubre de 2011.

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