miércoles, 28 de diciembre de 2011

ARGENTINA: Recomposición salarial en las Fuerzas Armadas



Por Jorge Augusto Cardoso para el Informador Público

De nada sirve acumular bienes si la seguridad exterior no se encuentra garantizada. Para eso los países organizados cuentan con Fuerzas Armadas que además, cumplen funciones de apoyo a las decisiones políticas que adopta el estado afianzando su libre albedrío en el concierto de las naciones; contribuyendo también al restablecimiento del orden ante emergencias o desastres naturales, dando apoyo y socorriendo a la población.

Si los argentinos queremos poseer una economía independiente, una política internacional conforme al propio interés, tendríamos que comprender la real importancia del efectivo sostén para el esfuerzo militar en época de paz.

Es natural y comprensible que las naciones, luego de haber conocido los horrores de la guerra, pretendan una eterna paz en el mundo; pero la buena voluntad es una cosa y la realidad objetiva es otra... Las disputas que derivan en algún tipo de agresión se dan en el tiempo independientemente de la voluntad de los pueblos. Por eso más vale encontrarse preparados (fundamentalmente para la disuasión) que no estarlo. Sería una ligereza dejar de lado el famoso “Si vis pacem, para bellum”. Los franceses del año 1940, que no contaban con Fuerzas debidamente alistados a consecuencia de la política imperante en el momento, podrán dar testimonio de ello; agregarán seguramente una cuota de tremendo arrepentimiento.

Parecería que el gobierno considera que la preparación para la defensa es una actividad indeseable y desestima la función correspondiente, con su correlato directo en salarios bajos, determinando la pérdida del prestigio del Oficio de las Armas, con la consecuencia de una creciente disminución de la calidad de los postulantes.

Un Militar posee más obligaciones que los demás ciudadanos; además de las normas que rigen para el conjunto de la sociedad, sus leyes y reglamentos particulares lo constriñen. Cumple distintos tipos de servicios que lo obligan a permanecer en funciones días y semanas en su cuartel o en ejercitaciones sin cobrar horas extras por ello. Su familia y él cambian de lugar de radicación cada tres o cuatro años sin cobrar desarraigo, como es el caso del sector legislativo entre otros. Por ello, su función debería tener como contrapartida, el beneficio de una retribución material que le permita vivir en forma austera pero digna, en actividad y en retiro en el nivel medio de la sociedad.

La degradación salarial comienza en el 83, con el llamado desenganche de la Justicia, y continua aún en el presente, con mayor incidencia negativa para el personal Retirado que sufre además, una diferenciación sustancial del haber con respecto al que se encuentra en actividad, pues se incumple con la Ley Para el Personal Militar, que determina una equiparación de sueldos entre los activos y retirados en función de los años de servicio computados.

Hoy un iniciado en el escalafón de no profesionales en la AFIP cobra $10.000; más que el doble que un Capitán con quince años de servicio, con título universitario; cuya función supera en responsabilidad al de un supervisor del organismo referido, (que gana $24.000), pues tiene bajo su responsabilidad cientos de miles de dólares de material del Estado; que se encuentra preparado para conducir personas hasta el sacrificio extremo, incluido el suyo.

En comparación con camioneros, los empleados de subterráneos y los pertenecientes a la AFIP; los militares, los profesionales de la salud y docentes, entre otras estructuras del Estado se encuentran injustamente discriminadas, diría marginadas.

Ordenar jerárquicamente las estructuras de La Nación y retribuir sus tareas en relación a la preparación académica y específica que estas requieren; a la función que cumplen para el sostenimiento, desarrollo de la sociedad y presencia a nivel internacional, es tarea insoslayable del gobernante, que no puede quedar librada a las contingencias de una política partidaria o de la lucha gremial exclusivamente, más aún cuando la estructura de la Defensa no puede ni debe valerse de esos recursos.

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