jueves, 19 de enero de 2012

¡Qué Mal Están Lavando los Cerebros!





Hermógenes Pérez de Arce
Abogado y columnista
http://blogdehermogenes.blogspot.com

Como es bien sabido, el lavado de cerebros sobre la realidad histórica reciente de Chile consiste en inventar culpas del Gobierno Militar y ocultar las de la Unidad Popular, de tal manera que en la lucha armada iniciada por la izquierda a mediados de los años ‘60, y cuidadosamente preparada entre 1970 y 1973, para tomarse el poder total, y en la cual fue finalmente derrotada por los militares a partir del segundo de dichos años, no aparecieran dos bandos en lucha, sino uno solo, el de los uniformados, pues el otro se debe considerar esfumado y pasar ahora a designarse como el de “las víctimas”.

Uno de los inventos más funambulescos de la DC y la izquierda para estos efectos ha sido “el caso Frei”, fraguado a raíz de la muerte en una operación quirúrgica errónea e infortunada del ex mandatario, en 1982. Se trata de presentarlo como un crimen del Gobierno Militar. Pero todo “el caso Frei” ha sido elaborado sobre la base de patrañas, que una a una han sido descubiertas. Por ejemplo, hace algunos años se anunció que la Univrsidad de Gante, en Bélgica, había comprobado que Frei fue envenenado. La Concertación completa convocó al país a estremecerse. Eduardo Frei, hijo, proclamó que nos encontrábamos “ante el primer magnicidio de la historia de Chile”; la Presidenta Bachelet citó a la prensa nacional e internacional para expresar su consternación; la entonces ministra, Vivianne Blanlot, aportó la mejor “cuña” televisiva: “¡el horror no termina!”

Pero el vespertino “La Segunda” hizo entonces algo muy desusado en la prensa chilena: investigó en la fuente de la noticia, la Univrsidad de Gante, y allá le contestaron que nadie, ningún laboratorio, en ella, había examinado los restos de Frei

Después aparecieron y estremecieron al país unas doctorcitas que trabajaban a las órdenes de Jorge Frei en la municipalidad de Maipú, y acreditaron que habían encontrado veneno en los restos del ex Presidente. Una de ellas fue categórica: “Lo mataron”. Fue la “cuña” favorita de los medios en ese momento. Las doctorcitas decían que informes norteamericanos confirmaban esa tesis. Pero entonces dos médicos investigadores chilenos, Fernando Orrego y Enrique París, examinaron los informes norteamericanos y públicamente dijeron que no había en ellos evidencia de envenenamiento y que el nivel tóxico encontrado en las muestras era menor que el de cualquier persona normal.

Bueno, el caso que remeció al país quedó de nuevo paralizado. Las dos doctorcitas, entretanto, fueron excluidas de los tanatólogos que valida el Instituto de Salud Pública; y el juez Madrid, a cargo del proceso, y que en esa coyuntura hiciera acusaciones acusatorias bombásticas contra el Gobierno Militar (como las que nunca debe hacer un juez, menos durante un sumario) ha pasado otros tres años con el expediente en sus manos. Hasta que ayer “La Segunda”, con titular de primera página, remeció de nuevo al país con otra pieza que obtuvo del expediente: “Caso Frei: revelan red de escuchas telefónicas de CNI”. El diario decía informar sobre la base de evidencias contenidas en el proceso. Es decir, con sólo leer el titular, “los cerebros a lavar” no podían sino concluir que la CNI tenía una red de escuchas para monitorear el envenenamiento de Frei tras su operación. Pero si usted llegó, como lo hice yo, a la página 8 de “La Segunda” de ayer y la leyó completa, y luego la 10, habrá comprobado que nada de lo que se dice ahí tiene la menor relación con “el caso Frei”. Sólo revela que en un local de la CNI (y antes de la DINA) de la calle República, funcionó una consola telefónica de la Compañía de Teléfonos de Chile para oír conversaciones de 4.025 suscriptores, desde 1974 en adelante, conversaciones que transcribían 30 secretarias. Una de ellas, Armanda Zunilda de las Mercedes Robles Zúñiga, revela que entre los teléfonos escuchados estaban los de la Vicaría de la Solidaridad, del padre Raúl Hasbún y de la funcionaria de aquella, Carmen Garretón, y añade: “Desde el año 1977 se realizaban escuchas telefónicas a Eduardo Frei Montalva y existían personas al interior del partido democrataristiano que recibían pagos por parte de la DINA por la información”. Interesante, salvo que en 1977 dejó de existir la DINA y fue reemplazada por la CNI. Pero nada qué ver con la operación a Frei de 1982.

Y poco antes, en el mismo proceso, el teniente coronel (r) Juan Sebastián Vizcaya aparece declarando que él ponía las transcripciones en un sobre cerrado y se las derivaba al funcionario Luis Vargas Vargas, de la Compañía de Teléfonos, que podría haber aclarado si entre los nombres de los titulares de teléfonos intervenidos estaba Frei Montalva, pero Vargas no pudo aclararlo, pues, nos dice “La Segunda” escuetamente, “se murió”.

Y eso sería todo. Es decir, NADA. Ni una sola vinculación con la intervvención quirúrgica en que perdió la vida el ex Presidente Frei en enero de 1982. Pero no importa. La cosa es mantener el tema vigente. Lo mismo, si bien peor hecho, que procuró TVN con la teleserie sobre la comitiva del general Arellano de octubre de 1973 y que me mantuvo hasta las dos de la madrugada del sábado esperando que después dieran la Vuelta Ciclística, que finalmente no dio, como lo informé al país ayer.

¡Qué mal se está haciendo el lavado de cerebros chilenos últimamente! Tal vez el Presidente Piñera debería anunciar alguna nueva Superintendencia o Subsecretaría del Lavado Cerebral, para que esta esencial tarea nacional de los últimos veintidós años se hiciera con más prolijidad y eficacia.


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