miércoles, 4 de abril de 2012

ARGENTINA: Vigilia por Repsol-YPF




abril 3, 2012
By Guillermo Cherashny

Una definición que marcará el rumbo del gobierno.

Finalmente no se concretaron las versiones que indicaban que ayer la Presidente iba a anunciar la intención oficial de apropiarse de Repsol-YPF. Para avanzar en el sentido del procedimiento llamado take-over hostil, el gobierno necesitaría que el grupo Petersen, Antonio Brufau o ambos, estuvieran dispuestos a vender total o parcialmente sus participaciones accionarias, abriendo así la puerta para que el Estado compre. Con miras a este resultado es que continúa el quite de áreas y la decisión del gobierno de Chubut de dejar a YPF sin ninguna concesión, que precipitó ayer en Wall Street una caída de acciones del 15,49%.

Pero en tanto esto no ocurra, el único camino para la Casa Rosada es una ley de expropiación, con seguras consecuencias escandalosas en los mercados y la política internacional. En este tema se mezclan los intereses con las necesidades mediáticas, porque el gobierno no sabe bien qué hacer, pero sí sabe que necesita un culpable por los 12.000 o 14.000 millones de dólares que tendrá que importar en combustibles y no está dispuesto, como es obvio, a culparse a sí mismo.

El círculo se cierra

El año pasado, las importaciones de combustibles llegaron a U$S 9.200 millones y algunas fuentes señalan que en este primer semestre ya habría contrataciones por 7.000 millones. Un procedimiento para reducir esta gravosa cuenta podría haber consistido en extender la eliminación de los subsidios a los servicios de agua, luz y gas a toda la capital y el conurbano. Por ejemplo, con aumentos del 350% promedio, la población se habría obligado a racionar el uso de la luz y el gas. Pero esto se hubiera traducido en una mortífera pérdida de votos que podría asegurar la derrota oficial en las elecciones del año que viene. Así que las decisiones cambiaron de rumbo y se orientaron a descartar la denominada sintonía fina. De este modo, la inmensa mayoría a los que no se les eliminaría el subsidio va a seguir derrochando energía como se viene haciendo hace años. Pero el miedo a la bronca popular pudo más que la racionalidad económica y se optó entonces por reformar la Carta Orgánica del BCRA. La fórmula elegida fue entonces darle a la maquinita para no eliminar subsidios. En definitiva, todo indica que este gobierno nunca va a eliminar los subsidios en la Capital Federal y que se limitará a lo que ya hizo, quitarselos a los sectores de alto poder adquisitivo, que no llegan ni al 10% del total. Algo parecido parece que va a pasar con los subsidios al transporte, salvo con los servicios que le puedan tirar por la cabeza a Mauricio Macri. Aun de este modo, los problemas son graves, porque Hugo Moyano es ahora el enemigo número 1 del gobierno y no acepta menos del 25% de aumento. La única buena noticia para el oficialismo es que la soja ya está en 520 dólares, pero todo indica que subió de precio cuando la USDA, el organismo norteamericano que estima las cosechas, evaluó las sequías de Argentina, Brasil y Paraguay. O sea que habrá más precio pero menos cantidad de soja que el año pasado. Con este panorama, al gobierno sólo le queda reforzar el método patentado por Moreno, es decir, parar buena parte de las importaciones, permitiendo como excepciones las que a la presidente le parezca un disparate prohibir, como la importación de libros. Este tema dejó muy mal parado al progresismo oficial y motivó un episodio infrecuente, que CFK retara a su supersecretario de comercio, que habitualmente sólo recibe elogios de su jefa. La metodología morenista tiene el punto positivo de acumular un colchón de dólares para el superávit comercial. Pero aun así, de continuar las cosas al ritmo de febrero y marzo, la economía será recesiva todo el año aunque la emisión de billetes sea descontrolada. O sea, un zafarrancho en medio de una incipiente recesión, que puede derivar en estanflación pero nunca en hiperinflación. Hay que considerar que la estanflación, en tanto Hugo Moyano sea el principal opositor, puede llevar al gobierno a un punto sin retorno. Cristina aseguró que nunca hará un ajuste. Por el camino que va, puede no quedarle otro camino que ajustar y devaluar. Antes de llegar a eso, hasta podría llegar a evaluar la hipótesis de abandonar el poder.



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