viernes, 2 de noviembre de 2012

DEL BLOG DE HERMÓGENES





Jueves, 1 de noviembre de 2012

Las Mujeres de Providencia
Cuando el 4 de septiembre de 1970 Salvador Allende iba ganando por pocos votos a Jorge Alessandri, aparecían en la TV personeros de derecha afirmando que todavía faltaba contabilizar los votos de "las mujeres de Providencia", que se demoraban un poco más en hacer sus escrutinios que los hombres, a cambio de lo cual siempre le daban un tremendo espaldarazo electoral a la derecha. Pero sus votos esa vez no alcanzaron y Allende finalmente sumó 39 mil más que Alessandri, poniendo así la primera piedra para que en igual mes de 1973 asumiera el mejor gobierno chileno del siglo XX, que transformó a Chile en un país mucho mejor. Nadie puede desconocerle ese mérito no buscado a Salvador Allende.

Entonces todas las encuestas anticipaban el triunfo de Alessandri, pero tampoco entonces podían anticipar que muchos y muchas derechistas no irían a votar, costumbre que han mantenido estoicamente a través de los años. Por otra parte, la derecha no pudo esa vez tener un apoderado en cada mesa receptora de sufragios, cosa que, habiendo existido un pacto secreto entre Allende y Tomic, permite suponer ahora que en no pocos locales pueden haberse repartido equitativa e impunemente entre ambos los sufragios de Alessandri. Yo siempre he sospechado que, en la verdad de los hechos, Alessandri obtuvo más votos que Allende en 1970, pero nunca lo podré probar.

Claro, lo hecho, hecho está. Y ahora ¿quién iba a pensar que el 28 de octubre último "las mujeres de Providencia" nos iban a defraudar una vez más e iban a contribuir a derribar el último baluarte de ese gran gobierno, el Militar, representativo como el que más de la buena gestión, el retorno a una democracia estable y el sentido de autoridad?

¡Hélas! Ahora tomarse los colegios está bien y desalojarlos está mal; asesinar a mansalva a cinco militares y dejar gravemente heridos a once está bien y te permiten elegirte concejal (César Bunster), porque para algo está la prescripción; pero combatir a los terroristas devolviéndoles el fuego está mal y te significa cadena perpetua, y para quien lo haya hecho no vale la prescripción; publicar un libro sobre la masacre de Achupallas ("Operación Siglo XX") está bien, es elogiado por la crítica, y Michelle te convida a La Moneda para fotografiarse sonriendo junto a ti, pero hacer lo mismo describiendo la lucha antiterrorista y las prevaricaciones de los jueces (biografía de Krassnoff) está mal, te funan, te golpean, semidestruyen el local y te significa perder la reelección por haberlo facilitado; haber arruinado el país, al extremo de que quedaba "harina para pocos días más", está bien y te hace ser elegido "el más grande chileno de todos los tiempos", pero haberlo convertido, a partir de lo anterior, en "la joya más valiosa de la corona latinoamericana" (Bill Clinton, Santiago, 1991) está mal y debe ser perseguido judicialmente, aunque sea contra toda ley; y, además, mantenerse fiel al régimen que lo logró te significa perder la reelección.

¡Mujeres de Providencia, otra vez nos han vuelto a defraudar!
Publicado por Hermógenes Pérez de Arce en 14:35 46


Miércoles, 31 de octubre de 2012

El Peso Electoral de la Rabia

Ya parece probado que la mayor parte del aumento de la abstención corrió por cuenta de la derecha. Un estudio de "La Tercera" acreditó, por ejemplo, que el porcentaje de pérdida electoral de la UDI fue más del doble que el del Partido Socialista, a raíz de la introducción del voto voluntario. Por eso en la Concertación han dejado de hablar de restablecer el sufragio obligatorio, pese a ser éste el que más se aviene con su ideario, esencialmente restrictivo de las libertades personales.

¿Y por qué menos izquierdistas que derechistas se abstuvieron? Por la diferencia de motivación. Porque, como he dicho en blogs anteriores, la izquierda sigue anclada al Gobierno Militar, pero por rabia. El domingo, decenas de izquierditas se arrodillaron a pleno sol en el Estadio Nacional, con las manos sobre la cabeza, en la actitud de guerrilleros rendidos y hechos prisioneros, a punto de ser ejecutados. ¿Qué tiene que ver eso con la actualidad? Nada. Es que están "anclados"; ellos ahora recuerdan a supuestas "víctimas". Pero, para los que conocemos la historia, eso fue un recordatorio de cuando la izquierda organizó la revolución y, estando a punto de dar el zarpazo a nuestra democracia, los militares (a pedido de la mayoría democrática) los derrotaron. Entonces, en los primeros tiempos, llevaron a los presos subversivos al Estadio Nacional. Operó la autodefensa de la sociedad. Pero se ha reescrito la historia.

Sea como fuere, resultó notorio el domingo que la izquierda se desplazó en masa a votar contra Labbé, por ejemplo, precisamente por la rabia que todavía le provoca su derrota armada. Y la derecha no fue a votar a favor de Labbé, supongo que por comodidad, por tener el cerebro lavado, por estar "arrepentida" o por todas las razones anteriores.

El ideario de la izquierda siempre se ha fundado en la pugna de clases, pero acá eso tiene una connotación especial y reforzada: el enemigo sigue siendo el Gobierno Militar. Porque, primero, ese gobierno derrotó a la izquierda en el terreno propio de ella, el de la lucha armada; segundo, porque también la derrotó en el campo de la ideología: reemplazó al socialismo imperante por un sistema de libertades; y, tercero, porque el cambio fue tan exitoso que el resto del mundo no sólo lo admiró, sino que lo imitó. ¿Puede algo enrabiar más a la izquierda que todo eso? Ella no soporta que Pinochet haya sido seminal en el restablecimiento cabal, en sucesivos países, de la economía de mercado y los principios de la sociedad libre. Algunos podrán decir que fueron Hayek y Friedman los inspiradores, pero ninguno de ambos puso en vigor sus principios en el seno de un país concreto; en cambio, Pinochet sí lo hizo.

Y si ya eso era suficiente para enrabiar a la izquierda y movilizarla a las urnas a execrar su memoria y su legado, se añadió a lo anterior el hecho de que, llegados los propios socialistas al poder después de 1990, simplemente no pudieron desmontar el modelo, aun queriendo hacerlo. Sabían que cuando algo funciona no hay que cambiarlo. Y tuvieron que limitarse a echarlo a perder un poco. Eso les dio más rabia aún.

¿Cómo manifestarla? Yendo a votar el domingo, con sufragio voluntario y todo, contra lo más representativo de su vencedor. Vimos la rabia expresada en los recintos de votación, cuando Labbé llegó a sufragar. La vimos en el cómputo de votos de Sabat en Ñuñoa, donde cada vez que el vocal voceaba su nombre, alguien lanzaba una injuria contra el alcalde, aunque debiera repetirla centenares de veces. El odio moviliza a la gente como nada.

Juan Pablo II decía que "el amor es más fuerte". En otras partes, tal vez; pero en Chile lo vence el odio.
Publicado por Hermógenes Pérez de Arce

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