lunes, 17 de diciembre de 2012

"Chile y Perú no tienen otra opción que acatar el fallo".






"Chile y Perú no tienen otra opción que acatar el fallo. La corte no debería dictar sentencias aberrantes"

El ex ministro de Relaciones Exteriores realiza un balance final de la fase oral del juicio en La Haya. "Se ha confirmado la recta confianza en la posición chilena que tiene la gran mayoría de la población", dice con satisfacción. Pero advierte que "nada es más inequitativo que quitarle soberanía a un país, y sin base jurídica, cuando existe un acuerdo sobre límites con los vecinos".

Mariela Herrera Muzio
El Mercurio

Ya finalizada la fase oral del juicio de Perú y Chile en La Haya, el ex canciller Hernán Felipe Errázuriz entrega su balance final del proceso. Y lo hace con tranquilidad tras seguir día a día los alegatos de las partes.

"Chile tuvo la última palabra. Es la ventaja de los demandados que debe haber dejado consternados a los peruanos frente a los concluyentes alegatos chilenos que llegaron a la culminación en la audiencia final de cierre de los orales. Pero la última palabra la tienen los jueces, no caben antes los triunfalismos".

-¿Por qué es una ventaja?

-Dio la oportunidad de revertir conceptos que los litigantes peruanos se habían intentado apropiar para descalificarnos como anacrónicos e inequitativos. Demostramos nuestro apego al derecho y a la equidad y nuestra contribución al nuevo derecho del mar. Permitió a los juristas que nos representaron marcar las contradicciones de la última presentación peruana y remarcar sus faltas de fundamentos para desconocer el límite convenido. Resultaron arrolladoras las once presentaciones chilenas en las cinco horas de la audiencia de término. Y lo más importante: quedó nítida y coherentemente probado que el límite marítimo con Perú ha sido fijado por acuerdo entre las partes y debidamente materializado a través del paralelo por el que atraviesa el Hito N° 1.

-Por lo tanto, su balance final de la fase oral es positivo.

-Muy positivo: permite a la Corte rechazar en todas sus partes las pretensiones peruanas de nueva delimitación y sobre cualquier zona marítima que se extienda al paralelo que fija la frontera de mar. El resultado confirma la recta confianza en la posición chilena que tiene la gran mayoría de la población y la que yo he tenido siempre en esta causa. Tanto el contenido de nuestra defensa como en la forma de presentarla fueron magníficos. Perú tuvo que terminar reconociendo, aunque con restricciones, que el Tratado de 1952 era un acuerdo obligatorio. La Corte debe ahora interpretar sus alcances y nos favorecen las normas de interpretación de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados. Respecto al Hito N° 1, el agente de Perú recurrió a argumentos que en estrados son inconducentes. Quedó claro que la sustitución de ese hito es invento que forma parte del montaje de la demanda peruana.

-¿Qué cambios vio en la estrategia de Perú?

-Tengo la impresión de que una vez que se le desmoronó a Perú su posición de desconocer la validez de los convenios de 1952 y 1954, se esforzaron y concentraron en lo que se llama la petición alternativa sobre su aspiración a alta mar, el triángulo exterior, una porción de zona marítima contigua a la nuestra y al sur del paralelo que nos separa. Si la Corte desconociera la condición de alta mar de ese territorio, permitiría a Perú apropiarse de recursos marinos en perjuicio de las flotas chilenas. Nuestra defensa ha demostrado que una decisión semejante atenta contra el derecho internacional.

-Si bien reconocieron que en el 52 sí hubo un tratado, dijeron que no tenía carácter limítrofe. ¿Qué peso cree que tendrá esto para el fallo?

-Es un principio de reconocimiento. No hay que cantar victoria, porque si hubieran reconocido que además tenía efectos limítrofes, no habría necesidad de dictar sentencia porque habría sido el reconocimiento ante una corte de que el límite estaba totalmente fijado. Es el último recurso que le quedaba, el reconocimiento parcial. La posición peruana de negación total se volvió insostenible. El reconocimiento restringido me pareció como el manotazo del náufrago.

-En más de una ocasión el abogado Alain Pellet se puso en el supuesto de que la Declaración del 52 fijaba el límite marítimo a lo largo del paralelo. ¿Se puede pensar que desistieron de su aspiración inicial?

-No, no han desistido, y han sido muy claros en que mantienen su demanda en sus dos peticiones a la Corte: que se delimite conforme a la equidistancia y por lo tanto no se reconozca el paralelo, y segundo, la aspiración de soberanía sobre el triángulo exterior.

-¿Cómo se explica el cambio de Perú de una semana a otra?

-No me lo explico. Algunos lo explican para no perder toda la credibilidad necesaria y lograr las otras dos aspiraciones; esto es, el cambio desde el Hito N° 1 al punto 266 y el triángulo exterior. Algunos dan esa interpretación.

-¿Y podrían estar bucando un "premio de consuelo"?

-Aquí no hay consuelo para nadie. Las pretensiones de las dos partes son antagónicas. No, no hay un punto de conciliación.

-Esta semana la postura peruana se basó mucho en Ecuador. ¿Por qué cree que fue así?

-Eso es nuevo, posterior a la demanda. En los alegatos hubo dos cambios de significación: el reconocimiento del Tratado del 52 como tal y la inclusión y justificación del ar- tículo 4 del Tratado del 52 que ellos lo restringieron única y exclusivamente para las Galápagos. En el ánimo de restringir la aplicación y desconocer todo efecto delimitatorio del Tratado del 52 se refugiaron en las Galápagos, que no las habían mencionado hasta ahora. Pero lo que les sucedió a ellos fue contraproducente porque al final, al reconocer el efecto de la Declaración de Santiago para las Galápagos, implícitamente le reconocieron la calidad de tratado porque generaba derechos y obligaciones. Ahí se empezaron a enredar.

-En la primera semana usted esperaba un detallado relato de cómo Perú construyó este caso. ¿Se hizo de buena manera?

-Se hizo, pero desagregado; habría preferido un capítulo especial en los alegatos. Nuestros abogados agregaron un nuevo elemento demostrativo de la fabricación como el cambio de la frontera de Tacna sin hito, un día antes de la presentación de la demanda a La Haya. Antes ya se habían mencionado otras argucias como haber retirado la reserva que tenían respecto del Pacto de Bogotá -que les habría impedido ir a la Corte Internacional de Justicia-; la fabricación del punto 266 y, durante el juicio -lo que llama nuestro abogado Dupuy-, la actitud de Ecuador y darle al intercambio de las notas el carácter de tratados para decir que el Tratado del 52 no había fijado las fronteras. Estas cosas, que son todas burdas, alguien debió haberlas resumido y haber hecho un párrafo en las presentaciones.

-Perú habló de inequidad de los tratados. ¿La Corte puede basarse en ese concepto para fallar?

-Nada más inequitativo que quitarle soberanía a un país, y sin base jurídica, cuando existe un acuerdo sobre límites con los vecinos.

-¿Cómo evalúa la respuesta que Chile dio al juez marroquí, Mohamed Bennouna?

-La defensa chilena se hizo cargo de responderle que en esa época no había acuerdos sobre el mar territorial, que coincidiendo con la descolonización, la independencia de decenas de países principalmente del África y la presión de las grandes potencias por apropiarse de las zonas marítimas y sus flotas, los países se vieron forzados, legítimamente, a defender sus derechos sobre el mar adyacente a sus costas a través de la declaración de las 200 millas que más adelante fueron de aplicación universal. Esas declaraciones y los acuerdos resultantes son perfectamente válidos.

-En los alegatos se dijo que Chile había sido visionario en este tema.

-Chile se adelantó a Perú en esta materia por unos meses con la declaración del 47, que Perú hizo más perfecta al fijar los límites laterales a través del paralelo geográfico.

-El agente chileno Alberto van Klaveren cerró diciendo que cambiar una frontera marítima de más de 50 años sería muy grave, ¿por qué?

-El principio de la estabilidad en las fronteras es un principio básico en el derecho internacional, no sólo por la población afectada. De allí la mención, en el cierre de los alegatos, que Van Klaveren hizo de Arica e Iquique ante la posibilidad de crear incertidumbre y reabrir los límites de diversos continentes.

-Tras esta fase, ¿la Corte puede tomar en cuenta lo que los países hagan de aquí a mediados del próximo año cuando den a conocer su fallo, como gestos inamistosos o declaraciones de distinto tipo?

-Lo desconozco, pero me imagino que un juez estará siempre a favor de aquel que cumpla con la ley y que observe la paz. Y quienes transgreden la ley, crean conflictos artificiales, naturalmente no tienen el favor de la justicia.

-¿Cómo interpreta las manifestaciones de colombianos en las afueras de la Corte?

-El caso de Colombia y Nicaragua no es un precedente para nuestra disputa con Perú porque no existía ningún tratado vigente sobre el mar adyacente entre esos dos países. Creo que los jueces deben asumir que el fallo que dictaron en ese caso no ha sido bien percibido por los colombianos y existe la percepción de que se extralimitaron en la aplicación del derecho siendo creativos y creando incertidumbre en todos aquellos países que respetan la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia. Por algo Colombia se está retirando de la Corte y se está hablando de otros países que están considerando algo semejante.

-¿Por qué el viernes, nuevamente, Chile apeló a la práctica de 50 años de los tratados por Chile, Perú y Ecuador?

-La efectividad es un principio del derecho internacional respetado por las cortes y perfectamente comprobado, y aplicable a este caso cuando han pasado 50 años y Perú lo ha reconocido y observado el límite del paralelo. También surge entonces con el desconocimiento del tema de la buena fe en la presentación de esta demanda.

-¿Vio alguna sorpresa en estas dos semanas?

-En los alegatos no se cayó en aspectos históricos porque en un principio se pensó que así sería, que se recordarían aspectos de la Guerra del Pacífico.

-Perú no cayó en la tentación de presentarse como "víctima".

-En las presentaciones escritas había matices de víctimas y victimarios. Luego, en las orales, las dos partes actuaron con mucha contención. Hubo ironías, pero primó la contención y eso quedó demostrado con los agentes que terminaron prácticamente dándose homenajes recíprocos y la misma Corte los felicita por cómo esto se ha conducido. El tono que pusieron los agentes Wagner y Van Klaveren fue clave para esto, porque si dejan sueltos a los abogados... otro habría sido el tono.

-¿Cómo evalúa el actuar de Chile en todo este proceso?

-Creo que el proceso fue de más a más, cada vez a mejor respecto de Chile. La parte escrita y los alegatos fueron muy buenos, se vio todo muy redondo en el sentido de no permitir que Perú abriera grietas y mantener la sólida posición nacional. En la historia hemos tenido varios juicios internacionales de límites: el caso de Palena, del Beagle y Laguna del Desierto. En este caso hemos tenido a un Presidente involucrado en el proceso, directamente y a través del canciller; una continuidad incluso siendo gobiernos de distinto color político que mantuvo a sus agentes, la incorporación de los comités asesores, de cancilleres de distintos gobiernos, académicos y parlamentarios de distintos partidos políticos, opositores y oficialistas. Incluso la sociedad civil de Chile y Perú se han esforzado por mantener la armonía durante el proceso. Personalmente he ido más de tres veces a Perú en los últimos meses para reunirme con referentes peruanos.

-¿Chile se mantiene en la postura de acatar el fallo?

-Chile es un país que se ha caracterizado siempre por cumplir sus compromisos de todo orden y en los más diversos gobiernos. Chile nunca ha repudiado una deuda incluso en crisis económicas, mientras otros países en América Latina unilateralmente se declaren en cesación de pagos. Chile y Perú no tienen otra opción que acatar el fallo. La corte no debería dictar sentencias aberrantes.

''El tono que pusieron los agentes Wagner y Van Klaveren fue clave para esto, porque si dejan sueltos a los abogados... otro habría sido el tono".

''Resultaron arrolladoras las once presentaciones chilenas en las cinco horas de la audiencia de término".

''Aquí no hay premio de consuelo. Las pretensiones de las dos partes son antagónicas, no hay un punto de conciliación".

''Quedó nítida y coherentemente probado que el límite marítimo con Perú ha sido fijado por acuerdo entre las partes y debidamente materializado a través del paralelo por el que atraviesa el Hito N° 1".



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