miércoles, 3 de abril de 2013

APESTOSA DEMOCRACIA



APESTOSA DEMOCRACIA



Es sorprendente la estupidez que se esconde tras la palabra “democracia”, especialmente en el submundo latinoamericano, porque al parecer en otros confines más cultos del planeta, sí funciona.



Fue impresionante escuchar hoy un ridículo relato de Nicolás Maduro, el comunista mafioso que luego de reconocer con tres meses de atraso la muerte de su predecesor, Hugo Chávez, pretende legitimarse en el trono venezolano al cual se accede a través del sistema electoral más mentiroso de Latinoamérica, el que tratan de copiar otros connotados “mandatarios” latinos, luego de haber modificado a la mala sus constituciones políticas para perpetuarse en el poder.



Así juega la izquierda, con suciedades y mentiras, burlándose del pueblo inocente y embaucando a muchos ilusos.



Hoy en Venezuela comenzó la campaña presidencial, y este oprobioso maletero mal nacido, Nicolás Maduro, comenzó la suya con un discurso transmitido por una red “voluntaria” de todos los medios, principalmente televisivos, en el que curiosamente participaron todos los canales venezolanos. Dijo Maduro entre otras fechorías:



“Hace algunos días visité ésta, la casa natal de nuestro querido y recordado comandante presidente, y sentí que él se me aparecía en forma de ‘pajarito chiquitico’, lo sentí ahí como dándome una bendición y diciéndome: Hoy arranca la batalla, vayan tras la victoria, tienen mis bendiciones”.



Esta estupidez la dijo Maduro en el patio de la casa donde Chávez nació, en Sabaneta, al occidente de Venezuela.



Lamentablemente Venezuela -al igual que Chile-, tiene un porcentaje importante de gente ignorante, dura la palabra, pero las cosas hay que decirlas por su nombre. Esa gente en su mediocridad terminará creyendo que la idiotez expresada por Maduro es cierta, y se entregará como cordero al degolladero, y sufragará por esa bestia comunista, la que como es de esperar, no hará nada por solucionar los verdaderos problemas del país.



En Chile no estamos lejos de eso, hace pocos días la comunista Bachelet regresó al país luego de permanecer por tres años gozando las bondades del capitalismo norteamericano, el que se supone aborrece, al menos de la boca para afuera.



Claro que la institucionalidad chilena aún no ha sido totalmente destruida y en algo continúa protegiendo al pueblo y al país. Bachelet por supuesto no dijo que “se le apareció Allende en forma de pajarito”, pero en su primera aparición dijo una barbaridad más grande aun... ella, la que por cuatro años encabezó un régimen nefasto que no hizo ni construyó nada -salvo un ridículo museo para preservar la mentira-, hoy dice que vuelve “porque en Chile hay mucho por hacer”, y dos días después sale con la “guinda de la torta”, nada más ni nada menos que un demagógico ofertón de “educación gratis”.



El tema Bachelet es para otra nota, pero ella sabe muy bien que lo que dijo es una malévola mentira, y sabe también que ella no tiene calidad moral para decir nada en Chile.



Mejor continuemos con la comedia de Nicolás Maduro en Venezuela. Todos sabemos que estos comunistas entre todos sus desperfectos, tienen el de ser ateos, sin embargo este curioso espécimen, al lanzar su campaña presidencial dijo:



“Esta mañana al entrar a orar en una pequeña capilla católica, y al encontrarme completamente solo, apareció el pajarito, el que me dijo esas cosas con silbidos. El pajarito chiquitico me dio tres vueltas acá arriba –señaló su cabeza e imitó el aleteo, y prosiguió-, el pajarito se paró en una viga de madera y continuó silbando con un silbido muy bonito, me lo quedé viendo y también le silbé… ‘si tú silbas yo silbo’. El pajarito me quedó mirando, silbó otro ratico, dio una vuelta a mi alrededor y se fue… yo sé que era el espíritu de él, de mi comandante presidente”.



Lo más curioso es que la gente que lo rodeaba permanecía seria, como creyendo la idiotez que decía su candidato, el que terminó esbozando que Chávez: “Voló, voló y está volando… desde la vida eterna nos vigila”.



No es difícil vaticinar en qué va a terminar el proceso electoral venezolano, allá el comunismo tiene todo muy bien estructurado y calculado. Es muy difícil que en ese sistema gane el candidato opositor.



El sistema de votación en Venezuela fue construido por Chávez a su medida, sin escrutinios públicos y abiertos, sin actas públicas de mesas y locales de votación. Donde es imposible que algún conglomerado lleve un conteo paralelo y donde el voto se emite electrónicamente y la información llega -si es que llega-, a un centro escrutador integrado por cinco o seis personas nombradas por el propio gobierno -o sea, por el comunismo-. Y finalmente dan el resultado -el resultado que más les acomode-, a una hora determinada por ellos mismos y sin mostrar nada que respalde la información entregada.



Eso no es un sistema democrático. Pero como es algo instaurado por la izquierda, es reconocido como “transparente y democrático” por todos los gobiernos izquierdistas latinoamericanos, y también por los casi izquierdistas, como el de Sebastián Piñera.



¡Pena por Venezuela!, pero en ese país el pueblo ya está subyugado al comunismo, al parecer les da lo mismo.



En Chile aun la democracia funciona con un dejo de transparencia. Los escrutinios son públicos y abiertos, cada mesa de votación confecciona un acta pública y abierta, y cada local de votación lo mismo. Por lo tanto los distintos conglomerados políticos pueden llevar un conteo de la elección que en la práctica coincide con los resultados oficiales.



Lo anterior indudablemente irrita a la izquierda chilena que quisiera un sistema más arbitrario como el venezolano, o más totalitario como el cubano -donde simplemente no hay elecciones-. Pero así y todo los más favorecidos son ellos, y por una particularidad muy especial de los chilenos: La izquierda aunque a veces sea minoritaria, siempre es responsable y cumplidora. Sin embargo la derecha, por mayoritaria que pueda ser a veces, siempre es perezosa, floja, irresponsable.



Por eso astutamente la izquierda impulsó y el actual gobierno -que no es muy de derecha- apoyó, la promulgación de la ley del “voto voluntario”. Entonces ahora Chile se transformó en un país de izquierda permanente. Porque los izquierdistas el día de las elecciones se levantan temprano y van a votar, mientras que los derechistas se quedan encerrados en sus casas o se van a la playa, y ven televisión todo el día para en la noche quejarse ridícula e inmoralmente del resultado, al que ellos contribuyeron con su desidia.



Eso ya se vio en las últimas elecciones municipales y las cosas seguirán así, hasta que la sensatez llegue algún día a la política chilena. Y si eso ocurriera antes de las próximas elecciones presidenciales, Michelle Bachelet, sin duda tendrá preparada una bandada de “pajaritos chiquiticos”, con los espíritus de los más que exhumados cuerpos de Allende, Frei, Neruda, Víctor Jara, Bachelet padre y muchos más.



¡Apestosa democracia!



Alejandro Russell O’Kuinghttonss



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