viernes, 23 de agosto de 2013
EL ARSENAL DE
PINOCHET.
La ex directora del ISP durante el
gobierno de la ayudista, Ingrid Heitmann, quien por supuesto es marxista y
estuvo exiliada, justo ahora que se conmemoran los 40 años de la independencia
de Chile, y justo ahora que aparece en la prensa la noticia de una matanza
utilizando armas químicas en Siria, declaró a un medio extranjero que el 2008
encontró productos químicos en la cantidad suficiente para eliminar a la mitad
de la población de Santiago. Y fíjense ustedes que en lugar de dar aviso para
que el gobierno, la prensa y los tribunales de justicia se dieran un festín
enlodando al dictador, prefirió incinerarlos y ocultar el hecho. ¿Creen que la
gente es tonta?: Sí. ¿Y tienen razón en pensar eso?: Sí.
Heitmann asegura que las armas
químicas permanecieron en secreto durante 27 años. Seguramente al dictador se
le olvidó donde las tenía luego de sufrir demencia subcortical, tal como se le
olvidó que guardaba toneladas de lingotes de oro en el HSBC de Hong Kong. En
resumen, ni hay oro ni hay armas químicas, pero de que las hubo, las hubo, de
eso no cabe duda, ya que quienes lo aseguran son personas de izquierda y ellas
no mienten y cuentan con una superioridad moral a toda prueba.
El que no dudó en prestarle ropa
a la doctora Heitmann
fue por supuesto “Stalin” Mañalich, quien declaró: “Yo tengo una muy buena
opinión personal de ella, me tocó conocerla también durante su exilio en Canadá
y nos hicimos bastante amigos en realidad. En ese sentido yo no tengo por qué
dudar de lo que ella está señalando". No esperaba nada menos de este
individuo.
Supongo que en los próximos días aparecerán
testigos asegurando haber conocido al perro violador (caninus degeneradus), a
quien el dictador llamaba amorosamente “Fifí”. Otro testigo acusará a Labbestia
de haberlo torturado, reconociéndolo por el olor a colonia inglesa que
utilizaba. Un antiguo cementerio indio en la cordillera de Nahuelbuta será
confundido con los restos de la pandilla de secuaces del Comandante Pepe. Frei
hijo enviará por decimoquinta vez un hueso del padre para que lo analicen en el
extranjero. Allende será desenterrado y vuelto a enterrar para la galería. El chofer de
Neruda descubrirá tres días antes de la elección presidencial, una carta
inédita de su ex jefe donde reconoce haber visto a Michael Townley con una
jeringa en la mano. No
faltará el arrepentido. Y Piñera celebrará el “18” con una empanada en una
mano y una caña de vino tinto en la otra, mientras espera ansioso a que se
abran las grandes alamedas.
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