jueves, 29 de agosto de 2013

Paulsen ataca a entrevistados de derecha, pero no se la pudo con la carrera



Paulsen ataca a entrevistados de derecha,
pero no se la pudo con la carrera


En Chile, hay personas que se sienten con poder para mentir,
para cometer delitos, sin que les pase nada. Pero la culpa no es
de ellos, sino de los demás que se lo permiten. Su cumple el
viejo adagio, “la culpa no es del chancho, sino del que le da el
afrecho”.
Lo hemos visto últimamente con acciones y declaraciones de
personeros comunistas. Hasta los asesinos se festinan
públicamente de sus crímenes y no les pasa nada. Lo anterior,
no es ajeno a Paulsen, un mitómano.
Cuando el Presidente Pinochet asumió como senador, los
periodistas del Congreso le pedían entrevistas, pero él no
deseaba conceder ninguna. Cuándo le consultaban el por qué,
respondía: Los políticos hablan mucho porque necesitan
votos. Yo no soy político, no necesito votos y no tengo
obligación de hablar. Y se mantuvo firme en esa posición por
meses. Su secretario de prensa en el Senado -quien escribe
esta crónica- le hizo ver que era inconveniente que pasara
indefinidamente sin conversar con los periodistas.
Finalmente el senador accedió, con ciertas condiciones. Pidió
un diálogo ordenado, relajado, nada apurado, decidió invitar a
desayunar con él a algunos periodistas, pocos, y conversar
ampliamente, sin grabadora, y que ellos, posteriormente,
narraran libremente lo tratado en el encuentro. Fueron elegidos
solamente cuatro periodistas, dos de las generaciones más
jóvenes, y dos más experimentados, en total, una mujer y tres
hombres. Los medios elegidos fueron Agencia UPI, Radio
Portales, Radio Chilena y Diario Estrategia.
En esa fecha, La Tercera tenía de director a Fernando Paulsen.
Trató éste por todos los medios de presionar para que al
desayuno con el senador, entrara la reportera de su medio, lo
que fue rechazado de plano. Poco antes del inicio, Paulsen
llamó desde Santiago al periodista Fernando Martínez, a la
oficina de prensa del Senado, en Valparaíso.
Ambos no se conocían, ni siquiera físicamente. Sin embargo,
Paulsen tras saludarlo como si fueran amigos de toda una vida
le reprochó a su “compañero de curso” que como podía dejar
al medio de su “amigo” sin asistir.
Martínez, molesto por la falsedad, le representó que jamás
habían sido compañeros de curso, y ante su insistencia, le
expresó que él ya se había titulado cuando el otro entraba a la
Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile.
Con ese argumento cualquiera se hubiera quedado callado.
Paulsen no. Insistió incluso que recordaban que se habían
titulado juntos. Ahí el secretario del senador Pinochet le
expresó: Eso, es imposible, pues la información que tengo es
que entraste a estudiar periodismo y nunca terminaste la
carrera y menos te titulaste, es decir, no eres periodista. Hasta
ahí llegó la conversación.
La reunión de prensa entre el senador y los cuatro periodistas
se realizó sin el menor inconveniente. Se realizó en un
ambiente muy franco y cordial. El desayuno duró más de dos
horas. Estaban además de ellos cinco, el secretario de prensa,
la secretaria del senador en el Senado y su edecán. Ocho
personas. Nadie más. Por cierto La Tercera no estuvo en nada.
Ese mismo día, a eso de las 3 de la tarde, nuevamente Paulsen
vuelve a llamar a Martínez. Ahora no mencionó los años de
Universidad, sino fue directo al bulto: “Te molesto para pedirte
que me expliques esa frase del general Pinochet en el
desayuno cuando aseguró que él no había dado muerte a
nadie, sino que todos los muertos eran de Contreras”.
“Jamás en el desayuno se conversó algo de esa índole y nunca
el senador dijo algo relacionado con eso. Todo lo que me
expresas es falso de comienzo a fin”.
No conforme con lo anterior, ese día, Paulsen llamó a los
cuatro otros periodistas que estuvieron en el desayuno y les
preguntó lo mismo.
Los cuatro, habiendo sido uno de ellos incluso preso político al
inicio del Gobierno Militar, le dijeron hasta el cansancio que
eso jamás lo expresó el senador. Al día siguiente, en primera
página y como título principal de La Tercera la frase inventada
por Paulsen, donde Pinochet culpaba a Contreras.
En su enfermedad, el mitómano daba por cierto lo falso.
Los cuatro periodistas invitados al desayuno, con una ética y
un profesionalismo digno de destacar, reiteraron al senador y a
su secretario de prensa que la versión de La Tercera era
totalmente falsa.
El senador pidió si lo podían certificar por escrito. Los cuatro,
incluso el que había estado preso, firmaron una declaración
ante Notario, a dos cuadras del Congreso, donde aseveran que
todo lo publicado por La Tercera ese día es falso.
Aún conservo fotocopia de esa declaración jurada donde
cuatro periodistas le dicen a Paulsen mentiroso. Con ese
documento en la mano, el senador se querelló contra
Paulsen.
Mi experiencia con un ministro de Corte
Por tratarse de un senador, fue nombrado un ministro de Corte
para conocer y pronunciarse sobre la querella. El
nombramiento recayó en un ministro nuevo en la Corte de
Apelaciones de Santiago, quien venía desde Punta Arenas. Su
nombre Rubén Ballesteros.
Sí, el mismo que hoy oficia de presidente de la Corte Suprema.
A los pocos días, los cinco periodistas que estuvimos en el
desayuno fuimos citados a prestar declaraciones directamente
ante Ballesteros. Cuando llegó mi turno, tras saludarlo, le
expresé que un determinado artículo señala que un funcionario
público que sabe de un delito lo debe denunciar y, tratándose
de un ministro de Corte, lo debe investigar.
Me preguntó qué le quería decir. Le manifesté que el autor de
todo el problema es una persona que dice ser periodista y no lo
es. Agregué: El simula una profesión y un título profesional del
cual carece y eso es delito. “Eso no me interesa”.
Fue su respuesta. Me formé una mala impresión de él.
Personalmente me hizo Ballesteros las preguntas. Advertí de
inmediato que no quería pesquisar nada, que sus consultas
eran muy generales, obvias. Interrogaba por cumplir. Los otros
colegas, luego de ser interrogados también por él, llegaron a la
misma conclusión. Anticipé que el proceso no iba a conducir a
nada. No me equivoqué.
Poco después se produjo la sentencia. El ministro Ballesteros
llegó a la conclusión que no había podido acreditar que La
Tercera había faltado a la verdad. Siendo que los cinco
periodistas que estuvimos con el senador, interrogados por él,
le dijimos expresamente que La Tercera no estuvo en la cita y
que el titular y todo lo referente a su ampliación, era falso, un
invento, pero para él no estaba claro.
Mi entrevista con Ballesteros en esa ocasión –con
antecedentes de ser de un hombre de derecho y de derechame
llevaron a la conclusión que lo que deseaba era llegar a la
Suprema y no quería quedar mal con nadie.
No me equivoqué. Eso lo saben mucho mejor los prisioneros
políticos militares quienes advierten en sus respectivos
procesos que el poder judicial es su peor cuchillo.
A Paulsen que ya entonces –hace más de un decenionecesitaba
un párele, quedó libre de polvo y paja.
Entonces se burló que nada le había ocurrido. Y es cierto.
Enlodó a dos generales, no a cualquiera, nada menos que a
Pinochet y Contreras, y no le pasó absolutamente nada, ni le
tocó siquiera “por curao”. El habla de sus títulos, de sus post
grados, de sus estudios en el extranjero. Lo cierto es que ni
siquiera es periodista. Lo sé por sus mismos compañeros.
Hay a lo menos 40 periodistas que fueron compañeros de él y
que saben que Paulsen no se la pudo, se quedó en el camino,
antes de llegar a la mitad. Llegó a estudiar periodismo a la
Chile de Santiago y apenas cursó segundo año. ¿Ubica usted a
periodistas como Alejandro de la Carrera, Gema Contreras,
Eliana Henríquez? Pues bien, todos ellos, y muchos más saben
la historia de memoria, pues estuvieron con él. Pero como
Paulsen es hoy poderoso, prefieren callar, por temor. Y el
temor nos está consumiendo, está permitiendo que revivamos
a pasos agigantados la UP, en versión 2013.
En calle Portugal esquina de Diagonal Paraguay en Santiago,
hay una Torre más alta que una Catedral. Es parte del Campus
Andrés Bello de esa Corporación. Allí en esa Torre está la
oficina de Títulos y Grados de la U. Ahí están los antecedentes
de todos los titulados de la Universidad de Chile. Yo me di el
trabajo. No está. Tampoco figura como periodista en el Consejo
Metropolitano y en el Colegio Nacional de Periodistas. Y no
puede estar porque no es periodista. Pero en Chile la gente
prefiere hacerse la tonta.
Ayer sin ir más lejos, el vespertino La Segunda se refirió al
tema Paulsen-Longueira, y el rotativo siempre se refirió a
Paulsen como el “periodista”. ¿Y usted cree que ninguno de
los periodistas de La Segunda sabe que Paulsen desertó de
periodismo en segundo año porque no se la pudo?

DE CHILE INFORMA EDICIÓN Nº 1.395 

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