R.M.
Recientemente he estado leyendo el libro “Septiembre, martes 11: auge y caída de Allende”, de Luis Álvarez B., Francisco Castillo y Abraham Santibáñez, publicado a fines de 1973. En una sección sobre los orígenes de la Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP), leí que uno de sus integrantes era un tal Luis Óscar Pérez Azócar.
Buscando en Google información sobre este sujeto, lo primero que me encontré fue una página en la que él mismo relata cómo fue que se convirtió en evangélico después de haber militado, no sólo en la VOP, sino también en el MIR. Debo decir que tuve algo de suspicacia respecto al texto, debido a las características que suelen tener este tipo de relatos, pero de todos modos lo leí entero y averigüé sobre los datos recogidos en él.
En cuanto al MIR en sí, afirma cosas que en general se conocen, pero que por si alguien no las sabía las transcribo:
- que ya en 1970/1971 disponían de armamento que no tenía ni siquiera el Ejército o Carabineros;- que Salvador Allende conocía a "todos" en el grupo (al menos a la célula que se reunía en la casa de seguridad de La Granja);
- que tenían gente infiltrada en la prensa, en la Bolsa e incluso en los Tribunales, quienes los dateaban acerca de los bancos a asaltar.
Algo en lo que Pérez Azócar se equivoca en su escrito es en el año en que transcurren los hechos (1971), ya que sostiene que la fecha del asalto al banco que describe fue un 21 de septiembre; revisando el libro "Los Hechos de Violencia en Chile: del Discurso a la Acción", comprobé que el asalto sucedió en la fecha mencionada, pero del año 1970. No obstante, es fidedigna la descripción de los hechos, en los cuales, por cierto, murió el cabo de Carabineros Armando Cofré López.
Lo que más me llamó la atención en su relato fue que la furia asesina del MIR habría estado a punto de llevarse nada menos que a la anciana señora que inició a Pérez Azócar en el culto evangélico. Revela además que, como los "guardias" de la casa de seguridad eran constantemente burlados por la señora -que entraba cuando quería-, estuvieron a punto de matarlos. Así tal cual: matar a sus propios compañeros, y más de una vez, dice. Si alguien duda de estas afirmaciones, debiera tomar en cuenta que los autores del libro citado en el primer párrafo calificaron en su momento a Luis Pérez Azócar como uno de los peores delincuentes de la historia policial de Chile.
Ahora bien, puede que alguien me diga que todo el mundo sabe que los miristas eran así de sanguinarios. Pero es que resulta que no es así. Aún recuerdo que, años atrás, en una discusión que mantuve con un socialista más o menos moderado en un foro de Internet, él le bajaba el perfil a los actos terroristas del MIR; incluso citó a esa célebre chiquilla que en Canal 13 dijo que encontraba "regios" a los asaltantes miristas, para graficar que -según él- los asaltos del grupo terrorista eran como en la serie de Batman de los años 60, a puros sock, paf, pum y sin ningún muerto. También recuerdo una entrevista relativamente reciente a Antonio Cortés Terzi (La Tercera, Cuerpo de Reportajes, domingo 27 de julio de 2008, p. 13), también PS, en la que al ser consultado sobre si se arrepentía de haber optado por la 'violencia revolucionaria', sin una pizca de vergüenza dijo que "yo estaba cumpliendo el sueño utópico de un muchacho de 19 años. ¿Por qué voy a renegar o arrepentirme de eso? Yo no hice ninguna barbaridad ni maté a nadie". Pero estaba dispuesto a hacerlo, o de otro modo no habría ido a entrenarse militarmente nada menos que a Corea del Norte, como lo reconoce en la misma entrevista. Él y toda la gama de "yevolucionayiosh" iban a llevar al país a la dictadura totalitaria y a la guerra civil, ¿y lo único que atinan a decir es que se trataba de un "sueño utópico" de unos cándidos cabritos? "La instrucción militar [en Chile] se hacía casi con palitos y armas de juguetes", agregó Terzi. Sí oh.
El problema es que mucha gente se lo cree, y no sólo de izquierda.
Por eso es valorable el testimonio de Luis Pérez Azócar, ya que al haberse desligado de ese mundo y sin tener nada que perder hoy, tiene la honestidad como para reconocer la naturaleza intrínsecamente maligna y asesina del MIR y de los demás grupos terroristas de la época.
viernes, 5 de septiembre de 2008
Sangrientos sueños utópicos
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