lunes, 20 de octubre de 2008

PARA RECORDAR DE HPA


Estimados amigos

Cuando connotados economistas internacionales hacen consultas de cómo el Gobierno Militar resolvió la crisis financiera de los 80, cuando ningún concertacionista se atreve a reconocer que las medidas adoptadas fueron las correctas para impedir que nuestro sistema financiero colapsara, es bueno recordar algunos otros hechos que también se pretende que olvidemos. Por ello he aquí una nueva entrega de parte del libro "Terapia para cerebros lavados" de H. Pérez de Arce.

Atentamente

Juan M. Reveco Bravo


TERAPIA PARA CEREBROS LAVADOS
Autor: HERMOGENES PEREZ DE ARCE
DEL CAPITULO II
EL “LAVADO” ROL DE LA DC Y…DE OTRAS ENTIDADES
La DC justificó a los militares (II-3)
Las palabras de Frei representaban la urgencia con que los políticos democráticos veían la necesidad de que las Fuerzas Armadas actuaran para poner término a la situación existente. Porque Frei estaba comprobando algo que le habían anticipado gobernantes europeos, en su gira por el Viejo Continente en 1971. En su famosa carta a Mariano Rumor, de noviembre de 1973, le expresaba hacia el final de la misma:
“Quiero terminar diciéndole en esta ocasión que recuerdo dos hechos de mi viaje a Europa de 1971. En esa oportunidad un gobernante europeo me dijo que nuestro país estaba perdido y agregó textualmente: ´Cuando el comunismo agarra, nunca suelta´. Poco después un alto representante de la DC en el gobierno de su país manifestó que el caso chileno era un caso perdido.
“A ambos les dije que estaban equivocados, porque si bien Chile quería un avanzado proceso de transformación social, jamás aceptaría un régimen totalitario. Los dos me miraron con esa benevolencia con la que se trata a un visitante ingenuo”.
Estos estadistas europeos tenían razón, pues Chile se libró por muy poco. Por eso Aylwin en 1973, coincidía con Frei y, tras el pronunciamiento, declaraba:
“Es muy fácil convertirse en juez de otros que están peleando, mientras uno está cómodamente sentado en el escritorio. Yo no me siento con autoridad moral para juzgar si (los militares) han sido excesivos o no, porque lo cierto es que han tenido muchas bajas y han recibido la acción. No tengo una cuantificación, yo creo que hay más muertos que los que se ha dicho, pero al mismo tiempo tengo otra cosa clara: que la versión que se ha dado en el extranjero es tremendamente exagerada. Cuando se habla de los muertos flotando en el río Mapocho. Cuando se habla de los varios cientos de miles o decenas de miles de muertos, heridos y prisioneros, es una exageración manifiesta.”.
(Páginas 63 a 65 de “Terapia para cerebros lavados”)




La Iglesia también estaba reconocida

La Iglesia Católica, a la cual, tras tantos años del ya mencionado lavado cerebral, suele presentársela como muy crítica al régimen castrense, opinaba de la siguiente manera, a través del Comité Permanente del Episcopado, en septiembre de 1975 en la declaración Evangelio y Paz, de la cual se reproducen algunos párrafos.
“Nosotros reconocemos el servicio prestado al país por las FF.AA., al liberarlo de una dictadura marxista que parecía inevitable y que había de ser irreversible. Dictadura que sería impuesta en contra de la mayoría del país y que luego aplastaría a esa mayoría. Por desgracia muchos otros hechos, que los propios partidarios del pasado gobierno hoy critican y lamentan, crearon en el país un clima de sectarismo, de odio, de violencia, de inoperancia y de injusticia, que llevaba a Chile a una guerra civil o a una solución de fuerza. Lo ocurrido en tantos otros países del mundo en que minorías marxistas han impuesto o han tratado de imponer su dictadura contra la inmensa mayoría de sus habitantes, y no pocas veces con ayuda extranjera, era una clara advertencia de lo que podía suceder en Chile. Que estos temores no eran cosa del pasado lo demuestran , entre otros, la actual situación de Portugal y lo que se puede sospechar ocurren en Vietnam del Sur o en Cambodia. Es evidente que la inmensa mayoría del pueblo chileno no deseaba ni desea seguir el destino de aquellos países que están sometidos a gobiernos marxistas totalitarios. En ese sentido, creemos justo reconocer que las FF.AA. interpretaron el 11 de septiembre un anhelo mayoritario, y al hacerlo apartaron un obstáculo inmenso para la paz”
Nota: lo subrayado es mío(J. Reveco)
(Páginas 79 a 80 de “Terapia para cerebros lavados”)
CONTINUARÁ

TERAPIA PARA CEREBROS LAVADOS
Autor: HERMOGENES PEREZ DE ARCE
DEL CAPITULO IV
LOS PRINCIPALES INSTRUMENTOS DEL LAVADO
Primer instrumento masivo: El Informe Rettig (IV-1)
Para producir el lavado cerebral generalizado en Chile post noventa, los estrategas del proceso idearon dos instrumentos masivos: el informe Rettig y el Informe Valech.
La Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (Informe Rettig) fue formada por el Presidente Aylwin por decreto número 355 de 24 de abril de 1990. Éste fue un acto jurídico ilegal y nulo, pues confería a la Comisión la facultad de “averiguar, inquirir e investigar” materias delictuales descritas como “las más graves violaciones de los derechos humanos”, obligando a las autoridades y servicios de la Administración del Estado a prestarle colaboración.
Pero un Presidente no podía constitucionalmente ordenar eso. Según el art. 73 de la Carta, “la facultad de conocer de las causas civiles y criminales, de resolverlas y de hacer ejecutar lo juzgado, pertenece exclusivamente a los tribunales establecidos por la ley”.
Como es obvio, “averiguar, inquirir e investigar” implican conocer. Y “las más graves violaciones de los derechos humanos” son hechos delictivos que caen dentro de la jurisdicción criminal, exclusiva de los tribunales de justicia.
Luego, en un Estado jurídicamente organizado, ese decreto presidencial habría sido nulo de pleno derecho. Pero en Chile no impera un Estado de Derecho en cuanto se refiere al gobierno militar. De modo que la Comisión se constituyó y conoció. Luego, ella emitió el Informe Rettig, según el apellido del político radical de izquierda – y miembro de la Unidad Popular – que la presidió.
Se trató de una intencionada y confesa maniobra propagandística. Las prensas oficiales no descansaron, imprimiendo millones de ejemplares del Informe. Según el Ministro de Educación de 1991, Ricardo Lagos, aquél debería “permear” la enseñanza en los colegios.
Así como en los setenta intentaron imponer, sin éxito, la Escuela Nacional Unificada, en los noventa consiguieron, con pleno éxito, imponer una Verdad Nacional Unificada.



Parcial servicio a la verdad
Con todo, la Comisión prestó algunos servicios a la verdad (pero no a toda la verdad). Claro que, desdiciendo su nombre, no prestó ninguno a la reconciliación, sino al contrario. Sus sesgos acentuaron la odiosidad de los chilenos que siempre la han tenido, es decir, de los de extrema izquierda. Además, entre el reto de la población creó un clima de desprestigio de las Fuerzas Armadas y Carabineros, en circunstancias que éstas, con su acción, como decían Aylwin I y Frei Montalva, habían salvado al país de u régimen totalitario.
Digo que el Informe prestó algunos servicios a la verdad porque la izquierda chilena y mundial quedó completamente sorprendida de saber que sólo habían muerto o desaparecido, en 17 años del gobierno militar, 2.279 personas, alrededor de 183 de las cuales – decía- habían caído víctimas de “particulares obrando por móviles políticos” o de la “violencia política” (Anexo II). Y los “miles de desaparecidos” de que hablaba la oposición al régimen militar quedaron reducidos a los 9709 que señalaba el Informe, incluidos en la primera cifra anterior.
Esa es, probablemente, la única virtud del Informe. Pero su gran pecado fue el de hacer un acto de prestidigitación para que se esfumara uno de los bandos armados contendientes. Pues una razón fundamental de la intervención de las Fuerzas Armadas y Carabineros, y que tuvo en vista la mayoría de la Cámara de Diputados para convocarlos, fue la organización de un ejército clandestino.
La comisión Rettig lo difuminó mediante un expediente muy sencillo: lo ocultó bajo nombres de fantasía equívocos, el de entes abstractos, innominados: “particulares actuando bajo pretextos políticos” o “violencia política”. Es decir, podrían haber sido las Hermanitas de los Pobres o los socios del Club de la Unión. ¿Grupos armados comunistas, socialistas, del MAPU o de la Izquierda Cristiana? ¿De dónde sacó eso?

(Páginas 107 a 111 de “Terapia para cerebros lavados”)
CONTINUARÁ


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