
AYUDA MEMORIA Nº 3
El propósito revolucionario de asegurar el “poder total” e implantar el sistema marxista leninista, predominó en la orientación del gobierno de la Unidad Popular, desconociendo o atropellando el compromiso de respetar la Constitución y las leyes.
Recordemos que el señor Allende había dicho en el Senado, al agradecer los votos de los parlamentarios demócrata cristianos, que le permitieron ser designado presidente, las siguientes palabras: “con el presidente de la Democracia Cristiana y con los integrantes de la Comisión Política de esa colectividad, no tuvimos otra preocupación que buscar el camino que aquí está consagrado”. Mas adelante agregó: “He venido a decir que estas disposiciones deben entenderse, no solo como principios consagrados en la carta fundamental, sino como la regla moral de un compromiso ante nuestra propia conciencia y ante la historia”.
Este compromiso, a que se refería el señor Allende, le obligaba a gobernar dentro de la Constitución y las leyes, y cerraba la posibilidad de impulsar la lucha armada que habían proclamado en Chillán en 1967 para alcanzar el poder total. Por otra parte, significaba rechazar los objetivos revolucionarios marxista leninistas proclamados y reiterados en la creación de “OLAS” (Organización Latinoamericana de Solidaridad), que funcionaba en La Habana y de la cual el mismo señor Allende era el presidente. El propósito proclamado por OLAS era promover la lucha armada en todo el continente para establecer gobiernos marxistas revolucionarios.
Así pues no era fácil cumplir simultáneamente los dos objetivos: gobierno constitucional y revolución armada. En la alternativa de elegir predominó la fiebre revolucionaria.
Un antecedente de la conducción revolucionaria lo encontramos en el acuerdo del Congreso Socialista de La Serena en 1971: “Revitalizar los comités de la Unidad Popular y convertirlos en instrumentos de poder político de los trabajadores, encomendándoles el manejo directo de las instituciones y organismos del Estado”.
El caos y los abusos que siguieron a este increíble “avance revolucionario”, en que el gobierno constitucional entregó de hecho la administración pública a los grupos mas extremistas y antidemocráticos, fueron indescriptibles y fatales para el país y el mismo gobierno, el que así cedía sus atribuciones y traspasaba de hecho el poder a los comités políticos.
Las actividades productivas ya estaban en manos de los agitadores marxistas. Recordemos el procedimiento que se usaba: un piquete marxista se instalaba en el acceso a un campo o a una industria y luego aparecía un “inspector” del Ministerio de Economía dejando constancia que esa unidad productiva había dejado de funcionar. Entonces el gobierno nombraba un interventor, nombramiento que generalmente recaía en un dirigente político de segunda o tercera categoría. Se prohibía el ingreso de los propietarios, y de los mandos medios, y tomaba el control el llamado Comité de la Unidad Popular.
La caída vertical de la producción agrícola e industrial, y de todas las actividades productivas relacionadas, fue el resultado de esta “nueva política económica” organizada por los dirigentes marxistas que aseguraban “estar dando importantes pasos para el avance de la revolución”.
La escasez de los productos mas esenciales para el sustento de la familia y la inflación desatada por las emisiones del Banco Central, dirigido por el abogado comunista español Joan Garcés, fueron el resultado de todas estas medidas que se publicitaban en Chile y en el exterior, como avances revolucionarios.
Esta es otra de las páginas olvidadas de nuestra Historia.
Sergio O. Jarpa
martes, 25 de noviembre de 2008
AYUDA MEMORIA Nº 3 DE SERGIO ONOFRE JARPA
Etiquetas:
Ayuda Memoria Sergio O. Jarpa Nº 3
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario