TERAPIA PARA CEREBROS LAVADOS ( 12)

Estimados amigos

Queda de manifiesto que hoy a la Concertación le falta un adversario para mantenerse unida en el poder. Antes era el General Pinochet que le servía para este fin. Ahora pelean entre ellos; pero ¡cuidado!, aún cuentan en sus filas con jueces listos y dispuestos a llamar, interrogar y condenar a todo militar en retiro que se les cruce por delante siempre que ello sea afín con la idea del gobierno de deviar la atención de su falta de capacidad de gobernar y disciplinar sus propias huestes, hacia "los horrores de la dictadura".
Para una muestra del actuar de alguno de esos jueces, les envío un nuevo extracto del libro "Terapia para cerebros lavados"

Atentamente

Juan M. Reveco Bravo


TERAPIA PARA CEREBROS LAVADOS

Autor: HERMOGENES PEREZ DE ARCE
DEL CAPITULO X
LOS FANTASTICOS INVENTOS DE LOS JUECES (X-1)

En todas partes, se supone, los jueces aplican las leyes. En Chile, si los procesados son uniformados, no las aplican en cuanto ellas favorecen a éstos, y todavía van más allá y las inventan para poder condenarlos. Y no pasa nada, porque en el país de los cerebros lavados se puede hacer cualquier cosa contra los uniformados.
(Es que son, junto con las criaturas que están por nacer, los más indefensos de la sociedad).

Los inventos de los jueces

Los gobiernos de la Concertación se han preocupado de ir nombrando jueces de su tendencia política, es decir, de izquierda.
Si un juicio no tiene que ver con izquierdas y derechas es posible sorprender a los jueces respetando la verdad de los hechos, aplicando el derecho y fallando conforme a la ley escrita, que es la que en teoría rige en Chile.
Pero desde que la Concertación empezó a nombrar jueces y los de izquierda se transformaron en mayoría en los tribunales superiores, en particular en la Corte Suprema, la legalidad de los fallos que afectan a uniformados pasó a mejor vida.
Tomemos un solo ejemplo, que basta para estos efectos, pues se repite en centenares de casos:

Es un juicio contra el brigadier (r) de Ejército Miguel Krassnoff, que tiene el real número 2182-98 y que sustancia uno de los ministros más politizados de los tribunales superiores, Alejandro Solís. La materia es el homicidio de dos integrantes del MIR, Sergio Alfredo Pérez Molina y Lumi Videla Mora, supuestamente cometido el 3 de noviembre de 1974, es decir, hace 33 años, al escribirse estas líneas.
Krassnoff no tuvo nada que ver en la detención ni en el destino posterior de Pérez y Videla, como luego veremos, “detalle” que para el juez Solís no tiene la menor importancia.
A todo esto, para saber de quiénes se trataba, citaré un párrafo del libro Chile bajo la Democracia Cristiana, de Arturo Olavaria Bravo (Tomo II, Alfa impresores, Montevideo, página 322), que relata una escena durante un paro de profesores de 1967:
“Hasta entonces era conocido y objeto de duras críticas el trato exageradamente violento empleado por Carabineros para reprimir las manifestaciones callejeras estudiantiles. Ese día cuarenta alumnos del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile se trasladaron al local del Liceo Nº7 en calle Carmen Covarrubias de la comuna de Ñuñoa, que se encontraba ocupado por sus educandos en señal de adhesión a la huelga del magisterio. Junto con ello los cuarenta alumnos del Instituto interrumpieron el tránsito en la avenida Irarrázaval cubriendo la calle con ramas provenientes de la poda de árboles que anualmente se efectúa en esa época. Luego, acudieron al lugar de los hechos numerosos carabineros al mando del teniente Alberto Méndez Méndez a fin de disolver a la manera acostumbrada la acción estudiantil. Pero esta vez los muchachos y muchachas habían tomado sus precauciones y, armados de garrotes que llevaban consigo, se enfrentaron valientemente con la fuerza policial, ala que apalearon sin consideración. El ataque fue dirigido especialmente contra el teniente Méndez, quien, después de sufrir un traumatismo encefalocraneano y numerosas lesiones en la cabeza y en todo el cuerpo, debió ser internado en el Hospital de Carabineros con diagnóstico reservado. Se acusó de la agresión a laos estudiantes señores Sergio Alvarez Pérez Molina, Lumi Videla Mora, Rubén Aedo Barrientos y la señorita Carmen Rodríguez Zúñiga, quienes fueron detenidos.
“Todo esto ocurrió el 16 de mayo de 1967”
Eso nos sitúa en el contexto de quiénes se trataba. Pero, en todo caso, el brigadier (r) Krassnoff no tuvo nada que ver con los hechos y en ninguna parte se ha probado su participación.

Los más débiles e indefensos de todos

Pero como los uniformados no tienen instituciones que los defiendan, porque los mandos de las mismas son sumisos a la corriente política dominante, que ya por 17 años encabeza la Concertación de centroizquierda, sus hombres van a la cárcel sin ninguna justificación legal. Carecen del derecho básico con que nace todo chileno, el de que se le apliquen las leyes tanto en lo favorable como lo adverso. Es decir, son genuinamente “presos políticos” porque no hay ningún fundamento legal para privarlos de libertad y, sin embargo, están presos.
Algunos fallos aducen las convenciones de Ginebra para no aplicar la prescripción y la amnistía, pero no hay ninguna duda de que dichas convenciones nada dicen de la prescripción. Tanto es así que en Alemania se dictó una ley, el 13 de abril de 1965, ampliando loa plazos de la prescripción en ese país para poder castigar crímenes de guerra o de lesa humanidad cometidos durante la II Guerra Mundial.
Y por eso se acordó en la ONU dictar el Tratado de Imprescriptibilidad, que no rige en Chile por no haberlo aprobado el país.
…..Pero toda la anterior discusión está demás, pues para desvirtuar la afirmación de que los Convenios de Ginebra impiden la amnistía y la prescripción basta leer el art. 6º Nº5 del Protocolo Adicional, donde se recomienda que “al término de las hostilidades, las autoridades en el poder procurarán conceder la amnistía más amplia posible a personas que hayan tomado parte en el conflicto armado, sin poner limitación alguna a los ilícitos que pueda considerar la eventual ley de amnistía”. Y no menciona siquiera que no habrá prescripción.

(Páginas 289 a 303 de “Terapia para cerebros lavados”)
CONTINUARÁ