viernes, 27 de febrero de 2009

LA VIA CHILENA AL DESARROLLO




¿Optará Frei por regulaciones inteligentes que mejoran el funcionamiento de mercados clave? ¿O se inclinará por propuestas más tradicionales, como estatizar el Transantiago? La misma pregunta aplica a Piñera. A veces pareciera que lo único que tiene que ofrecer, más allá del cambio, son reducciones de impuestos.

Escribe Eduardo Engel.




Chile se llena de loas en la prensa internacional. Hace un par de semanas una columna de Philip Stephens, en el “Financial Times”, argumentó que se habían invertido los roles, ya que existía un país en desarrollo, Chile, que podía dar lecciones a los países desarrollados. No se trataba de alguna política particular, sino de una aproximación más general que, según el columnista, ha caracterizado a los gobiernos de la Concertación. Dicho enfoque consiste en utilizar políticas asociadas con la derecha para lograr objetivos de izquierda. Políticas conservadoras para fines progresistas. El mercado para combatir la pobreza y construir una sociedad más justa.

Un ejemplo se da con el acceso a la universidad. Entre 1973 y 1990 el número de estudiantes universitarios prácticamente no aumentó. De 1990 en adelante, en cambio, el número de jóvenes que va a la universidad se cuadruplicó; hoy siete de cada 10 universitarios forman parte de la primera generación de su familia en acceder a la educación superior. Sin embargo, esta explosión estudiantil no fue producto de una política masiva de subsidios estatales, asegurando universidad gratuita para todos. Por el contrario, la política de crédito estudiantil en que se basó ha permitido a los estudiantes universitarios sin recursos endeudarse, con el aval del Estado, para financiar sus estudios superiores. La gran mayoría de los graduados universitarios de escasos recursos tendrán ingresos muy superiores a los de sus padres, por lo cual es mejor dedicar los recursos estatales a los niños en edad preescolar, que es donde comienzan a manifestarse las grandes diferencias de oportunidades que determinarán quién accede a la universidad y quién no.

Un segundo ejemplo son las pensiones. Luego de las reformas aprobadas recientemente, se combina un sistema de cuentas individuales con una pensión mínima para todos los chilenos. El sistema incentiva el ahorro y evita que el gobierno utilice los recursos destinados a las pensiones para financiarse, al mismo tiempo que incluye una importante componente solidaria. Políticas de derecha para fines de izquierda.

Nada es perfecto en la vía chilena al desarrollo. En el caso de la política universitaria, los sectores de izquierda tradicional, más preocupada de los medios que de los fines, han logrado presionar para un sistema de crédito universitario con tasas más subsidiadas de lo deseable, lo cual constituye política social regresiva. Y en el caso de las pensiones, no ha sido posible introducir suficiente competencia, permitiendo a las AFP obtener rentas mucho mayores que empresas de sectores competitivos, con niveles similares de riesgo.

Pero el vaso está mucho más lleno que vacío: el sistema actual de financiamiento universitario es muchísimo más justo que el arancel diferenciado del pasado o la universidad gratuita de algunos países. Y mientras otras naciones se encaminan hacia serios problemas a medida que su sistema de reparto se vuelve imposible de financiar, debido a una población que envejece, en Chile se legisló para incorporar una componente redistributiva importante y plenamente financiada.

Aunque los ejemplos de políticas de mercado con fines redistributivos son varios, la estrella de los gobiernos de la Concertación ha sido la política fiscal. Primero fueron superávit de facto acompañados de reducciones de la deuda pública, luego vino la regla de superávit estructural, finalmente la Ley de Responsabilidad Fiscal.

El paquete fiscal anunciado por el gobierno apunta a mantener los ingresos de los sectores más vulnerables, precisamente cuando dichos ingresos se ven más inciertos. Política fiscal conservadora que permite una política social agresiva en épocas difíciles y que, según una variada gama de analistas que incluye al “Economist” de esta semana, sugiere que Chile es el país de la región que se verá menos afectado por la crisis financiera internacional.

Será interesante ver la combinación de medios y fines que el candidato presidencial concertacionista, Eduardo Frei, planteará durante su campaña. ¿Optará por regulaciones inteligentes que mejoran el funcionamiento de mercados clave? ¿O se inclinará por propuestas más tradicionales, como pareciera indicar su propuesta de estatizar el Transantiago y centrar su plataforma electoral en una reforma constitucional? La misma pregunta debe hacerse a Sebastián Piñera. A veces pareciera que lo único que tiene que ofrecer, más allá del cambio como un fin en sí mismo, son reducciones de impuestos acompañadas de una fe ilimitada en que promoverán el crecimiento, cuando lo que realmente pareciera motivar estas propuestas es un deseo de sus partidarios de reducir su carga impositiva. Quién sabe. Tal vez cuando el concepto de "vía chilena al desarrollo" finalmente se está consolidando, sea cuando dicho concepto está a punto de desaparecer. ■■■■■

Eduardo Engel
Economista,
Profesor en Yale
“La Tercera”
22 de febrero de 2009



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