Domingo 08 de Marzo de 2009
Aprontes de una presidencial histórica
MAX COLODRO
El Mercurio
Llegó marzo y, con él, la normalización de la actividad política. Quedó atrás el reparador letargo del verano y se nos viene el frío. Al menos, en el clima, porque en política este año tendrá una temperatura como pocas veces en las dos últimas décadas. Sin demora, los actores han acelerado el movimiento de sus piezas en la perspectiva de la contienda presidencial de fin de año. Son y serán meses intensos, sin respiro, en que la Concertación y la Alianza se jugarán todos sus cartuchos y donde una de las dos coaliciones terminará literalmente en ruinas cuando el proceso concluya. Sea quien fuere el ganador en diciembre, estas elecciones reconfigurarán el mapa político como ninguna de las anteriores contiendas lo había hecho.
En esa lógica, ambos bloques se aprontan para la batalla decisiva. En la Concertación el verano sirvió al menos para ir despejando el panorama y aglutinar fuerzas en torno a la candidatura de Frei. Salvo el escollo y la distracción de energías abierta por los radicales, el ex Presidente tiene asegurada su nominación final, pero los números le siguen siendo esquivos. Si a fines de enero subió cerca de diez puntos en las encuestas ello fue, sobre todo, por efecto de la rendición de Lagos y de Insulza, no por un aumento de votación propia. En rigor, la candidatura de la Concertación no ha recuperado nada de la votación perdida en los últimos años, y las primeras encuestas de marzo no han hecho sino ratificar que el candidato oficialista no logra traspasar aún el umbral del 40% en primera vuelta. Así, si las elecciones fueran este domingo, ni los votos de la izquierda extraparlamentaria lograrían evitar el triunfo del candidato de la Alianza.
El ex Presidente Frei ha hecho en general una campaña correcta, sobria y sin errores visibles. Su gran problema no es, sin embargo, la falta de estridencia, sino a quienes representa. Es la Concertación la que ya no concita el respaldo suficiente, la que carga con un peso y un desgaste que han hecho que un sector muy importante de la ciudadanía se abra por primera vez a la opción de la alternancia. Y el drama de Frei es que no tiene alternativa: está prisionero de una marca desgastada de partidos y rostros que han perdido legitimidad y que ya no permiten ganar. El desafío de reencantar a la mayoría, o de convencerla al menos de votar contra Piñera, no tiene, hasta este momento, visos de ser algo alcanzable con los medios disponibles.
La situación de Piñera tiene, paradójicamente, rasgos similares. Las simpatías o antipatías que provoca el candidato, los aciertos o desaciertos de su campaña, han ido perdiendo importancia. Un buen reflejo de ello es que luego de tres meses "buenos" para el Gobierno, con la Presidenta encumbrada en las encuestas, el candidato de la oposición logra mantener una enorme brecha de ventaja respecto del candidato de la Concertación. Piñera cuenta hoy día con una "inmunidad" muy parecida a la de Bachelet. La Alianza podrá no ser un plus en sí misma, la campaña podrá no ser deslumbrante, pero el valor de la alternancia pareciera estar tan sólidamente arraigado en el imaginario colectivo que, a estas alturas, da un poco lo mismo. Son otras las variables de fondo que parecen estar explicando la persistencia de Piñera en las encuestas, las mismas que seguramente tienen al candidato del oficialismo en una sólida desventaja.
Quizás, el único gran factor de incertidumbre política es el peso de la crisis económica. Si el Gobierno y su coalición logran finalmente hacer que el valor de la seguridad sea mayor que el imperativo del cambio, puede que Frei empiece a revertir lo que hoy se ve casi irremontable. El oficialismo lo sabe y es por ello que todas las municiones están puestas en demostrar que el Gobierno está respondiendo bien a los desafíos de una coyuntura que sigue deteriorándose. Así, la idea de la responsabilidad social del Estado frente a la "codicia" de los empresarios, la seriedad de las políticas públicas frente a la irresponsabilidad de los "especuladores" son, a estas alturas, la única carta a la cual puede echar mano la Concertación, en su esfuerzo por revertir la fuerza de declinación de un ciclo político inaugurado hace ya más de veinte años.
domingo, 8 de marzo de 2009
APRONTES DE UNA PRESIDENCIAL HISTORICA
Etiquetas:
CARRERA PRESIDENCIAL
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