jueves, 25 de junio de 2009

LA BATALLA FINAL


GONZALO ROJAS

Esta ha sido la semana más importante de
la que se tenga memoria en muchos años.
Es la semana en la que Sebastián Piñera
comenzó a perder definitivamente la elección
presidencial y es la semana en la que la UDI
quedó expuesta a su fractura definitiva.
No sabemos si Piñera pensó o no lo que
dijo primero y lo que dijo después: que hay que
distribuir la píldora, que hay que legalizar su
distribución. Si no lo pensó, no debe llegar a
gobernar, por frívolo. Si lo pensó, no debe
llegar a gobernar, por inconsecuente.


Frivolidad para olvidar que, "ante la
duda abstente" -y en este caso la presunción de
aborto está más que fundamentada- o
inconsecuencia, porque ha proclamado a los cuatro
vientos que es un defensor de la vida, pero
cuando ella es minúscula, sólo germinal, para
PiñeraS se la lleva el viento.
Sí, estas son palabras duras, son
palabras que no quisiera haber escrito. Pero son
palabras exigidas por los cientos y miles de
niños que están en riesgo de ser asesinados,
desde la PDD hasta el aborto sin restricciones. Y
ellos no pueden escribir. En este tema, no hay
posibilidad de haber votado que No y pedir las
adhesiones del Sí. Chao, se acabó.
Y, como si fuera poco, Piñera tensionó
sin necesidad alguna a los parlamentarios y
candidatos de la Alianza. Ahí están, los pobres,
sacando cuentas sobre qué les conviene decir.
Por eso, en los más débiles, aparecen las
filigranas retóricas, como si se tratara de un
problema de alcantarillado o de cuotas de pesca.
Sí, las claudicaciones de Víctor Pérez, de Felipe
Salaberry, de la Marcela Cubillos, de Joaquín
Lavín. Que se trata de un problema de conciencia,
han dicho. Obvio, y justamente para hacer
exigibles esas obligaciones a sus militantes, es
que existe un partido que afirma (no ha pasado ni
un mes de Punta de Tralca) que la concepción
cristiana de la dignidad humana es el norte de
sus obligaciones de conciencia.
¿En qué quedamos? ¿Hay algo que sea
exigible a un UDI o cualquier postura vale?
¿Olvidaron ya algunos diputados que poco tiempo
atrás afirmaron que "para más de alguien puede
parecer exagerado que hablemos de 'píldora
abortiva'. Pero por fuerte que suene, eso es. Se
trata de un aborto 'sencillo, discreto y
silencioso'" (Cubillos, Uriarte y Forni).
Se ha levantado, una vez más, una voz
valiente y transparente, la de José Antonio Kast.
Es la palabra de quien debe liderar a todo el
enorme conglomerado de adultos y jóvenes que
claman por consecuencia, por entrega y por
sacrificio. Esa gente está muy activa, es muy
numerosa y su existencia es la segunda razón para
no abandonar la UDI y dar desde dentro una pelea
final contra quienes la han quebrantado.
La primera razón es la vida y la muerte de Jaime Guzmán.

Gonzalo Rojas Sánchez

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