miércoles, 30 de septiembre de 2009

POSTULARÁS EN NOCHEBUENA


Gonzalo Rojas
Miércoles 30 de Septiembre de 2009
Postularás en Nochebuena


Este fin de año le va a traer, para los regalones, navidades de 800, 700, 600, 500, 400 o menos puntos. Las familias chilenas ya no van a celebrar el 24 y el 25 de acuerdo con sus convicciones y sus posibilidades económicas, sino según el resultado de la PSU, ahora Prueba de Sometimiento Universal. Algunas familias, al ver los puntajes, celebrarán la llegada del niño prodigio y le cantarán aleluyas; otras lamentarán su frustración.

Todo porque un genial planificador del absurdo ha querido que en Chile se dé un paso más hacia la condición perfecta del ciudadano cero: aquel que un día no sabrá ni cuándo nació, ni qué edad tiene, ni en qué mes o año vive.

De a poco, los días se irán disolviendo en la igualdad. Es muy injusto que haya sólo un jueves, siendo tan grata su presencia en la semana, por lo que pronto habrá dos, ciertamente reemplazando primero al martes; y cuando haya cuatro, los jueves se habrán comido también a los miércoles y a los sábados. La semana será así: lunes, jueves, jueves, jueves, viernes, jueves y domingo.

Y después caerá el domingo, porque no querremos nada con días vinculados con señores. El lunes y el viernes resistirán hasta el final, porque hay que trabajar, porque hay que celebrar. Pero también desaparecerán.

Finalmente, unificados todos por la eficacia y la tecnología, se llamarán día uno, y el siguiente, día uno, y el próximo, día uno, y así indefinidamente. De este modo, vamos a vivir mejor, comenzando a cada rato una aventura nueva bajo una adecuada planificación y un perfecto control.

“¡Siga, siga!” —nos dirán—, ya no para acelerar la circulación del tránsito, sino para asegurar las tareas productivas y el adecuado destino de los borregos.

Será la continuación de la misma lógica por la que unos feriados determinados por la autoridad militar, a partir de consideraciones religiosas, producen en Chile sólo efectos civi-les: fueron dos, aunque ahora queda apenas uno. Es la misma razón por la cual un jueves 12 de octubre puede mágicamente transformarse en un lunes 16 de octubre.

Es la disolución de las referencias estables, de los hitos fijos, de las efemérides invariables, de la memoria certera. Atención, ciudadanos cero, repitan después de mí: olvidaremos, obedeceremos, produciremos.
Lo más notable es que en este caso el planificador del absurdo parece estar vinculado con los cultores de la razón. La iniciativa no se ha presentado como uno más de los grotescos proyectos Fondart, ni se ha difundido como una insólita acción de arte, sino como la sesuda solución a problemas de competencia universitaria.

Los rectores que apoyan la genial medida podrían haberla ensayado primero con sus propios alumnos; sí, con los que están cautivos de sus calendarios académicos. ¿Qué tal un examen de Derecho Romano en la UCV el 25 de diciembre, desde las 12 del día, oral y en comisión? ¿Qué tal una I de Ingeniería en la Universidad de Santiago, desde las 8 de la tarde del 24 y con unas seis horitas de duración?

¿Qué misterioso instinto de supervivencia habrá llevado a los rectores a evitar esa genial idea?
Lo que no saben es cómo se vengarán de ellos los alumnos ingresa-dos el 2010 a sus planteles, después de haber tenido que pasar unas navidades encantadoras consultando estadísticas de puntajes y fluctuaciones de vacantes: los de 600 puntos para arriba, con desprecio profundo; los de 500 para abajo, ojalá postulando a esas universidades.

De una cosa podemos estar seguros: la Navidad resiste mucho, por lo que la proverbial astucia de algunos chilenos saldrá a flote de nuevo. Ya se están preparando algunas casas comerciales para “la Navidad chica”. Será el 28 de diciembre, eso sí.




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