Así nos anuncia la desatada publicidad
oficial sobre el período en que se extiende la
protección estatal: del nacimiento a la vejez.
Por cierto, a ninguno de sus gestores se
les pasó por la mente validar la opción realmente
humana: de la concepcion a la muerte.
Con total independencia de cuán adecuada
pueda ser esa red (que en muchos casos
transformará a los chilenos en mendigos del
Estado) lo que aquí interesa constatar es la
fijación de unos límites que desdicen
abiertamente de la experiencia universal.
Es lo típico de los planificadores
ideologizados: el sentido común debe ceder su
lugar a la preconcepción en la que ellos se
mueven y de la que profitan.
¿Cuál fue la primera orden del creativo
al publicista? Esta: evitarás la palabra
"concepción", porque nos recuerda momentos
sublimes en que la naturaleza se une al misterio
de lo que la excede. Nada que recuerde al poder
cocreador que se comparte con Dios, precisamente
por un don suyo. Y, de paso, dejas esos 9 meses
en la nebulosa, fuera de la protección,
susceptibles de ser manipulados o por la PDD o,
más adelante, por el aborto.
Si naces, mereces protección; antes, ve tú cómo te las arreglas.
¿Y la segunda orden? No vayas a usar la
palabra "muerte", que significa hasta hoy un
evento manejado desde fuera por esas mismas
fuerzas misteriosas que los creyentes llaman
Dios. Pon simplemente "vejez", ya que eso habla
de una condición que sigue estando bajo dominio
humano y en la cual, por lo tanto, cada uno
podría tomar decisiones comoS pedir la muerte.
La eutanasia ha encontrado ya su ius solis.
¿Protección? No, simplemente el comienzo de la más aguda indefensión.
Gonzalo Rojas Sánchez
jueves, 1 de octubre de 2009
DEL NACIMIENTO A LA VEJEZ
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COMENTARIO G. ROJAS
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