domingo, 4 de octubre de 2009

LA ALEGRÍA YA VIENE



Sr. Director

El año 1988 una naciente Concertación usando mañosos aforismos políticos, enfrentó el Plebiscito Nacional con una especial máxima que decía: “¡Chile… la alegría ya viene!”.

El especial y pegajoso adagio terminó convenciendo a la mayoría de los chilenos, quienes después de diecisiete años de “autoritarismo” dieron su apoyo a estos originales políticos que tan convencidamente ofrecían “alegría”. Aunque igual hubo un importante número de escépticos recelosos, que no nos tragamos la pildorita y optamos por continuar con lo que teníamos.

Así llega la Concertación al poder, con los mismos políticos de antes pero rejuvenecidos y saludables, después de unas gratas vacaciones recorriendo el mundo y recuperando energías. Mientras los Militares reconstruían todo lo que ellos habían destruido, y el pueblo pasaba pellejerías por la economía en ruinas que habían dejado.

Por eso hoy nosotros, los escépticos del año 1988, en justicia les podemos preguntar a los que les creyeron: ¿Después de veinte años… les llegó algo de “alegría”?.

No nos contesten, nos basta con observar para darnos cuenta de la realidad. Se detuvo el ritmo de crecimiento de nuestra economía, la salud pública se transformó en una burla injuriosa, la educación bajó a niveles degradantes, la cesantía consume a un millón de chilenos, el poderío de la delincuencia intimida a la población, y la autoridad es un bloque insensible frente a la angustia del pueblo. En otras palabras: ¡Nunca les llegó una migaja de alegría!.

Sin embargo a los retornados y rejuvenecidos políticos de antaño fue muy notorio como se les llenó la cara de ávida “alegría”… especialmente cuando se encontraron con la casa limpia y las arcas fiscales llenas de dinero, cuando vieron que Chile era dueño de una economía robusta que se destacaba en el entorno americano, cuando descubrieron un país moderno y multiproductor, un pueblo con otra mentalidad, una nueva y funcional institucionalidad y un horizonte inexplorado de desarrollo y esperanzas.

Todo era hermoso para ellos los vendedores de “alegría”, pero nuevamente se olvidaron del pueblo. Y lo que es peor… el germen malévolo que llevaban dentro volvió a brotar, no se contentaron con todo lo que había, ellos querían más… y mucha más “alegría”.

A poco andar Chile escucha de irregularidades en algunas reparticiones: “Serviu”, “Mop”, “Conadi”, “Indap” y otras tantas. Luego estas se transforman en escandalosos casos de corrupción donde desaparecen impresionantes recursos públicos. Más tarde viene “Sence”, “Inverlink”, “Chile Deportes”, y otros muchos con ribetes de desfalco público.

Lo peor es el carácter impune que envuelve a estos graves delitos, pocos Jueces han podido ejercer su trabajo pero sin llegar a nada. Más importante para el gobierno es que la Justicia se dedique a perseguir Militares, a esos que los privaron por tanto tiempo de la rentable administración del estado.

Y al final terminamos con nuestro país envuelto en una magra metodología de la corrupción, un desenfreno sin límite que reparte “alegría” en todos los niveles del poder gubernamental. Los sobresueldos e indemnizaciones ilegales, las subvenciones, los falsos programas de empleo o las coimas son parte de nuestra vida. Incluso los que hieren el alma de la gente como las casas Copeva o el Transantiago; ni hablar del desfalco que “evaporó” de los ferrocarriles chilenos, y la mano artera de la Concertación metida copiosamente en Codelco, la empresa fiscal más importante del país y la cuprífera más grande del mundo.

Por eso al cumplirse un nuevo aniversario del triunfo del “NO”, los escépticos de 1988 que votamos por el “SI”, les queremos recordar a todas aquellas personas que inocentemente han apoyado a la Concertación por veinte años sin recibir la más mínima partícula de “alegría”, que en Diciembre hay elecciones, y esa es la mejor oportunidad que tienen para recobrar la dignidad perdida.



Alejandro Russell O’Kuinghttonss




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