miércoles, 20 de enero de 2010

CHAVEZ CON PROBLEMAS


COMENTARIO:
Posteado por:
Roberto Finat Díaz
20/01/2010 10:18
[ N° 1 ]

Lo que llevó a ese malhechor a la tiranía sobre Venezuela, fue la contumaz corrupción que los partidos políticos habían "organizado" para saquear a Venezuela.
Venimos saliendo de una serie de gobiernos corruptos y contumaces. El que el futuro gobierno lograra ser meramente la continuidad de tan nefasta práctica, nos aseguraría caer en lo que cayó Venezuela.
La clase media necesita soluciones concretas a sus males. Espera tener una banca que tenga utilidades y pérdidas consecuentes con las utilidades y pérdidas de la economía en general. Una banca a la que se le retire el inhumano "blindaje a todo evento" que sus hoy salientes cómplices le proveyeron.
La clase media empresaria necesita que los oligopolios, especialmente pero no exclusivamente el llamado "Retail" sean disueltos como tales. La pronta desagregación de tan porfiadamente constituidos Frankenstein, tiranos de los proveedores, demoledores de los competidores menores y finalmente amos, por el crédito, de los ciudadanos y consumidores.
Finalmente la revisión de los contratos firmados por la Concertación con empresas extranjeras compradoras de las compañías de “Servicios” y que en todos los casos significaron enormes alzas tarifarias. ¿Por qué razones, si es que las hubo?.
Es probable que ninguno de estos puntos tenga la menor importancia para los que acceden al gobierno. Soslayarían que el daño social ocasionado por la Concertación ya puso a parte importante de la población, en curso de colisión con el “Sistema”, sistema profundamente desfigurado por esa “asociación” que nos deja.

El Mercurio

Las noticias de Venezuela deberían ser una lección para el resto del continente. Pese a cuantiosos recursos petroleros y a los altos precios del crudo en los últimos años, diversos indicadores y medidas del Presidente Chávez revelan el duro trance que enfrenta una nación que podría ser próspera.

La inflación alcanzó a 31,2 por ciento en 2008 y a 25,1 en 2009, totalmente fuera del rango del resto de los países de la región, salvo Argentina. El PIB cayó 2,9 y la producción industrial 7,2 por ciento en 2009, y el país está sumido en una crisis energética que llevó a Chávez a anunciar cortes de energía eléctrica de cuatro horas día por medio —en lo que rápidamente debió echar pie atrás, ante el descontento popular y los efectos en la producción, y, como chivo expiatorio, destituyó al ministro de Energía—. Sin embargo, los medios venezolanos advierten que el sistema eléctrico podría colapsar en mayo próximo.

Adicionalmente, el propio Presidente dispuso devaluar el bolívar en ciento por ciento —de 2,15 a 4,3 por dólar— para gran parte del comercio exterior, aunque mantuvo la tasa de cambio para algunos productos, y la subió a seis bolívares por dólar en otros casos (en el mercado negro ya se transaba a esa tasa antes de tal medida).

Chávez dispone de poderes omnímodos, pero el descontento popular crece —lo prueba, por ejemplo, la alarma general frente al incremento delictivo—, y el gobernante, que lo sabe, ha retado a la oposición a sacarlo del poder mediante referendo (lo que permitiría su propia Constitución bolivariana), en la confianza de que aquélla carece aún de organización y de líderes para lograrlo.

En cualquier caso, a comienzos del siglo XXI, ciertos países latinoamericanos siguen cometiendo los mismos errores económicos, con los mismos errados argumentos que la región invocaba a mediados del siglo pasado, en temas ya largamente superados por la teoría y la práctica. Tasas de cambio fijo artificialmente bajas para evitar provocar inflación y controles cambiarios de toda clase que generan mercados negros, traduciéndose en distorsiones y desincentivos a la inversión, como ocurre con la energía (más allá de la sequía que invoca Chávez), además de desabastecimiento y desempleo, todo ello acompañado de un incremento gigantesco del gasto fiscal, en planes sociales internos y expansionismo bolivariano externo, dan por resultado menos producción y más inflación —precisamente lo que se quería evitar—, y un malestar creciente de la ciudadanía.

Tan erradas concepciones, que pretenden manipular la economía de un país al ritmo de un voluntarismo populista, junto con provocar tales perjuicios, podrían favorecer una mayor unidad de la oposición, al punto de que algunos creen —Vargas Llosa entre ellos— que Chávez ya no cuenta con el apoyo mayoritario de los venezolanos. Es doloroso que para que Venezuela pueda atisbar una solución para su futuro requiera, al parecer, un agravamiento previo de sus problemas


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