Pilar Sordo
>
> Se nos cayeron muros y casas completas. Muchas cosas materiales a las que les
> teníamos cariño desaparecieron ante nuestros ojos sin que nada pudiéramos
> hacer.
>
> Perdimos seres queridos y de un momento a otro nos sentimos solos y
> desamparados.
>
> Tanta importancia que le damos a la tecnología y nos costó días poder llegar a
> comunicarnos con zonas cercanas y lejanas.
>
> Volvimos a usar el lápiz y muchos de nosotros nos recriminamos por no sabernos
> los números de teléfonos y por no tener batería para comunicarnos.
>
> Todo quedó a oscuras, todo quedó en silencio, como una invitación a mirar a lo
> más profundo de nuestra alma. ¿Cuántos se dieron cuenta quienes eran los que
> amaban y descubrieron con sorpresa y tristeza que a lo mejor una relación
> estaba irremediablemente rota?
>
> Claramente no todos contábamos con radios a pilas, velas y todo lo que se nos
> dice que debemos tener en caso de estas situaciones.
>
> Muchos edificios no tenían cargados los sistemas de luz de emergencia, como
> que pensábamos que nunca íbamos a tener que ocuparlos.
>
> Tuvimos miedo, pena, rabia, nos sentimos frágiles, pequeños y vulnerables.
> Todo esto sólo nos lleva a concluir que en esos minutos fuimos más que nunca
> verdaderamente humanos. Sin muletas, sin ataduras, sin dependencias. Desde
> nosotros tenían y debían salir todas las soluciones. Poco de lo de afuera nos
> servía.
>
> La oscuridad nos hacía mirar sombras, bosquejos, nos invitaba a escuchar
> latidos, ritmos respiratorios, abrazos... El glamour, las "fachas" y las ropas
> dejaron de importar. Perdimos pudores, nos volvimos simples, sensitivos,
> empáticos y cariñosos.
>
> Volvió el día y comenzamos a ver hacia afuera, todo lo cercano aparecía ante
> nuestros ojos y lo lejano se nos hacia inalcanzable.
>
> Sabíamos poco, muy poco de lo que pasaba.
>
> Evaluábamos la realidad de acuerdo a lo que nos pasó a nosotros, nos faltaba
> perspectiva. Había miedo, inseguridad, curiosidad. Ganas de movernos, ansiedad
> por hacerlo.
>
> No saber por donde empezar inundaba nuestras cabezas. Los más ansiosos,
> empezaron de inmediato, los más calmados muy de a poco.
>
> Algo nos decía que lo que había pasado era grave.
>
> La radio, hermoso medio, nunca paró. Lo poco que sabíamos era por ellos.
>
> Gente con temple y valentía que merece un premio por el coraje de dejar a los
> suyos por el mandato de servir a otros traspasando sus propios miedos. Mil
> gracias a todos ellos.
>
> El terremoto, fue como un gran colador que mostró lo mejor y lo peor de
> nosotros mismos. Comenzaba el desafió de recuperar la sabiduría de los que no
> saben nada. Apareció una crisis valórica que tendremos que revisar cuando ya
> estemos en pie.
>
> Los chilenos tenemos que aprender mucho de la solidaridad, de esa que no tiene
> que ver con campañas, esa de todos los días. Nos falta respetarnos y
> tolerarnos más.
>
> Aceptar que en la empatía está la verdadera solidaridad.
>
> Entender que donar cosas no implica hacer un orden de la casa y sacar lo que
> no nos sirve. El que haya llegado a la Cruz Roja un solo zapato en vez del
> par, es francamente digno de análisis. Y hay que sumar el hecho de que en una
> campaña solamente no se muestra nuestra capacidad para dar, eso es de todos
> los días.
>
> Aquí hubo saqueos con plata y sin plata. Ambos imperdonables y reflejo
> perfecto de todo lo anterior. Tal vez esto muestra nuestra falta de desarrollo
> espiritual y nuestro extremo apego a las cosas.
>
> Se nos cayeron las máscaras y los muros, aparecieron nuestras lágrimas, muchas
> veces expresadas en cuatro paredes. Aparecieron seres de luz haciendo
> campañas, ollas comunes y gestos de solidaridad que sin duda generaron una
> sonrisa en el rostro de DIOS.
>
> El terremoto del alma es el más lento de sanar. No nos sirve para ello, el
> dinero, la tecnología y tantas otras cosas de las cuales nos apoyamos.
>
> Todo nos sirve y nos ayuda pero tendremos que pararnos desde adentro para que
> lo que construyamos afuera sea de una solidez que el próximo remezón no sea
> capaz de botar.
>
> Usemos el humor, la fe y los afectos, creo que con esto el camino se hará más
> fácil para todos.
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domingo, 14 de marzo de 2010
TERREMOTO DEL ALMA
Etiquetas:
PILAR SORDO ARTICULO TERREMOTO DEL ALMA
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