domingo, 18 de julio de 2010

CARTA: FALTA UN MANDELA


Cartas
Domingo 18 de Julio de 2010
Falta un Mandela


Señor Director:

Acaba de terminar una nueva versión del Mundial de Fútbol, esta vez en Sudáfrica, país que se distancia del nuestro no sólo por miles de kilómetros sino también por la calidad de sus líderes políticos. Justo allí, donde el mundo moderno recuerda la más terrible segregación racial, hoy es posible ver una nación alegre, con todo el futuro por delante. Esto, gracias a la calidad moral, la voluntad estratégica y la genial visión de Estado de un par de líderes políticos.

Es cierto que fue el Jefe de Gobierno de los blancos dominantes quien entendió que debía revertir una situación insostenible en el tiempo, pero debemos reconocer que el artífice indiscutido de la unidad sudafricana fue Nelson Mandela, auténtico líder que mostró una capacidad de reconciliación ejemplar, pese a haber sido personalmente objeto de lo más oscuro de la persecución racial y política que lo llevó a afrontar largos años de cárcel.

Pocas veces se ve en la historia a un hombre de esa calidad moral, donde el deseo de venganza por las humillaciones y violaciones de sus derechos fundamentales en el pasado fue dejado de lado en beneficio de un objetivo superior de unidad nacional.

Por desgracia, no ha habido, desde el fin del gobierno militar, un líder político en Chile con el valor y la voluntad de Mandela. Por eso estamos donde estamos y tal parece que seguiremos estando: en una división entre “blancos” y “negros” que conduce a cualquier parte menos hacia la unidad, detrás de objetivos comunes.

Quienes detentan el poder se ven agobiados por el peso moral de los “derechos humanos”, letal arma comunicacional esgrimida persistentemente por sus opositores.

La reconciliación no puede ser objeto de plebiscito ni de discusión pública, donde será distorsionada por los mismos intereses que la bloquean en forma natural. Una situación como ésta requiere de una decisión de Estado, que la sustraiga de los devaneos de la opinión pública. ¿Qué habría ocurrido si Mandela hubiese pedido la opinión a su pueblo sobre la forma de imponer la pacificación y el reencuentro entre los sudafricanos?

Ante la iniciativa del indulto que presentará la Iglesia Católica, esperamos que el Presidente de Chile muestre su condición de estadista y cuente con la voluntad necesaria para adoptar una determinación acorde al Bicentenario Nacional, aceptando que las grandes decisiones pagarán siempre un costo político para poder ser reconocidas por la historia. Así lo entendió claramente Nelson Mandela.

Patricio Quilhot Palma
Abogado


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