martes, 24 de agosto de 2010

GRACIAS WARNKEN


Gracias Warnken

Es magnífico que el mejor columnista de
Chile -Cristián Warnken- se haya adelantado
publicando hoy un par de ideas que otros menos
dotados tratábamos de articular.
El parto con el que la tierra nos
bendecirá devolviéndonos a los 33 mineros nos
ayudará a renacer, dice Warnken. Y lo dice con su
verbo superior. Pocos lo rechazarán; él sabe de
lo que habla, porque espera también una
resurrección.
Otros, con una luz que además viene de
Dios y que aquel columnista busca con tanto
esfuerzo, podemos seguir con la imagen que él
sugiere y dar otro paso.
Esperamos ese parto de la tierra con
especial ansiedad, porque ya conocemos las caras
de los que van a revivir. Y queremos verlas de
nuevo a la luz del día.
Porque ahí, en esas caras presentes en
cada diario y en cada pantalla, está tambiénS la
otra cara, la de quienes nunca llegarán desde la
madre tierra -el vientre de sus madres- a
conocer la luz. La de quienes no tendrán rostro,
ni publicidad, ni serán buscados, ni recibirán la
comunicación heroica, ni percibirán el afán de
alimentarlosS sino todo lo contrario. Es la cara
nunca entrevista
-pero siempre imaginada- de quienes morirán
asesinados en la fértil tierra del cuerpo
femenino.
Son muchos más que 33; son millones y
millones, en el mundo entero. Uno de ellos, o
todos sin duda alguna, podrían sobrevivir y
llegar a nacer; y formar una familia; y un día
feliz convertirse en mineros; y otro, triste,
tener un accidente; y ser rescatados; y
resucitarS PodríanS

Gonzalo Rojas Sánchez

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