AL COMANDANTE EN JEFE DEL EJÉRCITO
Que difícil comenzar esta carta, porque son demasiadas las ideas y recuerdos que pasan por mi mente y tantos los años de dolor e impotencia por las familias de camaradas, que están en el desamparo total y sólo por servir a los principios fundamentales que algún día juraron como soldados.
Comenzaré expresando mi más alto rechazo a sus declaraciones hechas con motivo de los procesamientos de oficiales en el caso Prats. Estas, creo que las hizo a titulo personal y no representan en absoluto el sentir del personal de la Institución.
Somos miles de militares en condición de retiro y me imagino que también en servicio activo, que las consideramos como un acto de agresión contra las propias tropas. ¿Tendrá usted el derecho y altura moral para condenar a oficiales, que incluso fueron sus superiores?, por acusaciones que sabe perfectamente se han efectuado por personas que no son imparciales y que traen por detrás solo rencor, odio, resentimiento y cuyo objetivo final es la venganza.
Lo anterior, puedo expresarlo con total y absoluta certeza, porque he vivido los acontecimientos del país de los últimos años y mi memoria parece que es de las pocas que aún funcionan.
Existen muchas dudas y quizás usted las pueda aclarar, porque de la forma rápida y oportuna en que descalificó a sus propios camaradas de arma, es posible que maneje información, que el resto desconocemos:
1.- ¿Quiénes están detrás del negocio de los Derechos Humanos en Chile?
2.- ¿Quiénes son considerados Humanos por esta lucrativa organización?
3.- ¿Qué son los crímenes de lesa humanidad?
4.- ¿Por qué solo existen uniformados acusados por esta causa?
5.- ¿Existe judicialmente el secuestro permanente?
6.- ¿Pueden actuar con imparcialidad, Jueces que militaron el lado político acusador?
6.- ¿Pueden los Jueces cobrar recompensas por procesar personal “no” humano?
Y podría seguir enumerando interrogantes, que para mí están totalmente claras, pero solo representan mi punto de vista, que claramente es distinto al que usted tiene.
¿Recuerda al Intendente de Santiago asesinado al salir de su domicilio, al General Carol Urzúa? ¿El puede ser considerado humano o solo fue un “milico” más? Su crimen no es considerado de lesa humanidad y los asesinos fueron defendidos justamente por integrantes de los dd.hh. en Chile. Hoy se encuentran todos en libertad, indultados por los mismos que gritan con fuerza que no se puede aplicar este beneficio a los militares.
Los casi mil carabineros caídos en todo este proceso tampoco pueden considerarse humanos, pues esta organización solo participó de la defensa de los inculpados en sus muertes. (Solo fueron pacos muertos).
Los civiles que murieron en atentados terroristas o que sufrieron daño por efectos de estos, tampoco pueden considerarse humanos, porque esta organización nunca esbozo palabra alguna, más que para nuevamente, defender a los victimarios. Me viene a la
memoria el caso de una mujer y sus dos hijos quemados con ácido en una micro en Santiago. Esos niños que hoy deben tener más de 30 años, nunca han sido reconocidos como victimas de dd.hh., debido a que los responsables fueron terroristas y no militares. Terroristas como Carmen Gloria Quintana, que se dedicaba a efectuar este tipo de actos, con las mismas bombas con que posteriormente se quemó, arrancando de un control militar, se trata de “cloratadas” (a base de Clorato de Potasio y Ácido Sulfúrico que combinado con otros agentes combustibles al hacer contacto entre ellos, explotaban). A ella si la consideraron una pobre victima y no solo eso, además la premiaron con muchos millones de pesos por sus delitos absolutamente “humanos”. (El gran negocio de los dd.hh.)
El Crl. Roger Vergara, el Tte. Roberto Zegers, los escoltas del presidente Pinochet, Crl. Fontaine, May Benimelli, y tantos otros que nadie recuerda en el país, porque sus asesinatos no caben en el contexto de los dd.hh., porque nuestra “Suciedad”, perdón “Sociedad”, no los considera así.
Esos hombres, General Fuente-alba, vestían uniforme, predicaron y lucharon por los mismos principios que nos llevaron a defender el país y sacarlo del caos, tal como lo hicieron nuestros camaradas acusados de crímenes contra la humanidad.
El Gral. Prats, es un caso especial en este gran show, porque él sirvió fielmente a los intereses de la izquierda revolucionaria y no a la patria como el resto de las FF.AA. El perfil de él encaja muy bien, con el que se requiere para formar parte de los “humanos con derecho” y ser considerado su crimen como “lesa humanidad”.
Este señor que fue más político que militar, y que hoy, ha levantado tanta importancia por parte de los últimos mandos de la institución, cediéndole incluso, su nombre a una histórica unidad del Ejército, pareciera no ser el mismo que; días antes de asumir como ministro del interior del gobierno de la U.P., en una reunión con los oficiales de la guarnición de Santiago y ante rumores de golpe de estado, amenazó con disolver el Ejto. para crear el “Ejército popular”.
El mismo que ante la mirada atónita del país y las otras Instituciones, no hizo nada para parar el armamentismo de las fuerzas paramilitares, sino por el contrario, viajó a la ex Unión Soviética, a coordinar la adquisición de armamento, el que posteriormente sería utilizado en contra de su propia gente.
El autor confeso de su asesinato, el agente de la C.I.A.., Michael Townley, goza de inmunidad, protección y de todos los privilegios que tienen los agentes de esta organización Norteamericana, a cambio de inculpar a militares chilenos, tal como lo hizo en el caso Letelier, donde oficiales de inteligencia venezolanos, relatan paso a paso, como planificaron y ejecutaron el atentado, en conjunto con la C.I.A., pues, este personaje por sus contactos con Cuba, causaba un grave daño a los intereses de EE.UU., y sin embargo, estando todos los antecedentes en el proceso, no fueron tomados en consideración porque exculpaba a nuestros hombres en el hecho.
La historia reciente de Chile se ha manipulado de una forma inteligentísimamente perversa y usted lo sabe muy bien. En los allanamientos producidos después del 11 de
septiembre de 1973 se encontraron listados de autoridades civiles, militares y eclesiásticas que debían ser eliminadas, para que el gobierno de la “Unidad Popular”, pudiese tener el control total y absoluto del país, como el caso de Cuba. Estos fueron publicados por el diario el mercurio de la época y avalados por los mismos personajes revolucionarios que hemos visto en diferentes programas de televisión narrando sus actos con total desfachatez. Pero sin embargo se niega y el ”plan z” fue un invento del gobierno militar. Las fuerzas paramilitares y su armamento también fue un invento nuestro. El chascón disparando una ametralladora en la moneda el 11, fue un truco cinematográfico.
He escuchado de parte de ellos que el desabastecimiento del país, fue porque los militares tenían escondidos los víveres y miles de estupideces más para hacer creer que la intervención militar fue un acto de traición en contra de la patria.
Me imagino General Fuente-alba que usted vio, en la escuela militar, las armas y municiones encontradas en Carrisal bajo. Si no las vio, estaba en otro planeta. Yo en esa época era teniente y le contaré que eran miles, tantas como para equipar varios regimientos, las que se iban a usar en contra de nosotros en la peor guerra que pudiéramos haber sostenido. ¿También fue una invención nuestra?
Este acto heroico que perseguía recuperar la democracia, no tenía otro destino más que la muerte de millones de chilenos, incluso la de usted mismo, pero no podría catalogarse de crímenes de lesa humanidad, porque quienes la organizaron y casi ejecutaron son honorables ciudadanos de la izquierda revolucionaria chilena. En este conglomerado de “buenos chilenos”, se encuentran ex presidentes(as), honorables parlamentarios, jueces y todo tipo de autoridades de gobierno que, aunando fuerzas terminaron por distorsionar todo para hacernos ver ante la ciudadanía como los peores asesinos de la historia de Chile. (Hoy no existe ningún terrorista detenido. Los que no son o fueron autoridades se dedican a asaltar bancos).
Quieren hacernos creer que el terrorismo que “ellos” ejecutaron definitivamente no existió. Las noches que pasé cuidando puentes y torres de alta tensión, solo las imaginé, y parece que no solo eso, porque tengo recuerdos como ver al Tte. Roberto Zegers con 9 disparos cal. 45 en su cuerpo, atentados explosivos e incendiarios, compañías enteras cuidando micros en Santiago, terroristas abatidos en enfrentamientos escribiendo con su sangre FPMR en el suelo, y no se trataba precisamente de aficionados sino terroristas con alta preparación militar, a quienes nuestros camaradas condenados, tuvieron que enfrentar y para eso se requería de mucha valentía, la que aparentemente se perdió por completo.
No creo haber imaginado nada de eso, las viví tanto como usted, pero mi disco duro a diferencia suya mantiene esa información, porque para juzgar el pasado debemos ser capaces de ver en 360º y tener todas las cartas sobre la mesa.
Se esta presentando un proyecto de ley en el congreso, donde se prohibirá en todos los espacios y organismos públicos, así como en establecimientos educacionales, las imágenes, estatuas, placas o escudos que honren o recuerden al General Pinochet y todos los miembros de la Junta Militar, porque un fallo de la Corte Suprema en relación al caso
Prats, reconoce el establecimiento de una “asociación ilícita”. Me imagino que usted aplaudirá esta medida. De ser así quiero decirle claramente, que yo me siento orgulloso de haber pertenecido a esa “organización delincuencial” que levantó al país de las ruinas, lo ordenó y llevó al lugar en que hoy se encuentra. Usted también perteneció a esta organización, desde el año 1973, incluso fue en algún momento su vocero oficial y parece que no siente el mismo orgullo que yo.
Claramente estamos ante un problema existencial grave, porque se borraran 17 años de nuestra historia, que quedaran en algún archivo oculto. Pero yo, que juré convencido frente a la bandera servir fielmente a la patria, ¿que podré contarle a mis futuros nietos con respecto a esos años y a la gran familia militar? ¿Les contaré que cuando era alumno de la Escuela Militar, los oficiales que me formaron eran “delincuentes”?, como el Director de la escuela el Crl. Hugo Salas o el Cdte. del batallón el Tcl. Miguel Krassnoff, ¿y durante mi carrera de oficial serví bajo el mando de asesinos y secuestradores como el Crl. José Zara o Gral. Eduardo Iturriaga?, ¿trabajé en la seguridad del peor de todos, el Grl. Augusto Pinochet U?, ¿y durante mi niñez como parte de esta “gran familia”, llamé tíos a la mayoría de oficiales que han desfilado por los tribunales de justicia?
Gral. Fuentealba, déme la receta para explicar a nuestra descendencia, que vivimos más de la mitad de nuestras vidas, rodeados de bandidos.
¿Qué les dirá usted a los suyos?, ¿Les dirá, acaso, que perteneció a una banda de forajidos y que ahora la comanda?
Yo no solo admiro a todos estos hombres, sino que les tengo un cariño y lealtad a morir, porque los conocí personalmente y el amor a la patria, familia, tradición, honor, valor, lealtad y muchos otros conceptos, los aprendí y reforcé en mi vida gracias a ellos.
Como se puede creer en una Institución como es la Justicia, que esperó más de 30 años para aclarar qué, el gobierno militar fue una “asociación ilícita”, que los militantes de esta asociación son un peligro para la sociedad, que tienen personas secuestradas hace más de 30 años, que torturó a miles de personas que hoy viven de eso, gracias al estado y nuestros impuestos, y para poner el broche de oro, el Juez que sometió a proceso a la familia del gran dictador, fue a cobrar su recompensa a Europa, como en los mejores tiempos del viejo oeste.
En Chile la ley que tipifica los crímenes de lesa humanidad, genocidio y los crímenes de guerra (Ley Nº 20.357), fue publicada en el diario oficial con fecha 18 de Julio de 2009 y si mi memoria no falla, el crimen del Gral. Prats fue un poco antes de esta fecha, pero una vez más vemos como se aplican, a los militares, las leyes a la medida del legado de la “concertación de partidos por el odio y la venganza” (secuestros permanentes, crímenes por genocidio y lesa humanidad, cadenas perpetuas por presunciones, etc, etc.)
En algún momento escuché decir a alguien que ser castrense no es sinónimo de castrado, pero ahora creo que si lo es.
Ya que usted no lo hizo, espero que algún sucesor suyo tenga los pantalones de exigir que las leyes se apliquen, sin distinciones y que nuestra historia pasada se cuente como realmente fue.
Creo que le haría muy bien escuchar a personas como Hermojenes Pérez de Arce, que tienen una visión más amplia de nuestro pasado, y analizar el por qué y de cómo acontecieron los hechos.
Para finalizar mis palabras, quiero pedirle que mire a la gloriosa “Armada de Chile”, y trate de imitar en algo a sus mandos y el trato que ellos han tenido con su gente.
Si los mandos de mi ex querida Institución hubiesen actuado así, yo no habría escrito esta carta.
Saluda a Usted
JORGE TEJOS RODRIGUEZ
MAYOR (R)
martes, 14 de septiembre de 2010
CARTA AL CJE
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