“Para los amigos todo, para los enemigos ni siquiera justicia”
Sr. Director:
Como consecuencia de tres hechos puntuales que se produjeron a mediados de la semana anterior esta frase no ha dejado de resonar en mis pensamientos.
Dos de ellos fueron ampliamente difundidos por la prensa:
1) La negativa del Poder ejecutivo de la Argentina a conceder la extradición solicita por Chile del ex (¿?) guerrillero Sergio Galvarino Apablaza Guerra, alguna vez el máximo dirigente del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), a posteriori de concederle estatus de refugiado polìtico. Claro que el argumento más sólido que manejó la Comisión de Refugiados es la convicción del propio Apablaza de que el proceso judicial en Chile podría, en función del pasado, resultarle "persecutorio" –desconociendo el pronunciamiento de la Corte suprema de Justicia (de la Argentina) acerca de que los delitos investigados (atentados y homicidios) son graves y comunes, no políticos- además de la “necesidad de proteger la unidad de la familia de Apablaza (casado con una argentina que trabaja para la Presidencia de la Nación y padre de tres hijos), que entiende que podría ser lastimada si Apablaza de pronto regresara a Chile para enfrentar las acusaciones gravísimas que se le imputan.
Por si ello fuera poco, el ex candidato presidencial de Chile, Marco Enríquez Ominami, aseguró que comparte "el malestar" de su gobierno con la decisión argentina de rechazar el pedido de extradición de Sergio Apablaza, aunque se diferenció y realizó una "autocrítica", por el "Estado de Derecho imperfecto" que según dijo tiene su país (fue en Palabras más, palabras menos, por TN) recordando que Argentina no fue la única en actuar así, pues Suiza ya habìa hecho lo mismo. Para el dirigente de la izquierda trasandina, "es legítimo que Chile pida la extradición", pero dijo que "también se debe recoger el guante. Somos un Estado de Derecho precario".
2) La negativa de la justicia de nuestro país a conceder la extradición -solicitada por la justicia argentina- del narcotraficante croata que tenía en un yate de su propiedad unas dos toneladas de cocaína, bajo el principio de "no bis in idem" en virtud del cual no se puede juzgar a una persona dos veces por el mismo hecho (“El País”)
3) El tercer hecho al que me refería fue el fallecimiento de una señora mayor, vecina del Cerrito de la Victoria, y sólo fue conocido por familiares, amigos y vecinos. La diferencia está en que la fallecida era la señora madre del Coronel Wellington Sarli, uno de los tres orientales extraditados desde hace más de cinco años a Chile, para ser juzgados por hechos ya investigados por nuestra justicia –sin haber encontrado mérito para su procesamiento- en un país cuya imparcialidad y sistema judicial es considerado por los propios chilenos cuando menos “imperfecto y precario”.
Jose Medero
martes, 19 de octubre de 2010
CARTAS DESDE URUGUAY
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