domingo, 31 de octubre de 2010

¿Derechos bolivianos sobre territorios CHILENOS ?




DE CHILE INFORMA EDICIÓN Nº 544.

Escribe don Patricio Villalobos Lobos

Con sorpresa leemos en la prensa que, en una reunión en Ilo,
entre el Presidente de Perú, Alan García y el Presidente de
Bolivia, Evo Morales, con ocasión de renovar el proyecto
Boliviamar de 1992, que cedía una franja sin soberanía de
territorio peruano en ese puerto, por 99 años, se expresaron las
siguientes frases:

Alan García: “Perú nunca será obstáculo en el diálogo bilateral
(con Chile) que debe conducir a que Bolivia recupere su salida
soberana al mar”….” Es injusto que Bolivia no tenga una salida
soberana al océano”…
Evo Morales: “El retorno al mar es irrenunciable para
bolivianos y bolivianas”.



Además, la Constitución Política de Bolivia en su Art. 268
indica:

“El Estado boliviano declara su derecho irrenunciable e
imprescriptible sobre el territorio que le dé acceso al Océano
Pacífico y su espacio marítimo”, lo que ha generado el slogan
“El mar nos pertenece por derecho, recuperarlo es un deber”
que es escrito en las paredes de todo pueblo altiplánico.
¿Por qué un derecho boliviano? ¿De donde emana ese
derecho sobre las costas chilenas?
Como se demostrará en este artículo, el derecho al mar
que Bolivia se arroga sobre territorio chileno, no es más que
una disculpa de sus gobiernos a su pueblo para exculpar su
responsabilidad de haber cedido a Chile su litoral, tras un pago
cuantioso en dinero que arregló las arcas fiscales bolivianas.
La Guerra del Pacífico (1879-1884), se inició debido a la
violación del Tratado de 1874 por parte de Bolivia, que dejó
nulo el Tratado de Límites de 1866 y por el conocimiento en
1879 por parte del gobierno chileno, del Pacto Secreto de
Alianza Mutua entre Perú y Bolivia de 6 de febrero de 1873,
dirigido en contra de nuestro país.
Bolivia, causante de la guerra, participó en las acciones
bélicas hasta el 26 de mayo de 1880, en la Batalla del Campo de
la Alianza, al norte de Tacna, donde las tropas aliadas sufrieron
una gran derrota ante el Ejército de Chile.



Batalla del Campo de la Alianza

Nunca más tropas bolivianas participaron en acciones
bélicas, pues se replegaron al altiplano, dejando durante el
resto de la guerra, todo el peso económico y militar de ella en
el gobierno de Perú, que entró al conflicto por cumplir el
compromiso del Pacto Secreto.
Terminadas las beligerancias, se firmó el Tratado de Paz
con Perú, en Ancón, el 20 de octubre de 1883 y Chile exigió
como compensación de guerra, la entrega del territorio de
Tarapacá y el 50 % de la explotación de las guaneras, hasta un
millón de toneladas, más otras exigencias económicas, entre
las cuales figuraban indemnizaciones a los chilenos radicados
en Perú, que hubieren sufrido perjuicios por causa de la
guerra.
Tacna y Arica quedaban bajo soberanía chilena hasta que
un plebiscito definiera a quien pertenecerían, lo que fue
zanjado en 1929.
Con Bolivia se firmó un Pacto de Tregua el 4 de abril de
1884, que preparaba y facilitaba la suscripción de un Tratado
de Paz. Mientras tanto no se firmara un Tratado de Paz, Chile
ejercería soberanía en los territorios comprendidos desde el
paralelo 23º Sur hasta la desembocadura del río Loa.



Por diversas circunstancias, el Tratado de Paz con Bolivia
no se firmó hasta el 20 de octubre de 1904.
El tratamiento a Bolivia fue muy diferente al que se había
dado a Perú en el Tratado de Ancón, país al cual se le había
exigido duras compensaciones de guerra.
En 1902 el gobierno boliviano encargó al millonario y
diplomático don Félix Avelino Aramayo para que buscara un
arreglo definitivo con Chile en base a la renuncia a su litoral,
recibiendo en cambio compensaciones pecuniarias y
comerciales.



Félix Avelino Aramayo

Las negociaciones se siguieron a través del Ministro
Plenipotenciario de Bolivia, don Alberto Gutiérrez y el Ministro
de Relaciones Exteriores de Chile, don Emilio Bello Codesido,
logrando firmar el Tratado de Paz el 20 de octubre de 1904.
Los Congresos de ambas naciones aprobaron y
ratificaron el Tratado y las ratificaciones fueron canjeadas el 10
de mayo de 1905.
Una de las persona que más influyó en la firma de este
Tratado fue el general Ismael Montes Gamboa, Ministro de
Estado del Presidente de Bolivia, don José Manuel Pando
Solares, quien gobernó hasta el 14 de agosto de 1904.



Montes Gamboa

Posteriormente asumió el mando el general Montes
elegido con una mayoría de votos que no tenía precedentes en
esa nación. Bolivia bajo el mando de este militar firmó y ratificó
el Tratado de Paz.
Chile reclamaba el territorio cedido a Bolivia por el
Tratado de 1866, ya que este país había violado las condiciones
establecidas en el Tratado de 1874, relacionado directamente
con el anterior.
Por el Tratado de 1904 Bolivia accede voluntariamente a
entregar el territorio indicado en el Pacto de Tregua, pero con
una compensación económica, que significa una inversión
altamente conveniente para las autoridades altiplánicas, que
hacen un pingüe negocio, ya que sus finanzas no resistían el
pago a sus acreedores.
Uno de los valores intangibles pagado por Chile por
conservar el litoral, fue la sangre de sus marinos sobre las
duras tecas de las cubiertas de los buques de guerra y la de
sus soldados en las arenas del desierto.
Al leer este Tratado, cualquier persona con un poco de
perspicacia, puede ver que más que un Tratado, es un Contrato
de Compraventa o de Trueque, que se efectuó 24 años después
de la última acción militar del Ejército de Bolivia y 20 años
después de terminada la Guerra del Pacífico.
Mucho se ha dicho por parte de las autoridades bolivianas
que el Tratado de 1904 “fue impuesto por la fuerza, para que
Bolivia cediera su (pretendido) litoral” a Chile. Los siguientes
antecedentes desvirtúan esa pretensión:
A. Chile se comprometió a compensar a Bolivia por adquirir
ese territorio de acuerdo a los siguientes valores indicados en
el Tratado, equivalentes a US$ 20.083.950 de la época, valor
equivalente a centenas de miles de millones de dólares
actuales.

1.- Chile debió construir a su cargo, en toda su extensión,
el ferrocarril de Arica a La Paz, debiendo ceder gratuitamente el
tramo boliviano a ese país. Esta obra se estimó para el Tratado
en 2.750.000 libras esterlinas de la época.




Si consideramos el cambio establecido, una vez que se
compatibilizaron los patrones de oro y plata a comienzos del
siglo XX, de US$ 4,86 por libra esterlina (dato entregado por el
Banco de Inglaterra), valor que existía desde mediados del
siglo XIX con pequeñas variaciones, Chile invirtió en el
ferrocarril US $ 13.365.000 de la época.

2.- Chile sirvió de aval hasta el 5 por ciento por garantías
de los capitales dados en préstamos a Bolivia para la
construcción de los ferrocarriles de Uyuni a Potosí, Oruro a La
Paz, Oruro a Cochabamba por Santa Cruz, La Paz a la región de
Beni y de Potosí a Santa Cruz por Sucre y Lagunillas, lo que
significó un desembolso del erario nacional de 595.000 libras
esterlinas, equivalentes a US$ 2.891.700.

3.- Chile entregó a Bolivia 300.000 libras esterlinas para
su uso discrecional, vale decir US$ 1.458.000, al cambio
indicado anteriormente.

4.- Chile pagó los créditos reconocidos por Bolivia, por
indemnizaciones a favor de compañías mineras de Huanchaca,
Oruro y Corocoro y por el saldo de un préstamo obtenido en
Chile en 1867, en la cantidad de 4.500.000 pesos oro de 18
peniques, vale decir 337.500 libras esterlinas o US$ 1.640.250

5.- Chile pagó 2.000.000 pesos oro de 18 peniques a la
cancelación de las siguientes obligaciones de Bolivia: a)
préstamo para la construcción del ferrocarril de Mejillones a
Caracoles de 10 de junio de 1872, b) deuda a favor de don
Pedro López Gama, c) los créditos a favor de don Juan G.
Meiggs, y d) la deuda a favor de don Juan Garday.
Esto representó 150.000 libras esterlinas o US$ 729.000
para el erario chileno.

B.- Todo esto agregado al más libre tránsito de mercaderías,
ya conocido por la opinión pública, que le ha permitido a
Bolivia estar exenta de tasas, impuestos y otros gravámenes
desde el 31 de diciembre de 1904.
Si se valorizara lo que Chile ha perdido de percibir con la
aplicación esta cláusula de este Tratado desde 1904, y se
considerara a Bolivia como un país afecto al pago de
impuestos, tasas, derechos de embarque, etc., el resultado
final sería una suma sideral inimaginable.
Chile continúa año a año perdiendo de percibir enormes
sumas de dinero por favorecer a Bolivia.
Debe considerarse también el costo de las obras públicas
para mantener el libre tránsito hacia y desde ese país, que son
financiadas con los impuestos pagados por todos los chilenos.
Este cálculo debería hacerlo el Ministerio de Relaciones
Exteriores, con la colaboración de los Ministerios de Hacienda,
Economía y Obras Públicas, para demostrar todo lo que Chile
ha perdido desde 1904, por conceder libre tránsito a quienes
no valorizan el esfuerzo chileno.
A cambio de ello, alientan en su pueblo el odio hacia
nuestro país.

C.- Además, debe hacerse presente, que de acuerdo a lo
establecido desde tiempos remotos hasta el día de hoy,
después de una guerra los vencidos deben pagar
compensaciones de guerra a los vencedores (hoy EE.UU. se
está pagando compensaciones de guerra con el petróleo de
Irak).

El Ministro plenipotenciario de Bolivia para el Tratado de
Paz, don Alberto Gutiérrez, en su libro “Tratado de Paz con
Chile” recuerda:

“Todos los tratados internacionales que han puesto
término a las situaciones bélicas, todos en la historia de las
edades, han registrado o cesiones territoriales o
compensaciones pecuniarias. En ocasiones el vencedor ha
impuesto cesión territorial e indemnización en dinero: es el
caso de Francia; otras veces se ha estipulado cesión y compra
de territorios al mismo tiempo: es el caso de Estados Unidos,
que adquirieron de España, Puerto Rico a título de cesión y a
título de compra, el archipiélago de Filipinas”.
Como se indicó anteriormente, Chile le exigió a Perú,
como parte del pago de las compensaciones de guerra, la
cesión de la provincia de Tarapacá una vez finalizada la Guerra
del Pacífico.
En este caso Bolivia debería haber pagado
compensaciones de guerra con la cesión incondicional de su
litoral, sin compensación alguna.
Chile no lo exigió, sino que al contrario, desembolsó
enormes cantidades de dinero a favor de Bolivia por esa
cesión, liberando a ese gobierno de enormes deudas
contraídas ante sus acreedores, transformando prácticamente
el Tratado en un contrato de compraventa.
Lamentablemente esta liberación de compensaciones de
guerra no fue taxativamente incluida en el Tratado de 1904.
Inexplicablemente, Chile prefirió la “compra” del “litoral
boliviano” y nuestro país debió asumir los gastos de ese
conflicto bélico, generado en ese país.

D.- La idea de vender o “ceder” a Chile este territorio, se
debe a los antecedentes que existían que Rusia vendió Alaska
a Estados Unidos en 1867, en US $ 7.200.000, que comprendía
una extensión de 1.700.036 kms cuadrados, que equivale a
todo nuestro territorio nacional, incluido nuestro Territorio
Antártico.
Ello llevó a Bolivia a vender a los brasileños en 1903, después
de su rendición en la guerra del Acre, un territorio de 190.000
kms. cuadrados en 2.500.000 libras esterlinas o su equivalente
de US $ 12.150.000 de la época.
Si los norteamericanos habían comprado el km. cuadrado en
US $ 4,24, este negocio para los bolivianos con los brasileños
fue excelente, pues recibieron US $ 63,94 por km. cuadrado, en
moneda del mismo valor, ya que el cambio del dólar con la libra
esterlina, moneda de referencia, se había mantenido desde
mediados del siglo XIX.
Entonces, para los bolivianos de la época, vender a Chile
66.170 km. cuadrados, (Chile y Bolivia. Jaime Eyzaguirre.
Santiago de Chile.1963. Pág. 45.) y no los 120.000 kms.
cuadrados que reclaman hoy los bolivianos, en US $ 20.083.950
de pagos directos, ya no era un excelente negocio, sino era un
fantástico negocio, porque el km. cuadrado de desierto lo
vendían en un mínimo de US $ 303,52, junto con los beneficios
perennes e intangibles de libre tránsito, sin costo alguno.
Hay autores como Conrado Ríos Gallardo y Carlos
Bustos, que indican que el costo total de este Tratado para
Chile fue de 7.000.000 de libras esterlinas, equivalentes a US$
34.020.000, porque algunos costos aumentaron durante las
obras.
Ello daría un valor de US$ 514,13 por km. cuadrado de
desierto, sin considerar los costos intangibles que ha tenido el
Estado de Chile desde 1904 a la fecha.
De los antecedentes anteriores, se desprende que, Bolivia
no entregó territorio por la fuerza como dicen sus autoridades,
sino que lo “vendió” haciendo un fantástico negocio, que
permitió solucionar graves problemas de financiamiento de los
gobiernos bolivianos de esa época.
Tanto, que el general Ismael Montes Gamboa, principal
impulsor del Tratado fue reelegido para un segundo mandato
presidencial a contar de 14 de agosto de 1913.
Por lo tanto, no se pueden inventar pretendidos derechos
de una salida soberana al mar.
¡Quien vende un bien, pierde todo derecho sobre él! ¡El
que compra recibe el bien en el estado que se encuentra y el
vendedor renuncia a sus derechos sobre el bien vendido!
Eso figura en todas las legislaciones del mundo.
Hoy, todos los chilenos, de una manera u otra, estamos
financiando y financiaremos eternamente, con el pago de
nuestros impuestos, los costos del libre tránsito boliviano y las
exenciones de gravámenes que benefician a ese país para
tener acceso al mar por nuestros puertos.
Los chilenos no debemos aceptar la pretensión sin base
de Bolivia, de que su país tiene derecho a nuestro territorio
marítimo, porque “el litoral boliviano” fue “vendido” a Chile en
1904 y con ello renunció voluntariamente a su derecho a tener
presencia soberana al mar.
Los bolivianos creyeron hacer un magnífico negocio en
que tendrían acceso al mar (sin soberanía), obligando a Chile a
pagar eternamente los gastos que irrogara su comercio
exterior, tanto en tránsito, almacenaje, aduanas, sitios de
embarque y el embarque o desembarque de mercaderías.
Los chilenos no debemos aceptar la posición de Bolivia
de lograr por lástima un puerto con soberanía al mar, posición
que está haciendo mella en muchos chilenos que ignoran las
consecuencias geopolíticas nefastas para Chile derivado de
ello.
El Presidente Alan García debería ceder con soberanía un
puerto a Bolivia si encuentra injusto su enclaustramiento, ya
que ello fue consecuencia de la guerra que ambos países
declararon en contra de Chile por el Pacto Secreto de Alianza
Mutua de 1873.



Por lo demás, García conocido por sus maquiavélicas
maquinaciones, con sus palabras pretende colocar una cuña
entre las actuales relaciones entre Bolivia y Chile, en beneficio
de Perú.

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