lunes, 29 de noviembre de 2010

ECONOMIA; ARTICULO SERGIO MELNICK




Melnick, Sergio

La segunda. Jueves 25 de Noviembre de 2010

Presupuesto 2011: pagando la cuenta Bachelet-Velasco

Existe el mito urbano de que la dupla Bachelet-Velasco ahorró muchos recursos públicos. Paradójicamente, en nuestro país las opiniones valen más que los datos. La verdad dura es exactamente la opuesta: simplemente no alcanzaron o no supieron cómo gastar más. El ministro Larraín hizo esta semana una muy sólida apertura de ENADE y mostró con firmeza las cifras reales, esas que nadie quiere mirar. Y éstas son, a mi juicio, pavorosas. Velasco asumió un país con un superávit estructural de 1% del PIB y lo dejó con un déficit de 3,1% del PIB. Esto implica un deterioro nada menos que de 4,1 puntos en el balance estructural, que ahora hay que arreglar. Las cuentas se pagan.



La economía en el período Bachelet creció en un magro promedio de 2,7%. Pero el gasto público creció, en promedio, a más del 10%; es decir, aumentó en casi cuatro veces en relación a lo que se produjo en el país. Y eso no es sólo algo que ocurrió el año 2009 de la crisis. Tanto se desbordó ese año, que pasó de largo las políticas de balance estructural que habían sido uno de los aciertos importantes de la dupla Lagos-Eyzaguirre. Un desborde así sólo había ocurrido en la historia reciente durante el período de Allende.



En esos mismos cuatro años de Velasco, la productividad del país cayó año tras año, lo que no había pasado en los gobiernos anteriores de la Concertación. En ese período también hubo mucho gasto de mala calidad. Ya lo sabemos todos: EFE, Chiledeportes, Transantiago, Enap, cárceles mal concesionadas, desvío de dinero de programas de empleo a campañas, Cenabast, Conadi, Estadio Nacional, Intendencia de Valparaíso, ONG´s a destajo, deudas impagas del Ministerio de la Cultura, aviones, platas Valech, los desórdenes de las becas, y suma y sigue. Varias de las políticas sociales ni siquiera tenían controles apropiados. Ahora sabemos, por ejemplo, que había miles de casas sin ocupar, y otras tantas miles mal asignadas a quienes luego las ponían en arriendo. En el período Bachelet-Velasco no sólo no mejoró la distribución del ingreso, sino que además aumentó la pobreza en 350 mil personas.



En cifras, Bachelet partió con un presupuesto del orden de US$ 30 mil millones y terminó con uno de US$ 44 mil millones. El presupuesto del año 2011 será de unos US$ 54 mil millones y, curiosamente, a la izquierda le parece austero.

Aquí hay una gran clave que se ha difundido muy poco. En el año 2009 hubo gastos extraordinarios para la crisis. Bien, el presupuesto de 2010 debió haberse hecho sobre la base del presupuesto “normal”; es decir, sin los gastos extraordinarios, que se suponen por una vez. Adivinen qué pasó. Sí, adivinaron bien: los recursos extraordinarios se hicieron ordinarios, y lo mismo pasó ahora para 2011, y así hemos llegado a un presupuesto que a la izquierda le parece modesto.



En 2006 el fisco gastaba un poco menos de uno de cada cinco pesos de la economía (18% del PIB). Hoy gasta uno de cada cuatro pesos (25% del PIB). Este aumento de participación del Estado en la economía corresponde a la mayor expansión fiscal en décadas. El crecimiento del gasto en 16,9% el año 2009 sólo es superado en el gobierno de Salvador Allende, en 1972. Aprendemos poco de la historia: quizás hay que agregar horas de ella, no reducirlas. Claro, siempre que no sea la historia sesgada y antojadiza que ha escrito la izquierda, como bien ha advertido Gonzalo Rojas.



En síntesis, es imprescindible reordenar el gasto público chileno, desbordado por Velasco, y volverlo a la regla de equilibrio estructural, gran aporte de Lagos-Eyzaguirre. No es simple y tomará tiempo, porque debemos completar la reconstrucción. La Concertación debe tomar conciencia de los errores cometidos por el último gobierno. Con todo, lo más relevante es controlar la calidad o efectividad del gasto, algo que nunca fue relevante para la Concertación. Hay que comprometerse con metas sociales concretas, que sean medibles y exigibles. Esa es realmente una nueva forma de gobernar, y en esa línea parece que vamos muy bien


COMENTARIO DEL GRAL NÚÑEZ POR INCUMPLIMIENTO DE PROMESAS


Estimado Sergio:

Te agradezco enormemente la gentileza de enviarme tu interesante, claro y didáctico artículo, relacionado con la marcha económica del país. Es valiosisímo. Te felicito.
Me detengo en el gasto de mala calidad al que aludes en tus líneas. El Pdte. Piñera, en su campaña expresó a los militares lo siguiente:
"Me quiero referir al tema de la justicia en nuestro país. En mi administración se terminara con la discriminación que afecta en los tribunales al personal uniformado, el Gobierno demandara a todos se aplique los principios que siempre han orientado a la justicia…Se tomara las medidas para haya para todos una justicia que se aplique en forma oportuna y sin mantener procesos ad eternun, que nunca termina. Para los uniformados, en servicio activo o en condición de retiro, habrá una justicia justa que no discrimine, sino que a todos garantice el respeto de las garantías fundamentales como es el debido proceso. A los tribunales se les va pedir, de acuerdo a nuestra legislación, la correcta aplicación de los tratados internacionales y el principio de prescripción de los delitos. Si se aplican tratados internacionales que no son leyes en Chile, ¡No hay juicio justo! Se demandara a los tribunales aplicar lo que es esencia, lo que garantiza un verdadero estado de derecho. La justicia tiene que ser aplicada en forma equitativa, y los principios de la justicia, como el debido proceso, como las normas de prescripción, como la imparcialidad de los tribunales, como la presunción de inocencia, como la oportunidad en que la justicia debe ser aplicada; debe aplicarse a todos los chilenos sin ninguna distinción".
Sin embargo, el Programa de DD. HH. del Ministerio del Interior sigue gastando millones en mantener a abogados para que sigan presentando querellas por hechos ocurridos hace 40 años atrás, en donde sus protagonistas están viejos, enfermos moribundos o muertos. Hace unos días murió en Punta Peuco un pobre suboficial, sin piernas, y sin poder gozar de libertad porque "era un peligro para la sociedad". Súmale a ello, el gasto con plata de los chilenos a cuanto memorial, ruta de la tortura o la muerte, museos de la memoria y películas, con el sólo objetivo de incentivar y mantener el odio.
Fíjate que cada vez que alguien de la oposición requiere figuración se acuerda de sus fallecidos. Vamos desenterrando cadáveres, vamos haciendo autopsias. Todo es plata de todos los chilenos.
En cambio, militares de bajos grados en ese entonces, que son los que quedan vivos y apechugando, y que en cumplimiento de órdenes tuvieron que actuar - agentes del estado -, tienen que vivir de la mendicidad pública y colectas para su defensa. Ellos no alegan, sus mujeres no protestan, no hacen huelgas de hambre, no tienen becas ni beneficios. No piden NADA. Nadie se acuerda de ellos.
¡Qué diferencia con Apablaza! al que ya se le pueden encargar chocolates blancos o datos de restoranes de tenedor libre en B.Aires, por que se nos acabó la fuerza y nos dió pena por la muerte de Kirchner para pedir su extradición.

"La delicuencia tiene los días contados", fue uno de los slogan de la campaña. En Alonso de Córdoba falta que coloquen butacas para ver los alunizajes en vivo y en directo, como un espectáculo veraniego que ofrezcan la Municipalidad de Las Condes o Vitacura. Los delincuentes que han estado 11 veces en la cárcel, salen nuevamente para asaltar , pegarles o amenazar a mujeres y niños. Cada vez son más entretenidos los asaltos en las farmacias ...¿Y la policía? ... buscando a viejos que están en sus casas viendo TV porque dicen que dijeron que lo vieron presenciando un fusilamiento o un enfrentamiento hace .... 40 años atrás.

Ahí están algunos de los gastos de mala calidad ...."A-TE - RRI -ZA-DOS".

Lamentablemente, a todos se les olvidó todo. Igual que los monos: no vieron, no escucharon, ni dijeron nada. Las champañas que descorcharon, cuando corrían detrás de Pinochet o asistían a cuanta comida había en su honor, cuando brindaban por los militares en un Club de Campo en Valdivia, cuando le pegaban a un colega por hablar mal de Pinochet frente a las cámaras de TV, o cuando se hacía chico el patio de su casa en Flamencos para caber en la foto, o cuando fueron a besarle el anillo en Londres.
A propósito de la muerte del Obispo Valech. La izquierda se apropió de su figura, y el Gobierno le hizo el juego. Todos hablando de los DD.HH. y su lucha contra la dictadura. ¿Que dijo Valech antes de morir , en El Mercurio"... "Está bueno. Es hora de cerrar las heridas y hay que dar vuelta la hoja". Nadie lo ha resaltado.
Ganó el poder comunicacional de la izquierda una vez más.
"Cuando la izquierda sale a la calle, la derecha tiembla" (M.Bachelet)
Te reitero mi agradecimiento personal por tu excelente artículos.
Un fuerte abrazo.

Gral. HERNAN NUÑEZ MANRIQUEZ



3 comentarios:

Mark de Zabaleta dijo...

Tal vez, el pensamiento del gran economista, Director de la Escuela de Economía de Lausanne (Suiza), Wilfredo Pareto, pueda complementar vuestro excelente trabajo.
80/20
Pareto enunció el principio 80/20 basándose en el denominado conocimiento empírico. Observó que la gente en su sociedad se dividía naturalmente entre los «pocos de mucho» y los «muchos de poco»; se establecían así dos grupos de proporciones 80-20 tales que el grupo minoritario, formado por un 20% de población, ostentaba el 80% de algo y el grupo mayoritario, formado por un 80% de población, el 20% de ese mismo algo.
Estas cifras son arbitrarias; no son exactas y pueden variar. Su aplicación reside en la descripción de un fenómeno y, como tal, es aproximada y adaptable a cada caso particular.
El principio de Pareto se ha aplicado con éxito a los ámbitos de la política y la Economía. Se describió cómo una población en la que aproximadamente el 20% ostentaba el 80% del poder político y la abundancia económica, mientras que el otro 80% de población, lo que Pareto denominó «las masas», se repartía el 20% restante de la riqueza y tenía poca influencia política. Así sucede, en líneas generales, con el reparto de los bienes naturales y la riqueza mundial.
Una de las aplicaciones más conocidas es su uso para análisis de ventas o comercial. Las compañías que realizan un análisis de facturación respecto al número de clientes constatan que, aproximadamente, el 80% de la facturación depende del 20% de los clientes. Casi nunca se observa una relación 80-20 exacta, pero la desproporción entre ventas y número de clientes suele ser cierta. Con esta información se puede decidir qué clientes son estratégicos (hay que cuidar) y cuáles tienen menor importancia.
El principio de Pareto también se utilizar para analizar el surtido o gama de productos que vende una empresa comercial. El 80% de la facturación proviene del 20% del catálogo de productos. En general, el principio de Pareto permite analizar una situación y facilitar la toma de decisiones estratégicas trabajando con datos reales.
No obstante, el principio de Pareto permite utilizar herramientas de gestión, como el diagrama de Pareto, que se usa ampliamente en temas de control de calidad (el 80% de los defectos radican en el 20% de los procesos). Así, de forma relativamente sencilla, aparecen los distintos elementos que participan en un fallo y se pueden identificar los problemas realmente relevantes, que acarrean el mayor porcentaje de errores.
De la misma manera, en el mundo de la Economía, la Política, etc., el principio de Pareto puede ser enunciado de diferentes formas, resumiendo en cierto modo aquel dicho de…”Para lo que me pagan, mucho trabajo y para lo que trabajo, mucho me pagan”, vamos, que el 80% sólo cobra un 20% de los rendimientos del negocio…….

Marc de Zabaleta Herrero

Mark de Zabaleta dijo...

Tal vez, el pensamiento del gran economista, Director de la Escuela de Economía de Lausanne (Suiza), Wilfredo Pareto, pueda complementar vuestro excelente trabajo.
80/20
Pareto enunció el principio 80/20 basándose en el denominado conocimiento empírico. Observó que la gente en su sociedad se dividía naturalmente entre los «pocos de mucho» y los «muchos de poco»; se establecían así dos grupos de proporciones 80-20 tales que el grupo minoritario, formado por un 20% de población, ostentaba el 80% de algo y el grupo mayoritario, formado por un 80% de población, el 20% de ese mismo algo.
Estas cifras son arbitrarias; no son exactas y pueden variar. Su aplicación reside en la descripción de un fenómeno y, como tal, es aproximada y adaptable a cada caso particular.
El principio de Pareto se ha aplicado con éxito a los ámbitos de la política y la Economía. Se describió cómo una población en la que aproximadamente el 20% ostentaba el 80% del poder político y la abundancia económica, mientras que el otro 80% de población, lo que Pareto denominó «las masas», se repartía el 20% restante de la riqueza y tenía poca influencia política. Así sucede, en líneas generales, con el reparto de los bienes naturales y la riqueza mundial.
Una de las aplicaciones más conocidas es su uso para análisis de ventas o comercial. Las compañías que realizan un análisis de facturación respecto al número de clientes constatan que, aproximadamente, el 80% de la facturación depende del 20% de los clientes. Casi nunca se observa una relación 80-20 exacta, pero la desproporción entre ventas y número de clientes suele ser cierta. Con esta información se puede decidir qué clientes son estratégicos (hay que cuidar) y cuáles tienen menor importancia.
El principio de Pareto también se utilizar para analizar el surtido o gama de productos que vende una empresa comercial. El 80% de la facturación proviene del 20% del catálogo de productos. En general, el principio de Pareto permite analizar una situación y facilitar la toma de decisiones estratégicas trabajando con datos reales.
No obstante, el principio de Pareto permite utilizar herramientas de gestión, como el diagrama de Pareto, que se usa ampliamente en temas de control de calidad (el 80% de los defectos radican en el 20% de los procesos). Así, de forma relativamente sencilla, aparecen los distintos elementos que participan en un fallo y se pueden identificar los problemas realmente relevantes, que acarrean el mayor porcentaje de errores.
De la misma manera, en el mundo de la Economía, la Política, etc., el principio de Pareto puede ser enunciado de diferentes formas, resumiendo en cierto modo aquel dicho de…”Para lo que me pagan, mucho trabajo y para lo que trabajo, mucho me pagan”, vamos, que el 80% sólo cobra un 20% de los rendimientos del negocio…….

Marc de Zabaleta Herrero

Mark de Zabaleta dijo...

Tal vez, el pensamiento del gran economista, Director de la Escuela de Economía de Lausanne (Suiza), Wilfredo Pareto, pueda complementar vuestro excelente trabajo.
80/20
Pareto enunció el principio 80/20 basándose en el denominado conocimiento empírico. Observó que la gente en su sociedad se dividía naturalmente entre los «pocos de mucho» y los «muchos de poco»; se establecían así dos grupos de proporciones 80-20 tales que el grupo minoritario, formado por un 20% de población, ostentaba el 80% de algo y el grupo mayoritario, formado por un 80% de población, el 20% de ese mismo algo.
Estas cifras son arbitrarias; no son exactas y pueden variar. Su aplicación reside en la descripción de un fenómeno y, como tal, es aproximada y adaptable a cada caso particular.
El principio de Pareto se ha aplicado con éxito a los ámbitos de la política y la Economía. Se describió cómo una población en la que aproximadamente el 20% ostentaba el 80% del poder político y la abundancia económica, mientras que el otro 80% de población, lo que Pareto denominó «las masas», se repartía el 20% restante de la riqueza y tenía poca influencia política. Así sucede, en líneas generales, con el reparto de los bienes naturales y la riqueza mundial.
Una de las aplicaciones más conocidas es su uso para análisis de ventas o comercial. Las compañías que realizan un análisis de facturación respecto al número de clientes constatan que, aproximadamente, el 80% de la facturación depende del 20% de los clientes. Casi nunca se observa una relación 80-20 exacta, pero la desproporción entre ventas y número de clientes suele ser cierta. Con esta información se puede decidir qué clientes son estratégicos (hay que cuidar) y cuáles tienen menor importancia.
El principio de Pareto también se utilizar para analizar el surtido o gama de productos que vende una empresa comercial. El 80% de la facturación proviene del 20% del catálogo de productos. En general, el principio de Pareto permite analizar una situación y facilitar la toma de decisiones estratégicas trabajando con datos reales.
No obstante, el principio de Pareto permite utilizar herramientas de gestión, como el diagrama de Pareto, que se usa ampliamente en temas de control de calidad (el 80% de los defectos radican en el 20% de los procesos). Así, de forma relativamente sencilla, aparecen los distintos elementos que participan en un fallo y se pueden identificar los problemas realmente relevantes, que acarrean el mayor porcentaje de errores.
De la misma manera, en el mundo de la Economía, la Política, etc., el principio de Pareto puede ser enunciado de diferentes formas, resumiendo en cierto modo aquel dicho de…”Para lo que me pagan, mucho trabajo y para lo que trabajo, mucho me pagan”, vamos, que el 80% sólo cobra un 20% de los rendimientos del negocio…….

Marc de Zabaleta Herrero