miércoles, 29 de diciembre de 2010

LATORRE FUE POR LANA Y SALIÓ TRASQUILADO



Escribe don Sergio Melnick


¡Qué mal estuvo la primera interpelación de la Concertación, a
cargo del diputado Latorre! Hasta hubo que desalojar la sala, y
muchos se preguntan por qué la política está tan
desprestigiada.
El espectáculo fue lamentable, y es parte de la respuesta.
No se trataba de preguntas específicas, sino de peroratas,
aseveraciones y básicamente un discurso político.
Quizás fue una manera de lograr protagonismo público, quizás
había rencillas personales, quién sabe.
Y cuando la ministra daba sus planteamientos, simplemente
decía que no le creía, a pesar de los datos y respaldos.
Después de ver esta mala obra de teatro-político, sigo sin
entender exactamente cuál era el problema de fondo del
diputado. Si eran 90 mil o 100 mil subsidios, o si faltaba un
papel u otro, no da para una interpelación, y en ningún caso se
condice con el problema de una emergencia como el terremoto.
Más aún cuando la ministra le insistía una y otra vez que
estaba todo en orden y hasta entregó los antecedentes por
escrito de los subsidios.
En la interpelación no hubo mucho más que eso. Pero de
pasada salieron trapitos al sol, de la Concertación.
El diputado Latorre insistía, casi obsesionado por saber dónde
estaban los documentos que definían organigramas, como si
los documentos por sí mismos resolvieran los problemas.
Esa es la eterna tónica de la Concertación: palabras,
intenciones, comisiones y documentos, pero muy mala
gestión.
La ministra, a veces perdiendo un poco la paciencia, le ratificó
una y otra vez la certeza de la impresionante cifra de subsidios,
detrás de la cual hay obviamente una gestión necesariamente
impecable, sobre una máquina administrativa heredada de la
Concertación llena de vicios.
Sabemos hoy, por ejemplo, que hay miles de viviendas
sociales vacías, y otras miles de viviendas subsidiadas pero
arrendadas, es decir, mal asignadas.
Más aún, la ministra señaló la existencia de serios problemas
de gestión y corrupción precisamente en la zona del diputado,
con un Serviu peor evaluado incluso por la propia
Concertación, y curiosamente defendido por el diputado
cuando fue removido del cargo.
Latorre fue más allá. Acusó al Gobierno, literalmente, de
cometer engaños y de mentir, pero en realidad no aportó
prueba alguna, quedando todo sujeto a una eventual
presentación en la Contraloría.
Es elemental preguntar por qué no se partió por ahí, si se
presumen irregularidades.
Otro porrazo feo de Latorre fue en relación con la cifra de
damnificados.
Parece que aún no entiende la diferencia entre damnificados
con recursos y pobres. Los primeros deben tener seguros. Son
sólo los últimos los que requieren el apoyo estatal, o al menos
los que tienen la primera prioridad.
-
Latorre siguió con su muletilla increíble de sostener que el
Gobierno había otorgado el subsidio número cien mil, pero no
los anteriores, y que por eso le había mentido al país.
La ministra le insistió una vez más en lo grave e insultante de
esa aseveración, y lo conminó a presentar la acusación en la
Contraloría, y luego las excusas de caballero.
Otra discusión absurda fue en relación con las 45 mil obras en
funcionamiento.
Para Latorre se puede construir sin sacar escombros. El tema
terminó en asuntos semánticos irrelevantes.
La ministra aportó la evidencia, los listados, las cifras, mientras
que Latorre emitía opiniones o percepciones.
Especialmente dolorosa fue la evidencia acerca del 90% de los
edificios Serviu en las zonas afectadas mal construidos por la
Concertación, y reparados 6 veces sin solución.
Constatar asimismo que 34% de los chilenos no tiene agua
caliente, lo que habla mal nuevamente de la Concertación en
sus 20 años de gobierno.
También debe haber sido muy dolorosa para Latorre la
comparación de lo realizado por la Concertación en Tocopilla,
en igual período de tiempo, con lo realizado por esta
administración.
Un poco de coherencia le solicitaba la ministra al diputado. A
la velocidad de la Concertación, según los estándares de
Tocopilla, la reconstrucción tomaría 100 años.
En suma, no se entendió bien cuál era realmente el reclamo de
Latorre, más allá de sostener sin pruebas que el Gobierno
mentía y que no aceptaba los datos proporcionados por la
ministra.
La interpelación fue absolutamente inútil, y salieron a la luz
más chascarros de la propia Concertación que de esta
administración.
En resumen, fue por lana y salió trasquilado.
Un jaque Matte derribando a la torre.

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