INFORMADOR PÚBLICO
Ganar las próximas elecciones presidenciales no será un trabajo fácil, claro está. Pero tanto más difícil será mientras la oposición se niegue a comprender que su enemigo actúa con armas y mecanismos no convencionales, diferentes a los utilizados en las campañas políticas tradicionales. Y la razón, es que el presidente Chávez, a diferencia de la oposición, basa sus acciones en el contexto de una guerra. Una guerra asimétrica, cuyo adversario no es un grupo de personas en particular, sino un concepto: el ideal occidental de la libertad y la democracia representativa.
Analicemos brevemente esta afirmación. Hugo Chávez ha demostrado en sus 12 años de gobierno que su plan no abarca únicamente a Venezuela, sino a todo el hemisferio occidental. Prueba de esto es la constitución y posterior desarrollo de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), bloque de países regidos por gobiernos de similar filosofía que utilizan mecanismos “democráticos” para socavar la misma democracia. El enemigo no es una figura interna, sino externa: como ya dijimos, el ideal occidental de libertad y democracia, que puede ser personificado por Estados Unidos. El objetivo: cambiar la balanza de poder mundial desplazando a Estados Unidos de dicho liderazgo. He allí la razón de las fuertes relaciones entre el Gobierno de Venezuela y países como Irán, o grupos terroristas como Hezbolá.
Ahora bien, como comencé diciendo, la guerra en cuestión no es de índole convencional. Es decir, no se caracteriza por enfrentamientos armados sino por otro tipo de ataques no físicos. Sus objetos son dos: el frente moral y el frente mental. Por frente moral nos referimos a la legitimidad. Para triunfar en esta guerra, el presidente Chávez debe tener la legitimidad que su pueblo, y pueblos vecinos le otorgan. El frente mental, por su parte, se disputa a través de una guerra psicológica y comunicacional. Ambos frentes están dirigidos a captar la mente y el corazón de las personas, lo cual eventualmente implicará un mayor número de partidarios (centro de gravedad de esta guerra), condición necesaria para el éxito. El frente físico, es decir, un ataque terrorista o un enfrentamiento armado, puede ocurrir con mayor probabilidad solamente cuando la balanza de poder ya se encuentra dada vuelta.
Los mecanismos que utilizan para luchar estos frentes son varios. Todos ellos centrados en el adoctrinamiento. Uno particularmente interesante, utilizado con gran efectividad, consiste en los entrenamientos que realizan alrededor del continente. Una de las bases principales de entrenamiento, de acuerdo a información proporcionada al Congreso norteamericano en una audiencia reciente, se encuentra en la Isla de Margarita. Los “entrenadores” incluyen terroristas buscados internacionalmente, en algunos casos directamente vinculados a atentados tales como los de la Embajada de Israel y la AMIA, en Buenos Aires, a principios de los 90.
Así mismo, toda la cúpula militar venezolana ha sido adoctrinada y entrenada en este paradigma desde el 2004, momento en el cual Hugo Chávez decidió modificar la doctrina militar, justamente a la doctrina de guerra asimétrica. El libro “La Guerra Periférica y el Islam Revolucionario” del español Jorge Verstrynge es utilizado como manual de estudio en las Fuerzas Armadas. Contrariamente, la oposición venezolana no solo no entiende el paradigma sino que probablemente ni siquiera esté al tanto del mismo. Esto se hace evidente cada vez que observamos mensajes cruzados por parte de sus miembros, respuestas inadecuadas al ataque del oficialismo, y una sensación de no saber lo que está pasando a su alrededor. Cabe recordar que Chávez no es un economista, ni un político, sino un militar, acostumbrado a calcular cada uno de sus movimientos.
Relacionado a este tema podemos analizar las últimas audiencias que tuvieron lugar en el Congreso de Estados Unidos acerca de la presencia de Hezbolá y las relaciones de Irán en la región. Dicho tema ha venido de la mano con una serie de sanciones del Departamento de Estado a Pdvsa, así como también pedidos de más sanciones por parte de diferentes congresistas. Los venezolanos en general, incluyendo a la oposición, han criticado duramente a Estados Unidos por estas acciones. Sin embargo, y dejando de lado la efectividad o no de las mismas, lo que casi ningún venezolano entiende, o quiere reconocer, es justamente el peligro que la presencia de este tipo de grupos terroristas en su propio territorio implica para las Américas, no por la posibilidad de un ataque físico, sino por la amenaza que constituye hacia el ideal de libertad y democracia representativa.
La solución al problema sería entrenarse en este paradigma, diseñando estrategias tanto ofensivas como defensivas que cubran aspectos como la legitimidad, la comunicación, el cómo aislar al adversario, la inteligencia, etc. Si no se diseñan estrategias para atacar y defenderse en cada uno de estos frentes, seguiremos perdidos sin entender ni el contexto ni al adversario.
Finalmente, hay que aclarar que es en parte la presencia de este paradigma lo que hará particularmente difícil para la oposición no solo ganar las elecciones, sino también poder gobernar de modo efectivo una vez en el poder. El plan del chavismo, al traspasar fronteras y tener como enemigo no una persona sino un ideal, cuenta con una fuerza mucho mayor a la que muchos imaginan. Sea lo que sea que pase en el futuro cercano, a Chávez solo se lo vencerá con el uso inteligente de su propio paradigma.
Ezequiel Vázquez Ger
El Universal
Twitter: @ezequielvazquez
evg@ezequielvazquez.com
lunes, 18 de julio de 2011
Guerra asimétrica: el paradigma de Hugo Chávez
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario