En el caso Podlech, el país renunció a defender su soberanía y a un chileno que fue objeto de un atropello manifiesto.
por Axel Buchheister - 17/07/2011 -
Opinión La Tercera
UN TRIBUNAL italiano, compuesto por tres jueces, declaró por unanimidad que don Alfonso Podlech era inocente de los cargos que se le imputaban y lo dejó en libertad. Pasó tres años en prisión preventiva en el país europeo, mientras era juzgado.
Había sido acusado de la desaparición de un chileno en 1973, suceso acontecido en Chile y de competencia de los tribunales nacionales, y por el cual había sido investigado durante diez años por el ministro Alejandro Solís, un "juez de derechos humanos", quien al momento de su detención en España señaló que "aquí no hay antecedentes concretos" y que por ello no ha sido procesado. Su nexo con el caso: como fiscal militar firmó un documento que declaró que el primero se encontraba en libertad, en circunstancia que tiempo antes había sido secuestrado desde la cárcel. Como se lee, por firmar un papel, de los tantos sin sentido que se firman en los tribunales y en la burocracia nacional.
El caso del ex fiscal tiene ribetes jurídicos y políticos, porque el tribunal italiano resolvió respecto de la acusación de secuestro, que de ser efectiva el delito estaría prescrito. En español (y en italiano): que no existe el "secuestro permanente", ingeniosa creación de la izquierda y la judicatura chilensis. Pero sobre todo, importa una vergüenza para nuestra diplomacia (aunque quienes estén en el servicio exterior no tengan culpa), porque el país renunció a defender su soberanía y jurisdicción, y a un ciudadano chileno que estaba siendo objeto de un atropello manifiesto. Pero como se trataba de una persona de ideas de derecha acusado por la izquierda, no mereció amparo. Un amparo de verdad, no la visita del cónsul en la cárcel, sino una protesta formal y una acción sistemática, que habría ayudado a su liberación mucho antes. Nuestra diplomacia discrimina por color político y a ello subordina el "right or wrong, it's my country".
Por cierto, de un gobierno de la Concertación nada podíamos esperar, pero del actual, que fue elegido fundamentalmente con los votos de la gente de derecha, algo se habría esperado, pero nada dijo ni hizo al respecto. Y los políticos del sector también guardaron silencio, como sucederá en la próximas semanas cuando procesen a los pilotos de los Hawker Hunter por crimen de lesa humanidad o la figura que se invente para el caso; tenientes o capitanes que obedecieron órdenes hace 38 años. Problema de ellos, la derecha hoy tiene otras preocupaciones que atender.
Mientras, la "familia militar", harta de que no se cumplan las promesas que se hicieron para captar su voto, que procesen a militares muchas veces sin pruebas y por delitos inexistentes, y que los políticos que antes los palmotearon por haber salvado al país se hagan los desentendidos, se moviliza para mandar una advertencia: en las próximas municipales anularán el voto en las elecciones de concejales, y sufragarán por la UDI y RN en alcaldes, para que éstas puedan calcular cuánto pueden perder en las elecciones que siguen. ¿Les resultará? Quien sabe, en un país donde a nadie le importa que la diplomacia sirva sólo a la mitad de los chilenos, difícil que movilicen a alguien; pero si funciona, vaya que puede cambiar el panorama político.
domingo, 17 de julio de 2011
UNA VERGÜENZA PARA LA DIPLOMACIA
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