sábado, 30 de julio de 2011

Vieja táctica para difamar a los partidarios del orden: llamarlos "ultraderechistas"...





No es ningún descubrimiento comprobar que los medios de comunicación tienen verdadero arte
en confundir a la gente, en deformar la realidad, por sistema...
...para servir a fines anticristianos perceptibles , a pesar de que los disimulan.

Así, en el lenguaje común, es considerada de derecha o de centro-derecha una corriente o una persona
que sostiene o simpatiza con instituciones, ideas y costumbres tradicionales, de raíz cristiana, que no
quiere que el mundo caiga en el caos, en la inmoralidad, en la utopía socialista o freudo-marxista, o que
lo que resta de Cristiandad y de "mundo libre" sea sojuzgado por los fundamentalistas musulmanes, aliados
de los bolivarianos, o por otros extremistas.
En ese sector es mayoritaria la opinión católica y la cosmovisión cristiana. Por eso es fundamental
desorientarla y desarticularla.
Ahora, los noticieros se esfuerzan en recalcar que el asesino que mató a más de 90 jóvenes noruegos,
(disparando durante una hora y media, con la extraña inoperancia de las fuerzas de seguridad de un país del "Primer Mundo", en la era de la comunicación vertiginosa e instantánea),
es "de extrema derecha", sinónimo de "neonazi", es decir, de neo-nacional-SOCIALISTA.

La enorme diferencia que separa la llamada "extrema derecha" neo-nacional-socialista de un pensamiento católico tradicional está en la fidelidad de éste al magisterio tradicional de la Iglesia. No por nada, en regímenes como el de
Hitler (oriundo del socialismo alemán), los católicos fueron perseguidos y aún martirizados, como san Maximiliano Kolbe, y heroicos Obispos como el Conde Galen, el "león de Münster", sufrieron la activa oposición del régimen.

Así, más que de extrema derecha, deberían calificar a los neonazis como de falsa derecha: adoptan apariencias
de orden dentro de una cosmovisión gnóstica y totalitaria, y de una metodología violenta y violatoria de la Ley de Dios que desprestigia a los partidarios del verdadero orden cristiano, fiel al magisterio de la Iglesia.
En otras palabras, nos están agrediendo con armas de guerra psicológica.
Es un nuevo y sutil ataque que los católicos, los cristianos no católicos y todos los partidarios de un verdadero orden ("la recta disposición de las cosas
-y de las personas- de acuerdo a su fin" - San Agustín) debemos rechazar con claridad y firmeza.
Cordialmente,
Luis Mesquita Errea

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