jueves, 4 de agosto de 2011

Se acentúan las señales de ingobernabilidad



Por Carlos Manuel Acuña para el Informador Público

En medio del silencio por parte del gobierno central, las señales de ingobernabilidad tienden a profundizarse con el correr de las horas y los acontecimientos. Podemos decir que ni en Olivos ni en la Casa Rosada se sabe a ciencia cierta el rumbo que debe tomarse y hasta existen contradicciones respecto del contenido de los graves hechos que se registran en el noroeste del país. Las primeras manifestaciones ocurrieron en la provincia de Jujuy, donde los desbordes sociales -por llamarlos de alguna manera- saltaron a la primera plana de los medios de comunicación, que demostraron que ni el gobernador kirchnerista Barrionuevo ni las autoridades del gobierno central sabían a ciencia cierta qué era lo que sucedía y cuáles eran las medidas que debían adoptarse.

Tal como ocurre en el sur del país con la artificial rebelión mapuche, se puso un especial empeño en ocultar la progresiva ola de violencia, pero la realidad se impuso y, a esta altura del alarmante descontrol, resulta imposible ocultar lo que sucede, máxime cuando se perdió hasta el manejo de la misma policía jujeña. Las mujeres, las familias de los integrantes de la Fuerza local, se sumaron a las ocupaciones de tierras del ingenio Ledesma, como una clara muestra de protesta por la incapacidad gubernamental que, cuatro años después de las amplias donaciones de terrenos para construir viviendas, fue incapaz de levantar los barrios prometidos, a la inversa de lo que sucede con los escandalosos emprendimientos de las Madres de la Plaza de Mayo y la estafa comandada por Sergio Schoklender, que continúa con la recepción de fondos por orden de la misma presidente de la República.

La anómala situación viene a sumarse a otros sucesos, sobre los que deberemos volver enseguida, no sin antes señalar que, pese a las horas transcurridas, todavía no se sabe exactamente cómo murieron los involucrados en la pueblada y la consiguiente represión, ni cuáles fueron las armas y los proyectiles que los abatieron, todo lo cual contribuye al enrarecimiento de una situación que rápidamente se extendió, de manera organizada, a otros distritos del Noroeste argentino. Por ejemplo, la convulsión ya se ha instalado abiertamente en predios pertenecientes al ingenio San Martín del Tabacal, que otrora perteneció al progresista empresario y político Patrón Costas y que actualmente está en manos de capitales extranjeros. Precisamente la semana pasada, la presidente Cristina Fernández de Kirchner debió participar de la ceremonia inaugural de modernas maquinarias que representaron una parte de la inversión de unos cincuenta millones de dólares, que no se suspendió sino que quedó deslucida por las movilizaciones de personas que aún hoy no se sabe con certeza qué es lo que reclaman. Cristina fue derivada a presidir una ceremonia de segundo o tercer orden, montada a los apurones, tan sólo para guardar las apariencias e intentar disimular lo que ocurría.

Lo que sí se sabe con certeza es que intervinieron elementos llegados desde afuera, no pertenecientes ni a la provincia de Jujuy ni a la de Salta, y que incluso intervinieron para establecer contactos mediante mensajes entre los distintos grupos o el transporte de activistas, camionetas con chapas patentes de Bolivia. Muchos pensaron que se trataba de militantes de la agrupación Tupac Amaru, que lidera la activista amiga de Cristina Kirchner, Milagro Sala, en tanto otros analistas pudieron detectar que existirían diferencias internas en la Corriente Clasista y Combativa (CCC) que opera en la Capital Federal y otros lugares del territorio nacional. En lo que sí acuerdan todos es que existen armas de distinto tipo -largas y cortas- que aún no se exhibieron abiertamente, pero los muertos y los heridos están, son una realidad, como lo es la extensión de un conflicto todavía difuso que viene a estallar después de sucesivas derrotas electorales por parte del kirchnerismo y la cercanía de otra compulsa -el 14 de este mes- que augura una nueva derrota para el oficialismo y que sería un anticipo de la pérdida del poder.

Esta circunstancia alimenta las susceptibilidades -las sospechas, digamos- por parte de quienes siguen de cerca estos acontecimientos, que se sabe cómo comienzan pero no con terminan, sobre todo cuando vienen acompañados de complicidades y una ineptitud por parte de los gobiernos locales, que han demorado inexplicablemente la construcción de casas en terrenos donados específicamente a esos efectos. Las promesas y los reclamos tienen fechas ciertas y ahora el escenario político ingresa en una atmósfera enrarecida por otros sucesos que, por un lado, parecen extravagantes y, por el otro, la expresión de un desmoronamiento institucional y moral.

Así sucede con el extraordinario caso del ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación -expresiva de uno de los tres poderes de la República- Dr. Zaffaroni, a quien inevitablemente ahora se lo vincula con una red de prostitución que funciona en varios departamentos de su propiedad. El descargo del funcionario, estrechamente ligado con el kirchnerismo, en el sentido de que no puede controlar a la inmobiliaria que los administra, se desvanece ante el descubrimiento de que dicha empresa ha sido legalmente dada de baja hace un tiempo y que, además, el responsable tiene su domicilio en el mismo edificio donde reside Zaffaroni. ¿Puede éste alegar que desconocía esta circunstancia apabullante? Para algunos legisladores oficialistas la interpretación sería afirmativa, lo que introduce otro factor escandaloso a este suceso que, según las fuentes más serias, aportará más elementos de juicio durante las próximas horas.

Lo cierto es que el desmanejo administrativo se incorpora a un escenario de dificultades político-electorales y al descontrol de una parte del territorio argentino, algo más que un dato significativo, que viene atado a un interrogante severo y peligroso: ¿Cómo hará Cristina para retomar el ejercicio de la autoridad...? Podríamos agregar muchas más preguntas y especulaciones como, por ejemplo, las relacionadas con el malestar interno que crece dentro del peronismo por el armado de las listas, y finalmente por hoy, cómo evolucionarán las perspectivas electorales en un distrito clave como es el de la provincia de Buenos Aires.






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