jueves, 24 de noviembre de 2011

ARGENTINA: LO REAL: SE ACABA LA FIESTA: CORRALITO CAMBIARIO Y AUMENTO DE TARIFAS



LA VERSION K: AJUSTAMOS EL MODELO EXITOSO, LUCHAMOS CONTRA LA EVASIÓN Y LAVADO. SE SACAN LOS SUBSIDIOS A LOS MAS RICOS.

El aumento de tarifas va a licuar el 80 % de los salarios de la clase media. Que es la que banca en definitiva el circo del modelo nacional y popular.

Se fueron 1700 millones de dólares en dos semanas, 20 veces más rápido que en Grecia.

Si no paran la fuga de dólares, van por la pesificación de los depósitos.

El modelo K Fracasó, no ante lo político, sino ante la realidad.

1.1. El 9 de febrero de este año, refiriéndose a los subsidios a la energía y al transporte, decía Cristina Fernández en un discurso en el Chaco: “por otra parte, como estos son bienes, servicios fundamentalmente, de los que no se puede prescindir y que tienen un gran impacto en el consumo, porque la gente si le aumentan demasiado los servicios restringe el consumo y va al pago de servicios que no crean nuevos puestos de trabajo” (sic). Tratando de traducir al castellano básico lo expresado por Cristina Fernández, lo que nos estaba tratando de decir era que al tener artificialmente baratas las tarifas de los servicios públicos, la gente disponía de más dinero para consumir y reactivar la economía
El modelo Nacional y Popular a base de subsidios y de apoderarse de la caja, ANSES-AFJP, una presión impositiva a nuca vista, y un festival de subsidios que beneficio a las grandes empresas cin muchísima rentabilidad, termina confrontándose con la realidad:

Un análisis de Roberto Cachanosky de e www.economiaparatodos.com.ar. Muestra claramente lo que viene:

El ajuste no es otra cosa que hacer subir los precios artificialmente baratos y retrasar los artificialmente caros. Esto recién comienza y es el mercado de cambios es el que está forzando al Gobierno a hacer lo que siempre dijo que no iba a hacer.

El 9 de febrero de este año, refiriéndose a los subsidios a la energía y al transporte, decía Cristina Fernández en un discurso en el Chaco: “por otra parte, como estos son bienes, servicios fundamentalmente, de los que no se puede prescindir y que tienen un gran impacto en el consumo, porque la gente si le aumentan demasiado los servicios restringe el consumo y va al pago de servicios que no crean nuevos puestos de trabajo” (sic).

Tratando de traducir al castellano básico lo expresado por Cristina Fernández, lo que nos estaba tratando de decir era que al tener artificialmente baratas las tarifas de los servicios públicos, la gente disponía de más dinero para consumir y reactivar la economía.

Habría que preguntarle a la presidente qué le hizo cambiar de opinión, ya que la eliminación de los subsidios, por ahora en energía, gas y agua, no se limitará a los que viven en Puerto Madero, Barrio Parque o en los countries, sino que le pegará de lleno a la mayoría de la población. Inicialmente “vendieron” la eliminación de los subsidios diciendo que se los sacaban a los más ricos, pero enseguida surgió lo de la declaración jurada, con lo cual, se viene el tarifazo.

Vamos a ver cómo “venden” el aumento del transporte cuando llegue el momento. Tal vez digan que no es justo que el que toma el colectivo en Barrio Parque esté subsidiado.

Pero volviendo al discurso de Cristina Fernández, lo que olvidó decir que es que en economía nada es gratis.

Alguien está pagando los subsidios con impuestos, consumiendo stock de capital o el impuesto inflacionario. La medida anunciada por Cristina Fernández es lo que ella tantas veces dijo que se negaba a hacer y que finalmente tiene que hacer: el ajuste.

¿Qué significa ajustar la economía?

Cambiar los precios relativos. Los precios que están artificialmente bajos se suben y los que están artificialmente altos suben menos. Generalmente estos ajustes se hacen para tratar de equilibrar las cuentas públicas, como fue el rodrigazo del 4 de junio de 1975. En ese momento Celestino Rodrigo devaluó el peso (subió el dólar) e incrementó las tarifas de los servicios públicos y combustibles, al tiempo que aumentaban menos los salarios. El resultado fue la primera huelga general que la CGT le hizo a un gobierno peronista.

En esta oportunidad empezaron con algunas tarifas de los servicios públicos mientras el mercado se encarga de devaluar el peso. Es decir, a diferencia del rodrigazo, y por más que Moreno le responda con un cañón a la ley de la oferta y la demanda, el mercado se está llevando las reservas del Central forzando una devaluación.

Es solo cuestión de tiempo. Obsérvese que el dólar está barato para lo que es este modelo económico y las tarifas de los servicios públicos fueron “pisadas”, al igual que el dólar, como mecanismos antinflacionarios. Nada tan diferente a lo que se hizo en infinidad de planes anteriores que terminaron mal.

¿Por qué decidieron ahora aplicar un tarifazo? Porque el gasto público en subsidios se les fue de las manos, con un proyectado para este año de $ 70.000 millones. Además, la energía artificialmente barata le está pegando en el saldo de balance comercial por el incremento de las importaciones de combustibles para sostener funcionando el sistema energético. Esto les achica aún más el saldo de balance comercial y les quita poder de fuego para financiar la constante fuga de capitales que tuvo el kirchnerismo desde el 2003.

Un párrafo para la encuesta en la cual a uno le preguntarán si quiere dejar de ser subsidiado. Pregunta: ¿cuáles son los parámetros que tomará el gobierno para decidir a quién subsidia y a quienes no? Si se van a guiar el nivel de ingreso y relacionarlo con la canasta básica total del INDEC que marca la línea de pobreza, hasta los linyeras van a quedar por encima de la línea de pobreza. De manera que el sistema será asimilable al que usa la AFIP para autorizar a una persona a comprar dólares: el sistema del dedómetro o parecemetrometo.

Tiene el gobierno en este momento, al menos, dos frentes complicados:

a) el frente fiscal con necesidad de aplicar un tarifazo y

b) el frente externo en que hay drenaje constante de reservas de las arcas del Central.

El frente fiscal ni por casualidad lo resuelven con el tarifazo en energía y agua. Y el frente externo, a pesar de las cebitas con que le tira Moreno al mercado creyendo que tiene un misil tierra-tierra, lejos está de ser dominado.

Mirando el balance del Banco Central se observa que al 7 de noviembre seguían subiendo los redescuentos al Tesoro (emisión monetaria para financiar el gasto público), el rubro Otros Pasivos, que incluiría préstamos para disimular la pérdida de reservas, llegó a $ 21.728 millones. Al 31 de mayo pasado, antes que se acelerará la fuga de capitales, Otros Pasivos era de $ 4.917 millones, es decir, multiplicó por algo más de 4 este rubro. Si hoy fueran a una convertibilidad, el tipo de cambio de conversión sería de $6,62 por dólar al 7 de noviembre mostrando un claro deterioro respecto a las semanas anteriores. Aclaro, no digo que el dólar tiene que estar en $ 6,62, solo afirmo que si se quisiera ir a una convertibilidad esa sería la paridad que surge de los números del balance del BCRA. En enero del 2010, cuando Marcó del Pont se hizo cargo del Central, esa misma relación era de $ 4,30, así que la capacidad de demolición del patrimonio del Central ha sido proverbial. Finalmente, y esto es lo más preocupante, siguen aumentando los redescuentos a las entidades financieras. Estos redescuentos se otorgan cuando hay problemas para hacer frente a los pagos en ventanilla.

¿Cómo sigue la historia?

Si aceptamos que la ciencia económica no es justamente el fuerte del kirchnerismo, todo parece indicar que el próximo paso consistiría en forzar una baja de la tasa de interés justo en el medio de una corrida cambiaria. ¿Para qué? Para que la economía no se les enfríe, porque si se les cae la actividad económica, la recaudación baja, aumenta el déficit fiscal y el tarifazo tendría que ser complementado con más medidas de restricción del gasto, la antítesis del modelo populista del gobierno.

El problema es que está científicamente comprobado que cuando hay presiones sobre el tipo de cambio, la tasa de interés tiende a subir. ¿Por qué? Porque la gente retira pesos de los bancos para comprar dólares. Al retirar plata de los bancos estos tratan de retener a sus depositantes ofreciéndoles más tasa de interés (salvando las diferencias, recordar el 2001). Si el gobierno fuerza una baja de las tasas de interés el retiro de depósitos se acelerará para comprar dólares. Sería como subirse al banquito, ponerse la cuerda en el cuello y saltar. Se estarían ahorcando solos.

En síntesis, el corralito a la compra de dólares fue presentado como un combate contra la evasión y el lavado de dinero, ahora el anuncio del tarifazo que está disfrazado de eliminación de los subsidios a los más ricos, es el primer paso hacia un cambio de precios relativos o, dicho en castellano básico: la fiesta se acaba. Con lo cual se confirma mi pronóstico de que o el gobierno ajustaba la economía o se encargaba el mercado de ajustar, y el mercado está forzando el ajuste con la corrida cambiaria. Por ahora, el mercado está empujando al gobierno, paso a paso, a hacer el ajuste. Si el gobierno se resiste a aceptar la realidad y sigue con el relato del modelo exitoso, o implementa mal el ajuste, las complicaciones serán mayores a las actuales. Digamos que la situación económica no está para que improvisados sigan con sus primitivas medidas. Aquí hace falta confianza y ciencia económica. El problema es quién se anima, entre los economistas serios, a sentarse en el sillón de ministro que es como una silla eléctrica por el populismo y la soberbia del kirchnerismo.


EL AUMENTO DE TARIFAS LICUARA EL 80 % DE LOS SALARIOS DE LA CLASE MEDIA.

( Perfil) El retiro de los subsidios de las tarifas de luz, gas y agua, que alcanzaría a todos los hogares clasificados como “no necesitados”, hacia abril hará que los aumentos salariales que obtengan los trabajadores de clase media hasta entonces se “evaporen” en gran medida por las facturas más abultadas.

A esta conclusión se arriba tomando las estimaciones de la consultora CCR sobre los ingresos familiares promedio y proyectando subas salariales de 10% en los segmentos de clase media típica y baja, hacia el segundo trimestre de 2012 (ver infografía). La simulación permite prever que las paritarias del año próximo se verán recalentadas por el retiro de subsidios ya que los trabajadores opondrán resistencia a perder poder de compra.


PERFIL consultó a especialistas en consumo y en distribución del ingreso para saber por qué muchos porteños y bonaerenses de clase media consideran que necesitan el subsidio. Los analistas destacaron dos razones.


Luego de tantos años de ayuda estatal se creó la percepción de que pagar poco por los servicios públicos es un “derecho adquirido”. “Cuando te acostumbrás a que un servicio sea gratis o cuasi gratis, como es el caso de la universidad pública, lo considerás un derecho adquirido y es muy difícil de modificar”, explicó Roberto Dvoskin, de la Udesa.


“El concepto de ‘necesitar’ es amplio”, sostuvo Guido Sandleris de UTDT. “Quien deje de recibir el subsidio estará un poco peor, ¿pero eso implica que necesitaba el subsidio? Es probable que mucha gente crea que sí”, agregó.


Algunos estudios indican que muchos argentinos de clase media y alta tienden a subestimar el lugar que ocupan en la distribución del ingreso –es decir, piensan que son menos ricos en relación con el resto del país de lo que realmente son– y, por eso, creen que son lo “suficientemente pobres” como para recibir los subsidios. Según estudios del Cedlas de la UNLP, 72% de los argentinos creen que sus ingresos son asimilables al promedio del país y sólo 1% reconoce cobrar por encima de la mayoría.

Justamente “la tarea del Ejecutivo y el Congreso es fijar prioridades en el gasto público”, destacó Sandleris, para quien “una situación fiscal menos holgada y la imposibilidad de seguir financiando gasto público con emisión llevaron al Gobierno a intentar reducir gastos y quitar los subsidios a los servicios públicos a los sectores más pudientes parece un lugar razonable por donde empezar”. Sin embargo, además del problema de autopercepción existe otro de credibilidad. “El Estado es bastante poco eficiente en su gasto y la gente lo percibe”, opinó. “Ello quita legitimidad a los intentos de reducir algún componente del gasto público”, concluyó.


En cualquier caso, aunque la clase media porteña y bonaerense considere que necesita conservar los subsidios, se les complicará demostrarlo. “El acatamiento de la medida será muy elevado”, opinó Rodrigo Alvarez de Ecolatina, “porque va a ser muy difícil demostrar que objetivamente una familia necesita la asistencia del Gobierno”. En consecuencia, “salvo excepciones muy puntuales, las subas van a ser generalizadas”, auguró.

Según explicó Martín Tetaz del Cedlas, será poca la gente que renuncie a los subsidios por dos principios de la psicología cognitiva: el efecto de statu quo y el de locus de control (ver recuadro).


Si bien el Gobierno destacaba el impacto favorable a la equidad del retiro de subsidios, el efecto redistributivo de una quita total de los subsidios es regresivo porque los hogares de distintos niveles de ingresos consumen aproximadamente lo mismo de gas, luz y agua, con lo que la distribución del ingreso sin los subsidios sería peor que con ellos.



Nota: Si necesariamente el corralito cambiario no tiene su efecto deseado: se viene la pesificación de los depósitos.

Se fueron US$ 1700 millones de los bancos en dos semanas

Es el 11,4% del total de depósitos en esa moneda, un ritmo de caída mayor que el que se vivió en Grecia

El diario La nación da detalles: Los ahorristas retiraron unos US$ 1700 millones que mantenían depositados en los bancos en apenas dos semanas, entre el 28 de octubre (cuando se aplicaron los controles al mercado cambiario) y el viernes 11 de este mes. Es decir, se llevaron en ese lapso el 56% de los 3000 millones en esa moneda que les habían confiado a las entidades como nuevos depósitos en lo que va del año y el 11,4% del total del stock.

Las extracciones, que habían rondado los US$ 650 millones en la primera semana de vigencia de los nuevos controles, se aceleraron hasta los 1044 millones en la semana siguiente, la más caliente por la ola de rumores y versiones que alertaban sobre posibles nuevas confiscaciones, un tema sensible para ahorristas que hace 10 años vivieron una traumática experiencia al respecto.

Así, se comprueba que en diez días los argentinos “sacaron los dólares de los bancos a una velocidad 20 veces superior a la que lo hicieron los griegos de sus bancos en el último año”, observó el economista Miguel Bein anteayer, al clausurar un seminario del Banco Industrial.

El ritmo de salida, sin embargo, se habría reducido a la mitad en los últimos días por el efecto balsámico que tuvo una norma del Banco Central (BCRA) para asegurar la disponibilidad de dólares en la mayor cantidad posible de sucursales de los bancos, para evitar que frustrados retiros sirvieran de cultivo a los rumores.

“La evolución esta semana resultó sensiblemente más favorable que en las semanas previas. Claramente se registró una importante desaceleración en los retiros, que fueron mínimos en los últimos días de la semana, lo cual anticipa un mejor escenario”, se ufanó el vicepresidente del BCRA, Miguel Pesce. Para el presidente de ABA (la asociación de la banca extranjera), Claudio Cesario, “marca un claro cambio en la tendencia que se venía observando desde que se implementaron las nuevas medidas cambiarias”.

Sin embargo, una lectura más profunda de los retiros parece recomendar cautela al respecto. La tasa de caída de los depósitos en dólares llegó al 20% entre las colocaciones en cajas de ahorro (que representaban el 48% del total), pero resultó 5 veces menor entre los plazos fijos (restaron US$ 160 millones en la última semana, una cifra similar a la previa), cuyos retiros no son inmediatos.

“Al día de hoy, nada me lleva a pensar que aquellos ahorristas que están esperando que se cumpla la fecha de vencimiento de su plazo fijo no se tienten de retirarlo”, apuntó ayer a La Nacion un banquero que, si bien se reconoce aliviado por lo ocurrido en los últimos días, cree que esta crisis aún está lejos de haber sido superada.

Los plazos fijos en dólares explicaban el 52% del total de colocaciones en esa moneda bajo administración de los bancos. “Si la tranquilidad no regresa, nada invita a pensar que se mantengan depositados en los bancos”, coincidió un analista.

No hay comentarios: