
Columnas
14 de Diciembre de 2011
¿Humorista o Presidente?
Por Wenceslao Unanue
Assistant Professor, Universidad Adolfo Ibáñez Business School, Chile Ph.D Researcher, University of Sussex, UK.
Para nadie es un secreto que discrepo profundamente del manejo económico, político y social que Piñera le ha impregnado a su gobierno. Sin embargo, nos guste o no, es el presidente de Chile y merece nuestro respeto.
¿Cómo justificar, entonces, las burlas y la humillación de que fuera objeto en la pasada Teletón? Simplemente inaceptable.
Es verdad que no podemos desconocer que el humor es parte necesaria de cada cultura, y que desde la vuelta a la democracia, todos nuestros ex-mandatarios han caído en sus redes. ¿Cómo olvidar, por ejemplo, a los famosos Toppins y sus parodias de Eduardo Frei? Sin embargo, hay una gran diferencia entre una parodia como esa y las graves ofensas que recibió el Presidente ese día.
Debo reconocer que mientras observaba la rutina de Kramer, no podía dejar de preguntarme qué hubiera hecho Ricardo Lagos frente a la misma situación. No tengo duda de que se habría retirado de inmediato. Y eso era lo que correspondía.
Debo reconocer que mientras observaba la rutina de Kramer, no podía dejar de preguntarme qué hubiera hecho Ricardo Lagos frente a la misma situación. No tengo duda de que se habría retirado de inmediato. Y eso era lo que correspondía.
Avanzaban los minutos, y aumentaba mi incomodidad. Sólo deseaba que el Presidente diera una señal clara de autoridad, seriedad y respeto. Quería que abandonara el recinto y creo que era su obligación. De haberlo hecho, por primera vez habría sentido orgulloso por él. Después de todo, ¿por qué permitir que un payaso te trate de “perrito” casi 10 veces en menos de 5 minutos? ¿Qué autoridad habría aguantado que, frente a todo Chile, se hiciese una cruel alusión a una enfermedad como lo son sus tics nerviosos? Simplemente, sentí pena y vergüenza ajena por el trato indigno al Presidente. Al presidente de Chile.
Mi rabia, impotencia y vergüenza continuaron al día siguiente. Kramer y la Teletón habían logrado burlarse, frente a todo el país, de nuestra máxima autoridad. Y eso es inaceptable. ¿Qué camino le quedaba a Piñera –pensaba – para recuperar el tan anhelado respeto de su pueblo? Sólo uno, cambiar su estilo y comenzar a inspirar admiración.
La historia nos ha demostrado que los pueblos exitosos salen adelante, en gran parte, gracias a sus líderes y a su fuerza interna. Por lo tanto, no es verdad que podamos prescindir del liderazgo de nuestros mandatarios. Al contrario, los necesitamos. ¿Qué más quisiese yo que nuestro Presidente, sea del color político que sea, lograse demostrarnos lo equivocados que estamos? ¡¿Qué más quisiera yo que comenzar a sentir orgullo nuevamente por quien dirige nuestro país?!
Pero mis deseos, al menos en este mandato, difícilmente se harán realidad.
Ignoraba completamente que el respeto de los chilenos no es la mayor preocupación de nuestro actual gobernante. Si fuese así, ¿cómo entender, entonces, que después del impasse con Kramer, y en medio de decenas de jefes de Estado y de Gobierno presentes en la Cumbre de Tuxcla, México, se haya dado el lujo de terminar su presentación con un chiste? Sí, con un bochornoso chiste machista que le valió ser objeto de innumerables críticas en las redes sociales tanto de Chile como del mundo entero! ¿Qué presidente serio terminaría una exposición de ese nivel con una ofensa a las mujeres, sólo por intentar agradar al resto de la audiencia? Sólo uno que no valore el rol que debe cumplir cuando representa a una nación. Sólo uno que crea que está en un asado y no en una reunión de presidentes.
Independiente de si el chiste fue una ofensa a las mujeres, e independiente de si fue gracioso o no, lo mínimo que espero es que nuestros mandatarios actúen con seriedad cuando nos representen. No quiero humoristas, quiero presidentes.
En fin, con molestia comprendí que estamos lejos de contar con un Presidente que inspire el orgullo y la admiración que un Jefe de Estado de Chile merece. Con nostalgia comprendí que pasaran años antes de que volvamos a tener a la cabeza de nuestro gobierno, autoridades respetadas y admiradas internacionalmente. Porque para volver a tenerlas, nuestros presidentes deben renunciar a ser humoristas para elegir ser Presidentes.
miércoles, 14 de diciembre de 2011
COLUMNAS: ¿ HUMORISTA O PRESIDENTE?
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5 comentarios:
SERA EL PRESIDENTE DE CHILE, PERO ES UN INUTIL, QUE LE DIO VUELTA LA CARA A LAS FFAA Y A LOS CARABINEROS!!!!
RN UNA PALABRA?????ES UN TRAIDOR!!!!!!Y NO LE BUSQUEMOS EL LADO BUENO A BASURAS COMO ESTE O LA BASURA QUE TENEMOS EN ARGENTINA
ME REFIERO A LOS PRESOS POLITICOS, QUE ESTA DEJANDO MORIR, CUANDO EL FUE PINOCHETISTA TODA LA VIDA!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡ CHILE PAÍS DE MISERABLES !!!!!!!!!
Para el improbable caso de que ustedes quieran saber mi opinión sobre el país, yo les puedo decir que encuentro a la mayoría de los chilenos bastante miserable. He reafirmado ese juicio en estos días, a raíz del "hallazgo" de lo que le sucedió al sargento segundo de Carabineros Tulio Pereira Pereira el 24 de febrero de 1976.
¿Qué le sucedió? Que lo mataron. ¿Quiénes? Si hemos de atender a la fuente de información más respetada por la mayoría de los chilenos, para estos efectos, el "Informe Rettig", lo mató un ente indeterminado, al cual dicho Informe llama "la violencia política". Si la víctima hubiera sido un terrorista y el hechor un uniformado, la Comisión Rettig habría dicho con toda precisión que "fue asesinado por agentes del Estado", es decir, habría inculpado al Gobierno Militar. Ésa era la tarea de la Comisión Rettig. Patricio Aylwin la convocó para crucificar a los militares, con la misma determinación con que 17 años antes convocó a los militares para deponer a Allende.
Como parte de la historia del Chile reciente "se ha esfumado" (los terroristas fueron las "víctimas", y quienes les impidieron matar y tomarse el poder fueron "violadotres de los derechos humanos") el resultado es que los primeros o sus familias reciben anualmente centenares de millones de dólares como reparación y los segundos están presos.
Cuando en un blog anterior mencioné la muerte del sargento Pereira, todos se sorprendieron. Su caso lo habían olvidado hasta los partidarios del Gobierno Militar que todavía quedan. (Pronto puede constituir delito serlo; hay un proyecto en trámite, defendido por el profesor Gonzalo Bustamante, de la Universidad Adolfo Ibáñez, para ese efecto).
¿Cómo supe yo del sargento Pereira? Porque leí la biografía del brigadier (r) Miguel Krassnoff. Éste descubrió, en febrero de 1976, una guarida del MIR en La Florida. Cuando fue rodeada, desde ella se desató una balacera. Caminando por la calle aledaña a la guarida apareció una menor de cinco años. Krassnoff le indicó al sargento Pereira que la retirara del lugar, ante el peligro que corría. Pereira la tomó en brazos para ponerla a salvo, pero salió una mano de un mirista empuñando un revólver y le disparó al sargento a través del cuerpo de la niñita, muriendo ambos en el acto.
Un crimen atroz, que la casi totalidad de los chilenos ha olvidado por completo. Ahora algunos miles se han enterado, porque han comprado la biografía de Krassnoff. En realidad, se ha agotado la cuarta edición de la misma, tanto que una quinta se está imprimiendo y llegará a librerías en unos días más.
Un diario digital que defiende a los presos políticos uniformados de la aciaga suerte a que los ha condenado la mayoría de jueces de izquierda, que prevarica sin contrapeso en nuestro medio, comprobó la veracidad del caso del sargento Pereira, confesando no haber sabido nada de él antes.
Pero el sargento dejó viuda e hijos, que no soñarían con recibir ni siquiera la décima parte de las compensaciones económicas, educación gratuita, atención de salud sin pago y bonos de diez millones de pesos que han recibido los familiares de terroristas caídos. Incluso este bono lo recibió la señora Bachelet por su padre muerto de un ataque cardíaco, tras un juego de básquetbol que no era aconsejable para su estado de salud, cuando estaba preso.
La mayoría chilena encuentra que este estado de cosas está muy bien. ¿Y de la niñita asesinada por el mirista? Nadie sabe nada. Ojalá su familia haya obtenido alguna reparación, pero sospecho que no ha sido así. Porque ella murió en circunstancias políticamente incorrectas. ¿Cómo reconocer que la asesinó el MIR, si éste es hoy una organización de "víctimas"? La guerrilla terrorista "se esfumó". La Contraloría ha definido al MIR como "una empresa". Sus militantes ocupan altos cargos en este gobierno "de centro derecha" (risas en la sala). ¿Ustedes no lo creen? Pregunten a qué partido pertenece, por ejemplo, el Director del Instituto Médico-Legal, funcionario de la confianza del Presidente Piñera. Yo les voy a decir, porque lo oí de sus labios en una entrevista de CNN: pertenece al "partido" MIR. El ministro Allamand echa sin miramientos a asesores uniformados (r) que hubieren tenido algo que ver con la CNI o la DINA, y hasta a alguno que no tuvo nada que ver, pero es yerno del ex director de la DINA. Pero un mirista puede ser jefe de servicio y gozar de toda la confianza presidencial.
¿Van entendiendo ustedes por qué opino que la mayoría en Chile es miserable?
En la misma biografía de Krassnoff que permitió "descubrir" el caso del sargento Pereira hay un listado de pruebas de la inocencia del brigadier (r) en los juicios que le han acarreado condenas a 144 años de presidio. En un país menos miserable alguien se habría preocupado de verificar si esas pruebas de inocencia son verdaderas. Una Corte Suprema a la cual se le hace saber que en la misma fecha en que un juez sostiene que Krassnoff detuvo a un mirista que luego murió o desapareció, aquél se encontraba en España, junto al general Pinochet, en el funeral de Franco, buscaría corroborarlo. Eso es fácil de comprobar. Sobre todo que debería ser terrible (para un tribunal con real vocación de justicia) condenar a diez o quince años de presidio a un hombre por un crimen que no cometió. Pero eso sólo puede ser terrible en un medio en que la mayoría sea ética, moral, y capaz de luchar por la justicia. No en un medio como éste, en que nadie se ha preocupado de verificar nada. La Corte Suprema no ha decretado una sola "medida para mejor resolver" en casos como el citado. Eso habría sido muy, pero muy "políticamente incorrecto".
De modo que ha sido incómodo para la mayoría que se haya "redescubierto" el caso del sargento Pereira. Y más incómodo aún sería que se averiguara sobre la niñita. Pero la mayoría de los chilenos puede estar tranquila. Nadie va a provocarle tamaña incomodidad.
Publicado por Hermógenes Pérez de Arc
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