viernes, 16 de diciembre de 2011

Moyano-Magnetto: un pacto casi obvio





LA VUELTA DE LA CGT A LA POLÍTICA, ¿ES UNA TÁCTICA PARA NEGOCIAR MEJOR?

Por Alexis Di Capo para el Informador Público

Si algo se caía de maduro en las últimas semanas era que, perseguidos ambos por el gobierno, los destinos políticos de Héctor Magnetto y Hugo debían converger. La aproximación final habría tenido lugar en los últimos días y la primera prueba pública de las conversaciones en marcha la estaría dando el multimedio. Clarín estaría desactivando progresivamente sus ataques al moyanismo y tanto TN como Radio Mitre trataron con sumo respeto el acto del Sindicato de Camioneros en Huracán. A partir del 23 de octubre pasado, Magnetto habría explorado el mapa peronista con la intención de encontrar un punto de apoyo para una contraofensiva peronista que tuviera patente peronista. Así es que apareció en el horizonte la figura de José Manuel De La Sota, que no oculta en privado sus ambiciones presidenciales para el 2015. Pero el jefe del peronismo cordobés se mueve con un ancla: el rojo de las cuentas provinciales lo coloca en una situación de grave dependencia de la Casa Rosada, lo que le impide levantar el perfil sin arriesgarse a que los pirómanos del cristinismo le incendien la provincia. Con la velocidad típica de las crisis del peronismo, la aparición en escena de un Moyano opositor es recibida en principio con escepticismo en las filas de la dirigencia del PJ. Todos sospechan que el desafío del camionero a la presidente es sobre todo el resultado del despecho. “En cuanto el gobierno haga gestos de distención, Hugo se sentará a negociar” definió un miembro de los Gordos días atrás. En realidad, sería impensable que no haya negociación entre la CGT y la Casa Rosada porque no sólo a partir de febrero habrá paritarias, sino que está de por medio la deuda del gobierno con las obras sociales, el aumento del mínimo no imponible al impuesto a las ganancias, la situación de la Administración de Programas Especiales (APE) y el destino de media docena de altos funcionarios puestos por la CGT.

Medios y fines

Sí cabe a partir de ahora un nuevo interrogante. No hay que descartar que la dinámica del conflicto entre los gremios y el gobierno se espiralice y las negociaciones sean cada vez más difíciles. Por lo que se ve hoy, en ambos bandos los halcones están marcando el paso. De ser así, la fuerza del destino puede llevarlo a Moyano a ocupar un rol político que no es su especialidad. A su alrededor, fuera del primer círculo integrado por Omar Viviani, Julio Piumato, Omar Plaini y Facundo Moyano, empiezan a agolparse dirigentes del Peronismo Federal que quieren construir una alternativa política para el 2013. El rol de Luis Barrionuevo, con estructura propia sobre todo en la primera sección electoral de Buenos Aires, es fundamental en este proceso.

Da la impresión, entonces, de que Moyano podría estar fortaleciendo su capacidad de negociación con Cristina a partir de una amenaza: si ella no cede y negocia, la CGT sería el motor de un frente electoral que podría debilitar considerablemente al cristinismo, sobre todo en Buenos Aires. Esta variable plantea matices diversos. Por ejemplo, que el gobierno se convenza efectivamente de que Moyano, sumando a los restos del PJ disidente, puede estar en condiciones de fracturar el peronismo. Hasta ahora, la presidente parece complacida en confrontar con la CGT para ganarse las simpatías de la clase media y de los factores de poder que temen el desborde sindical. El rol de Magnetto en este juego de tensiones es, sin duda, decisivo. Moyano tiene poder y un financiamiento sólo superado por el cristinismo. Su grave problema es de imagen, porque las encuestas lo colocan en los últimos puestos por su imagen negativa. Su acercamiento a Clarín tendría que ver fundamentalmente con el mejoramiento de este cuadro. Para Magnetto, a su vez, un Moyano convertido en la reedición de Augusto Timoteo Vandor podría debilitar al gobierno en su nueva ofensiva para quebrar económicamente al multimedios.


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