sábado, 23 de junio de 2012

BOLIVIA Y SUS PRETENCIONES


DE CHILE INFORMA EDICIONES Nº 1042 Y 1043

BOLIVIA Y SUS PRETENCIONES

Escribe don Fernando Hormazabal D, General de Ejército

Durante bastantes años me he dedicado al estudio del tema
marítimo de Bolivia y que han dado origen a dos libros míos
sobre dicho tema. El último lo publiqué en el año 2005 con el
título: El libro blanco de Chile, "El problema marítimo
boliviano".



Esta obra surgió como una forma de enfrentar -en forma
personal, ya que no conté con algún apoyo oficial - la intensa
ofensiva diplomática desatada por el gobierno boliviano a
partir del año 2003 en el marco de la Asamblea General de la
ONU y ante el Consejo Permanente de la OEA, haciéndola
extensiva incluso ante la Santa Sede mediante un documento
homónimo al título antes mencionado y que sirviera de base
más tarde al Libro Azul: "La demanda marítima boliviana”.




Por estimar de interés a los lectores de "Chile Informa" dada la
permanente actualidad del tema, adjunto las conclusiones que
incluyo en la citada obra.


El Problema Marítimo Boliviano

Autor: General de Brigada Fernando Hormazabal Díaz

Introducción:
Siendo Mayor de Ejército y mientras me desempeñaba como
Instructor Invitado en la Escuela de las América, Fort Gulick,
Panamá, ávido de noticias sobre nuestra Patria, especialmente
las referidas al proceso del desarrollo del Gobierno Militar,
recuerdo que una de las que más me impactó fue la reunión
sostenida en Charaña por nuestro presidente, Augusto
Pinochet U. y el presidente de Bolivia, General Hugo Banzer.




Este incidente fue el inicio de mi preocupación sobre el tema
de la mediterraneidad de Bolivia, materia que no me era
totalmente desconocida, por cuanto había llegado a mis manos
años atrás, un libro escrito por mi difunto tío, Manuel
Hormazabal González, ingeniero militar, geógrafo con estudios
en Alemania y Francia, titulado: “Chile, una Patria Mutilada” en
la que comentaba en forma pormenorizada las pérdidas
territoriales que había sufrido Chile en negociaciones
diplomáticas, llevados a cabo con sus vecinos.
De esta manera, a mi regreso a Chile y mientras me
desempeñaba como Profesor en la Academia Guerra, seguí con
permanente en interés todo el proceso de las negociaciones
con Bolivia, hasta su fracaso por el desistimiento del
Presidente de Bolivia, que llevado por fuertes presiones
internas se vio obligado a “borrar con el codo lo escrito con la
mano” ya que incluso públicamente, tanto él como las
principales autoridades de su país habían aceptado el
ofrecimiento hecho por nuestro Gobierno, rompiendo a
posteriori relaciones diplomáticas en forma abrupta.
De este seguimiento y los estudios que llevé a cabo surgió mi
primera obra: “La Mediterraneidad connatural de Bolivia y su
efecto en las relaciones con Chile”. (1990)
Pasaron los años y los sucesivos gobiernos Bolivia insistían
en la reivindicación de su mar, especialmente en el mes de
Marzo, en cada aniversario de la toma de Calama, con
incendiados discursos por parte de sus principales
autoridades en contra de nuestro país.
Pero fue bajo el gobierno del presidente Meza en que los
desbordes comunicacionales llegaron a su máxima expresión,
mediante una presentación al Papa y a todas sus agencias en
el exterior de un documento denominado el “Problema
Marítimo Boliviano” y que constituyera la base para el segundo
paso, la publicación del “Libro Azul.
La demanda marítima boliviana”, acciones que formaron parte
de una masiva ofensiva comunicacional, mediante la cual
pretendían obtener apoyo internacional en la recuperación de
su litoral que ellos afirmaban había sido arrebatado por Chile
en la Guerra del Pacífico.
Obtenido el texto de éste a través de Internet, luego de
masticarlo, me propuse- siguiendo exactamente el esquema
desarrollado en el Libro Azul- contestar cada una de sus tesis,
trabajo que culminó en el “Libro Blanco de Chile: El Problema
Marítimo Boliviano”. Como es una obra extensa y lata, a
sugerencia de algunos amigos LUMACO, incluyo las
conclusiones correspondientes:
CONCLUSIONES
A juicio del autor, los antecedentes aportados merecen
bajo su particular punto de vista, las siguientes conclusiones:
De carácter general
Requisito importante para todo diplomático, político, líder
de opinión, periodista u hombre de armas, es estudiar y
conocer a fondo la historia de su patria, más allá del
conocimiento genérico que se tenga producto de su
preparación docente regular.
El dominio de estas materias debe permitirles hacer frente
en cada ocasión que fuese necesario las tergiversaciones,
manipulaciones, entredichos o artificios del lenguaje que
terceros hagan de nuestra historia, sus conflictos, causas y
efectos.
En el pasado y presente ha sido de normal ocurrencia que
muchas de las personas antes citadas, incurran en serios
errores o juicios apresurados que después tratan de corregir
atribuyendo a problemas de interpretación o de haber sido
extraídos de contexto.
Más vale en oportunidades semejantes, abstenerse de dar
una respuesta categórica, luego documentarse y hacer frente
con seguridad y conocimientos reales.
Respecto a sus límites territoriales
Chile posee sólidos y categóricos argumentos basados
en abundante documentación histórica emanada de
decisiones de las autoridades de la Colonia, para
sustentar sin temor a equivoco alguno que al
producirse su independencia, ostentaba el derecho
absoluto del domino del despoblado de Atacama a
partir de la desembocadura del río Loa.
En consecuencia, Bolivia nació a la vida independiente
como un país mediterráneo.




Entre Chile y Bolivia no existe ningún problema
territorial o de fronteras pendiente. Estas fueron
establecidas en forma definitiva por el Tratado de
1904.
El Pacto de Tregua de 1884; el Tratado de Paz de 1895 y
el Tratado de Paz y Amistad y Comercio de 1904,
fueron reiterativos al señalar taxativamente el
dominio absoluto de los territorios comprendidos
desde el paralelo 23 hasta la desembocadura del río
Loa en el océano Pacífico, los que se hicieron
perpetuos a través del último de los nombrados.
Respecto a las facilidades que otorga Chile
a. Chile ha otorgado a Bolivia las más amplias
facilidades de tránsito y variadas ventajas como país
alguno haya otorgado a otra nación mediterránea en
el curso de la historia contemporánea, colocando a
Bolivia en una situación de privilegio por sobre otras
naciones que igualmente carecen de litoral, ya que
las facilidades otorgadas por el Gobierno chileno
superan las normas establecidas por los convenios
internacionales.
b. Concede a perpetuidad y sin restricción alguna el
libre tránsito por seis puertos chilenos, distribuidos a
lo largo de 743 km. de costa: Arica - Pisagua - Iquique
- Tocopilla - Mejillones - Antofagasta y su capacidad
no ha sido empleada en plenitud por Bolivia hasta
ahora.
c. Bolivia, con una superficie superior a la muchos
países de Europa, América, Asia y África, y dueño de
inmensas riquezas mineras, petroleras y forestales,
estando ubicada en el hinterland de América del Sur,
no ha sabido ocupar todo su potencial económico
para suplir todas sus debilidades y carencias,
debiendo ajustar en consecuencia su política exterior
a las realidades y posibilidades modernas, aún
siendo mediterránea.




En relación con las negociaciones
a. Las negociaciones fracasadas con anterioridad se
han debido fundamentalmente a la intransigencia
boliviana, quien más que solicitar una concesión, ha
pretendido aparecer como una víctima que demanda
y exige justicia.
.
Para Bolivia, el hecho que Chile acepte negociar
directamente el tema de su mediterraneidad y más
aún considerar el estudio de una eventual concesión
de un corredor, significaría el reconocimiento del
legítimo derecho boliviano para regresar al mar que
en el pasado fue suyo, además constituye un
indicativo de que el Tratado de 1904 no es
inamovible, y finalmente, que Chile estaría dispuesto
a dar solución al legendario asunto del litoral.




Todos estos factores contribuirían a sensibilizar a la
opinión pública mundial a favor de Bolivia.
Por ello, a nuestro juicio las futuras negociaciones
diplomáticas deben asumirse con el interés que
corresponda pero basado en las amargas
experiencias predecesoras, sin que despierten o
motiven entusiasmos y esperanzas exageradas que
lleven a un posterior desencanto.
b. Las dos últimas negociaciones, las de Charaña y la
de 1987, fueron abordadas con distintos puntos de
vista ético y jurídico por cada país: Chile lo vio como
una forma de contribuir solidariamente a la petición
boliviana, pero al mismo tiempo cuidando
debidamente sus intereses y en particular su
soberanía, la que no se vería disminuida producto del
trueque territorial solicitado.
c. Bolivia en cambio, en todo momento lo pensó como
una restitución histórica, moral, política, geográfica y
económica, en la cual no cabía compensaciones de
ningún tipo ni naturaleza



.
d. Los dos tratados de límites suscritos por ambos
países con anterioridad al Tratado definitivo de 1904
(1866 y 1874) constituyen pruebas evidentes de la
buena fe, solidaridad y fraternal amistad para con
Bolivia, fundamentada en concesiones de derechos
que estaban claramente señalados en los
documentos oficiales de la Corona de España al ser
declarada la independencia de Chile y que se dejaron
de lado en aras de la hermandad americana.
e. La permanente inestabilidad democrática de Bolivia
ha constituido el principal escollo para concretar las
diversas conversaciones y negociaciones llevadas a
cabo a lo largo de cien años de esfuerzos por ambos
Gobiernos, ante el desconocimiento o desaprobación,
reticencias o cambios de puntos de vista de las
autoridades que asumen al inicio de un nuevo
periodo.
Lo anterior no solamente ha afectado las relaciones
entre Chile y Bolivia, sino que especialmente ha sido la
causa principal de no lograr consensos internos para el
debido y oportuno aprovechamiento de los cuantiosos
recursos naturales de que dispone - lo que muchas
naciones quisieran tener - manteniendo al pueblo en un
permanente casos social y económico, sujeto a los
permanentes avatares de la política.



Diecisiete constituciones políticas entre 1826 y 2004
amén de las numerosas asonadas militares pueden dar
una perfecta imagen de lo que ha sido esta nación.
e. Los diversos Gobiernos bolivianos que se han
sucedido en el poder, han mantenido las
negociaciones con Chile con el claro propósito de
utilizarlas en beneficio de la política interna de su
país, y no llegar aun acuerdo serio y definitivo, que
les permita aliviar su situación de enclaustramiento.
d. El interés de Perú va más allá del cumplimiento del
Protocolo Complementario del Tratado de 1929.
Esta consciente que una eventual solución por Arica podría
originar un descontento interno, ya que corre el temor que
sus derechos y franquicias de que goza en dicha zona sean
afectados por las facilidades que se otorgan a Bolivia,
estando siendo presente además el factor histórico de la
revancha y así algún día poder recuperar lo que una vez
perdieron en el pasado.
f. Las negociaciones y en general las relaciones que se
mantienen con Bolivia, son afectadas en forma
consuetudinaria por la permanente agresividad de
dirigentes políticos y autoridades que influyen
negativamente en la población boliviana,
induciéndola a generar actos de violencia y de
rechazo a Chile.
g. Los agentes que formen parte de las negociaciones
tienen que estar absolutamente imbuidos de la
política exterior diseñada por el Estado a través del
Presidente de la República y ésta debe formar una
verdadera doctrina que permanezca estable en el
tiempo.




Las negociaciones que llegaron a materializar el tratado de
1929 con Perú estuvieron sujetas a diversos vaivenes: Primero,
lograr Tacna y Arica para Chile, haciendo enormes esfuerzos
para triunfar en le plebiscito; luego vino su interés por
entregarlo a Bolivia; y finalmente para compartirlo con Perú.
h. Las largas y continuas negociaciones llevadas a cabo
a través de tantos años y sus correspondientes
fracasos sin alcanzar resultados positivos, que han
derivado de las demandas desproporcionadas hechas
por Bolivia sin las compensaciones justas, y los
equilibrios que hicieran factible su satisfacción sin
afectar nuestros derechos e intereses, parece indicar
sin lugar a dudas, que el asunto de la
mediterraneidad boliviana no parece tener solución
posible.
Respecto a las relaciones diplomáticas al nivel de
Embajadores
a. Chile ha planteado en los foros internacionales su
plena disposición para restablecer relaciones
diplomáticas y que seguirá trabajando para lograr
entendimiento, pero sin comprometer los derechos e
intereses nacionales.
b. Al respecto nuestro Gobierno no debería supeditar el
restablecimiento de las relaciones al reconocimiento
de que entre Chile y Bolivia existen problemas
pendientes como lo ha venido expresando la posición
Boliviana, por el contrario Chile debería colocar como
condición que cualquier futura negociación referente
al tema marítimo, parta de las siguientes
consideraciones básicas:
1) Que Bolivia cuente con el apoyo político interno
suficiente para permitir a sus dirigentes actuar sin
estar sometido a presión.
2) Existir una predisposición favorable
oportunamente reconocida por el gobierno de
Perú.
3) Reanudar relaciones diplomáticas en el ámbito de
embajadores en forma previa.
c. Sin perjuicio de no existir relaciones diplomáticas
formales al nivel de Embajadores, éstas han sido
reemplazadas por la designación de Cónsules
Generales que actúan de hecho como si fuesen tales.
Así, entre ambas naciones se ha logrado desarrollar una
relación bilateral de cierta intensidad, la que en todo
caso ha estado condicionada o determinada por las
continuas ofensivas comunicacionales por parte de
Bolivia, que quiérase o no, a la postre afectan la natural fluidez.




En relación con el Derecho Internacional
Independiente de los derechos territoriales sustentados
por Chile desde la época colonial como legítimo dueño
de los territorios ubicados a partir de la desembocadura
del río Loa y hacia el sur, no merece discusión alguna
que el mayor de todos de acuerdo al Derecho
Internacional, es el derecho irredargüible del Tratado de
1904, el cual a diferencia de los anteriores no admite
polémica.
Chile y Bolivia suscribieron libre y soberanamente dicho
tratado y en él se fijaron los límites definitivos entre
ambas naciones.
a. La fidelidad en los Tratados ha sido labrada por
siempre en todas las naciones como una verdadera
doctrina de fe, de la que ningún Gobierno se puede
sustraer en forma impune. Ello ha pasado a formar
parte de la médula espinal de los pueblos civilizados
y su escrupuloso cumplimiento constituye la ley
soberana entre los pueblos y la única norma capaz de
mantener la paz. Estudiosos del Derecho
Internacional sostienen que en esta Santidad de los
Tratados ha descansado en todas las épocas de la
historia, la paz de los pueblos.
La violación de un Tratado ha sido considerada desde
siempre en todas las épocas de la humanidad, como el
agravio más grande que se puede inferir a la honra de un
pueblo y como causa de indignidad a quien incida en
ello.
b. Por otra parte revisar un Tratado significa sustituir
mediante uno nuevo el antiguo, dejando sin efecto en
consecuencia las diversas obligaciones contraídas
por las Partes involucradas, reemplazándolas por
nuevas disposiciones que seguramente serán
contrarias o distintas a las existentes. Mayor
importancia cobra en consecuencia cuando se trata
de un Tratado de Paz como lo es el Tratado de 1904.
c. La política exterior de Chile se sustenta en el más
estricto cumplimiento de los Tratados y en la
intangibilidad de ellos; en virtud de este precepto
siempre ha observado el más celoso y fiel
cumplimiento a los convenios internacionales,
haciendo fe del principio pacta sunt servanda, en que
ningún régimen jurídico es posible sin la certeza del
cumplimiento de las obligaciones contraídas
d. La OEA, la ONU o cualquier otro organismo
internacional carecen de competencia para intervenir
en estos asuntos que son de ámbito exclusivo de
Chile y Bolivia y mucho menos aún, hacerse partícipe
de la revisión de ellos.




En el Derecho Internacional la santidad de los Tratados es un principio fundamental e insustituible. Ni la Liga de las Naciones en el pasado, ni los órganos antes nombrados u otros, pueden apartarse de las reglas de conducta internacional, ni suplantar un modelo por otro, cuando el
existente está totalmente incorporado entre los pueblos de la comunidad internacional.
Ya en el año 1871, cuando se suscribió el 17 de enero, el
Protocolo de Londres, acuerdo internacional de las grandes
potencias, se estableció que es un principio esencial del
Derecho de Gentes que ninguna nación puede liberarse de
los compromisos que emanan de un Tratado ni modificar sus
estipulaciones sino por el acuerdo expreso de las Partes
Contratantes o por una inteligencia amistosa.
A modo de ejemplo, hasta la fecha nunca se ha
sabido que se haya pretendido por parte de México
someter a revisión del Tratado de Guadalupe, que en
1848 transfirió a Estados Unidos de Norteamérica una
extensión de territorio superior a 1.300.000 klm2,
superficie cercana a la de Bolivia; o a España
recuperar de EE.UU. sus antiguos territorios de
Puerto Rico, que en el pasado también le significó la
pérdida de Filipinas y la independencia de Cuba.
Nos preguntamos, entonces: ¿Los mapas de Europa,
de Asia y África, no han sufrido cambios en las
fronteras de los diversos países, como consecuencia
de diferentes conflictos y algunos de ellos muy
recientemente?
En relación con la supuesta pérdida de litoral, es de
normal ocurrencia que el populismo de algunos jefes
de estados y su afán protagónico, los lleva en una
abierta intromisión en los asuntos internos de otras
naciones a abanderizarse por la causa boliviana,
olvidando que los mismos países a quienes
representan, presentan situaciones similares. Una
corta reseña nos permite conocer someramente
situaciones que viven otras naciones de América:
Nicaragua – Honduras:
A raíz de diferencias en la delimitación marítima como
consecuencia del tratado Colombiano Hondureño,
que según Nicaragua la despojó de 130Km2 de
territorio marítimo en el Caribe.
Nicaragua - Costa Rica:
El año 2001 Nicaragua presentó demanda ante la
Corte Internacional por sus derechos que dice poseer
sobre las Islas de San Andrés, Providencia y Santa
Catalina, así como Servana, Serravilla y otros.
Venezuela – Trinidad y Tobago
Como consecuencia de la explotación de recursos
energéticos (gas, petróleo) hecha por Venezuela en la
frontera marítima entre ambos países, que solo pudo
ser trazada en 1990.
Venezuela – Guyana
Disputa por el Río Esequibo, en la frontera occidental
de Guyana “Guyana Esequibo o zona en reclamación
de 167.000 Km2.
Venezuela alega títulos históricos que le fueron
usurpados por Inglaterra durante su colonia en dicho
país.
Venezuela – Colombia
La inestabilidad de la línea fronteriza de 2000 km, por
ríos que alteran su curso, a lo que suma el tráfico de
contrabandistas y de grupos indocumentados, la
guerrilla y el narcotráfico.
Haití y Rep. Dominicana
Pese al tratado de límites vigentes desde 1929, la
permanente corriente emigratoria desde Haití,
mantiene tensa la situación entre ambos países.
Honduras – El Salvador
En 1942 la Corte Internacional de Justicia dirimió un
conflicto por la disputa de 446 km2, de los cuales
asignó a Honduras 312 y a Salvador 134. Sin embargo
10.000 salvadoreños quedaron en territorio de
Honduras y 4000 hondureños en El Salvador.
Guatemala - Belice
Actualmente mantienen una disputa de 12.000km2 a
lo largo de la frontera que Guatemala reclama como
suyos.
Cuba – Estados Unidos
Por el enclave de Guantánamo, por el que EE.UU.
entrega un cheque de 4087 dólares anuales, por
concepto de arriendo de 117 Km2. Cuba no cobra el
cheque, desde el inicio de la revolución.
Argentina – Gran Bretaña
Por las Islas Malvinas, situación que los llevó en el
pasado a un conflicto armado y pese a la victoria
obtenida por Gran Bretaña, el problema aún
permanece latente.
e. Chile no teniendo problemas pendientes con Bolivia
y liquidados los asuntos con dicha nación hace
justamente cien años, solo le corresponde
mantenerse firme, no tan solo por los derechos
adquiridos producto del Tratado de Paz suscrito con
Bolivia y las compensaciones libremente acordadas,
sino por los enormes sacrificios que en su
oportunidad le significó un conflicto - al que fue
llevado producto de tratados secretos de sus vecinos
- Junto con ello, fiel a su palabra de la que ha hecho
gala a lo largo de toda su historia, debe conceder por
sus puertos, caminos y vías férreas al comercio de
Bolivia, todas las facilidades que correspondan al más
amplio y libre tránsito de acuerdo a los términos del
Tratado de Paz y Amistad de 1904 y posteriores
acuerdos.
f. Bolivia durante los años 2003 y 2004 ha insistido en
acusar oficiosamente a través de diversos voceros
que nuestro país no estaría dando cumplimiento al
Tratado de 1904 y que se estarían vulnerando las
disposiciones referentes al libre tránsito, sin embargo
mediante el Protocolo del 16 de Abril de 1907, ambas
Partes acordaron designar como Arbitro a la Corte
Permanente de la Haya para los asuntos en conflicto
que llegaran a suscitarse de este Tratado de Paz,
cosa que jamás han pretendido hacerlo, lo que le
resta validez a sus cargos y recriminaciones.





El Problema Marítimo Boliviano

Autor: General de Brigada Fernando Hormazabal Díaz
(Segunda parte y final)



En relación con la acción comunicacional
a. Se debe reconocer por parte de Bolivia, la
persistencia de una acción comunicacional sostenida
a través del tiempo, tanto en el ámbito interno como
en el externo, la que obviamente acentúa y fortalece
en cada oportunidad en que producto de las crisis
políticas a que se ve enfrentada, como causa de los
problemas socio - económicos que la envuelven, se
generan conflictos internos de elevada tensión social,
los que el Gobierno de Bolivia alivia a costa del
nuestro.




Un paso obligado de esta política son las recurrentes
ofensivas realizadas en el ámbito de los Organismos
Internacionales independiente de cual fuere el motivo
de la convocatoria a un determinado encuentro, pues
siempre estará presente el tema de la salida soberana
al océano Pacífico y de la restitución histórica de su
litoral, factores según afirman, constituyen la causa
de su falta de progreso y desarrollo.
En el ámbito interno, las agitaciones periódicas
inducidas por estamentos políticos, autoridades, y
dirigentes sindicales, despiertan, promueven y
vigorizan los sentimientos antichilenos que por
largas décadas se han empeñado en fomentar,
culminando en ataques verbales injuriosos y otras
ofensas que en nada ayudan a la convivencia entre
ambas naciones.
El niño boliviano nace con esta consigna: La salida al
mar es la primera lección que recibe el infante al tener
uso de la razón y el odio a Chile, es más que un
precepto sagrado de la patria, es un instinto
invencible de la naturaleza, como escribiera un día el
historiador Luis Mercado. ...
Hubo una época en que las fuerzas militares al ir a
acostarse deban ese grito: Muera Chile, Viva Bolivia.
(C.J.E. Armada boliviana, Vicealmirante Marcos
Antonio Justiniano, Marzo 2004)




b. Algunos considerarán que este sentimiento es
comprensible, pero en ningún caso justificable.
Comprensible, si lo miramos bajo el punto de vista
que los continuos fracasos administrativos de los
diferentes gobiernos, sean éstos espurios o
constitucionales, encadenados a lo largo de toda la
historia del pueblo boliviano han pasado a ser una
verdadera constante, afectando en forma alarmante a
los sectores más desposeídos, donde residen
mayoritariamente las etnias indígenas que viven en
forma muy semejante a como lo hacían hace ya casi
doscientos años, y Chile en consecuencia constituye
una buena excusa y las manifestaciones adversas,
una herramienta para desviar el descontento.
c. Año tras año, la celebración del denominado Día del
Mar, el 23 de marzo, instituye un escenario adecuado
para volcar su odiosidad hacia Chile y junto con
alejar el buen entendimiento, alienta erróneamente la
persistente quimera de la revisión del Tratado de Paz
de 1904.




Día del Mar
d. Llevados por esta pasión obnubiladora, no ha
faltado quien afirme que ya ha pasado la hora de la
retórica y de lo discursivo y pasó también la hora del
eufemismo (Luis Llano Aparicio) y luego de fustigar
ácidamente a Chile, con adjetivos difíciles de repetir,
ensalza la obra del coronel Abel Peña y Lillo (Bolivia.
Prisionero de Guerra de América.
Su reivindicación. 1980) quien plantea el dilema rígido,
preparar el potenciamiento bélico de Bolivia y una
movilización para el rescate de lo perdido y usurpado en
1879.
Peña y Lillo confía en la esperanza de que las naciones
hermanas de Perú y Bolivia, han de constituirse en el
futuro en una nueva “alianza defensiva” de sus derechos
usurpados en 1879 (las cremillas corresponden al texto
original), a fin de que planteen en forma conjunta los
derechos que les asisten antes los organismos
internacionales armados únicamente de los Títulos que
nos asigna el Uti Possidetis de 1810.
El mismo autor en su delirio revanchista afirma que
para Perú y Bolivia la guerra no ha terminado, que
solo se perdió una batalla y aboga por la tesis de la
restitución: Exigir a Chile la restitución de lo que es
nuestro: El Departamento de Litoral de Atacama,
cautivo desde hace un siglo.
En relación con la posesión del litoral por parte de Bolivia
Al respecto es dable deducir en que períodos y bajo que
circunstancia Bolivia ocupó parte de nuestro litoral en el
océano Pacífico.
a. Por tolerancia de nuestras autoridades: Desde el año
1825 a 1840:
A partir del famoso decreto de Simón Bolívar de
diciembre de 1825, mediante el cual creó el Puerto
Cobija, como el único puerto de Bolivia, hasta
octubre de 1840, cuando mediante la ley del guano
promulgada por el Presidente Manuel Bulnes se puso
término a la usurpación boliviana, decretándose de
propiedad chilena las guaneras existentes en el litoral
del desierto de Atacama




b. Por concesión legal de Chile: Desde 1866 a 1879
A partir del Tratado de Límites de 1866, en que ambas
Partes renunciaron a los derechos que cada una creía
tener, fijándose como límite el paralelo 24º y
estableciendo una zona de medianería compartida
entre los paralelos 23º y 25º, hasta el mes de febrero
de 1879, en que por violación al Tratado de 1874, que
reemplazó al anterior, Chile reivindicó los territorios
anteriormente renunciados.
Estos trece años, constituyen el único período en que
de acuerdo al Derecho Internacional Bolivia pudo
ejercer soberanía en parte del litoral del océano
Pacífico.




Desde 1879, a partir del desembarco en Antofagasta
el Gobierno chileno reivindicó los territorios, los
mantuvo ocupados mediante el Pacto de Tregua y los
recuperó legalmente mediante el Tratado de Paz de
1904, cuando Bolivia renunció a todos los derechos
que creía poseer en el Pacífico, ejerciendo Chile toda
su potestad en dichos territorios a partir de esa fecha.




En relación con eventuales cesiones de territorios
No siendo éste un punto de vista que comparta quien ha
realizado el presente trabajo, sin perjuicio de ello,
enuncia a continuación algunos conceptos con el objeto
de considerar otras opiniones al respecto y de
determinar los efectos negativos que se generarían y los
requisitos necesarios para concretar una eventual
cesión de corredor en condiciones menos perjudiciales.
a. Cualquier idea de llevar a efecto una cesión de
corredor o bien un área determinada en algún lugar
de nuestra litoral que no sea inmediatamente a
continuación de la Línea de la Concordia, constituiría
un enclave territorial con los consiguientes y graves
efectos políticos, sociales y económicos, mayores
que los que se pretende evitar.




b. El territorio chileno quedaría discontinuo,
fragmentado, debiendo preverse obras de ingeniería
de relevancia para garantizar su continuidad.
Por otra parte a partir de un enclave cualquiera, se
generaría rápidamente una punta de crecimiento que con
el transcurso del tiempo y producto de la mayor
intensidad de tráfico entre el litoral y el altiplano, se
convertiría en un corredor de hecho.
c. El enclave traería consigo el necesario desarrollo de
una infraestructura vial y social de envergadura,
especialmente esta última que iría en detrimento de la
población chilena.
Para contrarrestar lo anterior se haría necesario una
acertada y equilibrada política de inmigración y de
exhaustivos controles aduaneros, a fin de garantizar la
no-proliferación del contrabando, el tráfico de drogas y
la introducción de productos vegetales o animales
reñidos con las normas fitosanitarias, medidas todas
que traen asociadas diversas herramientas de
administración pública y de seguridad interior.
Nos atrevemos a asegurar que sin duda alguna la
mayor connotación radicaría en el enorme impacto
psico-social que daría lugar en el seno de la
población chilena, especialmente la aledaña.
Una opción de solución vía enclaves territoriales
jamás podrá ser aceptada por la opinión pública
nacional y no por razones discriminatorias, sino
porque dicha medida importaría atentar contra la
natural y pacífica convivencia de la población chilena
asentada en esos territorios por generaciones y que
lejos de constituir una satisfacción a la demanda
boliviana sería un foco activo de problemas mucho
más graves que los que se desea solucionar.
Creemos de absoluta validez la afirmación que no
podría existir un solo chileno que esté dispuesto ni
siquiera a título de trueque o venta de territorios,
otorgar un enclave boliviano próximo a Antofagasta,
Iquique u otro lugar, ni mucho menos fragmentar
nuestro territorio haciéndolo discontinuo.




En relación con una eventual solución
Independiente de las conclusiones antes citadas, no se
puede prescindir que si en un futuro quienes rigen los
destinos de nuestro país acceden a discutir una vez más
el asunto de la mediterraneidad boliviana, estas
negociaciones a nuestro modesto parecer, sin
pretensión alguna de dictar cátedra en la materia en
comento, debería ajustarse en general al siguiente
esquema como plataforma de inicio en eventuales
negociaciones:




a. Negativa absoluta a conceder un enclave territorial.
b. Cualquier concesión que se otorgue debería estar
ubicada en forma contigua de la Línea de la
Concordia.
c. No deben significar modificaciones a Tratados
vigentes.
d. Incluir las indemnizaciones que eventualmente
pudiesen afectar a los particulares chilenos.
e. Considerar las compensaciones económicas
correspondientes a los recursos existentes en el
subsuelo, en el mar territorial y patrimonial de
acuerdo a las definiciones establecidas en los
tratados internacionales al momento de suscribirse el
eventual tratado.
Estas deberían guardar relación con el eventual
corredor que se hubiese acordado entregar y al mar
territorial cedido.




(La última proposición boliviana - 1987 -. significó una
desproporción aberrante entre lo que solicitó y las
facilidades que ofrecían a cambio.
f. Cancelar costos reales y actuales de toda la
infraestructura social y pública que quedase
comprendida en la zona afectada, considerando como
valor actual aquel que demande la construcción de
una obra nueva para los mismos fines que la que se
entrega.
g. Deben garantizar ante la OEA la inviolabilidad del
territorio y desmilitarización de la zona concedida.
h. Prohibición de ceder el territorio a una tercera
potencia.
i. Se deben respetar las Servidumbres Internacionales
establecidas en el Tratado de 1929.
j. Prohibición de mantener fuerzas navales nacionales
o de otros países en el área marítima considerada
parte de la negociación.
k. Prohibición de vuelos militares nacionales o de
otros países en el espacio aéreo del corredor.
l. .Se hace imprescindible ante una eventual discusión
la creación de una Comisión Multidisciplinaria para
que evalúe en toda su dimensión la nueva
proposición que se hiciere a fin de realizar un
acabado y ponderado estudio de los factores
sociales, económicos y comerciales; de integración y
desarrollo; diplomáticos, de seguridad nacional etc.
que incidan en el problema.
m. Por otra parte debemos proyectarnos en el tiempo
y junto a las eventuales ventajas que pudieran
presentarse, analizar aquellos problemas y/o efectos
colaterales que se producirán, tales como el aumento
de la población de residencia y la flotante, la falta de
infraestructura social adecuada, el desarrollo de
nuevas vías de comunicaciones y las
correspondientes obras de arte, el incremento que
pueda tener el tráfico de drogas y el contrabando de
especies en general, el serio problema que se
originaría con el aeropuerto de Chacalluta si
estuviese incluido en la propuesta, dado que después
de Comodoro Arturo Merino Benítez, es uno de los
terminales aéreos con mayor tráfico del país, etc.




o. El Gobierno de Chile debe seguir prestando el
máximo de atención a las resoluciones de la OEA y
de las Naciones Unidas, pero en ningún caso
subordinar nuestros intereses a sus
recomendaciones, manteniendo sólida y
permanentemente la intangibilidad de los tratados.
p. Ante cualquier compensación no territorial con que
además se retribuya, debe consultarse en el
Convenio correspondiente los mecanismos de
garantías y seguridad que avalen el respeto al
acuerdo y el fiel cumplimiento de lo acordado.
q. Someter cualquier decisión a los trámites legales
que están establecidos en la Constitución Política del
Estado.
r. La solución no debe ser motivada por factores
sentimentales o puramente de carácter regional,
como suele ocurrir por declaraciones hechas por
personeros políticos o sectores directamente
interesados.

De carácter particular

Facilidades otorgadas por Chile a Bolivia




No obstante haber dedicado un capítulo especial a estas
materias, la formación castrense nos obliga – haciendo
fe del refrán popular que lo que abunda no daña – a
culminar esta investigación con una síntesis de los
aspectos más relevantes de las diversas facilidades
concedidas.
Durante el período comprendido entre 1904 y 2004, Chile
y Bolivia han suscrito una variedad de Tratados, en los
cuales ha quedado demostrado en forma palpable el
espíritu americanista y solidario de nuestro Gobierno
para con dicha república, difícil de imitar por otros
países y dejando a Bolivia en una situación privilegiada
en comparación con las demás naciones sin litoral.
a. La construcción del ferrocarril de Arica La Paz,
contratado totalmente a costa del Gobierno de Chile.




b. La cooperación en el trazado y financiamiento
parcial de los ferrocarriles interiores de Bolivia
c. Los pagos en dinero efectivo y en bonos hechos
por concepto de compensaciones e indemnizaciones,
en conformidad al Tratado de 1904.
d. El derecho a perpetuidad del más amplio y libre
tránsito comercial por su territorio y todos los
puertos del litoral chileno en el Pacífico. A partir de
1937 este libre tránsito se extendió a toda clase de
carga y en todo tiempo sin excepción, lo que permite
en consecuencia el tránsito inclusive de armas y
municiones.
La mercadería en tránsito por Chile no está sujeta a
gravámenes, es decir no está afecta a pagos por
concepto de aduanas, impuestos, tasas por derechos
de tránsito u otros impuestos.
e. La exoneración del pago de almacenaje para las
mercancías provenientes de desembarques hasta por
un plazo de 365 días cuando se haga en recintos
destinados al uso de la carga boliviana y hasta 60
días cuando se deposite en almacenes de la carga
chilena.
f. Chile otorga un tratamiento preferencial para el
movimiento de las mercaderías bolivianas en los
puertos chilenos, concediendo un subsidio de 70%
para las tarifas de carga de exportación de Bolivia.


Santa Cruz de la Sierra

g. La constitución de agencias aduaneras en los
puertos que designe para hacer su comercio.
h. Las facilidades otorgadas en el transporte de las
mercaderías extranjeras a las aduanas bolivianas y
los trámites de exportación de sus productos sin más
formalidad que la confrontación en el muelle de las
marcas, números y cantidad de bultos.
i. La jurisdicción y competencia exclusiva por parte
de Bolivia de toda la carga, sin excepción, en tránsito
por territorio chileno de o para Bolivia.
j. Las facilidades otorgadas para la construcción,
mantenimiento y operación por parte de YPFB o por
el Gobierno de Bolivia de los oleoductos bolivianos
que lleguen a puertos chilenos.
k. La extensión de derechos, gravámenes o
imposiciones para el material y equipo que se interne
para los fines de construcción, operación y
mantenimiento de los oleoductos antes citados.
l. El otorgamiento gratuito de terrenos fiscales chilenos
para la construcción de dichos oleoductos en
concesión de uso por el tiempo que dure la
explotación.




Convención sobre Comercio de Tránsito en los países sin
litoral
Cabe señalar que la Convención sobre Comercio de
Tránsito de los países sin litoral, originada en la
conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y
Desarrollo (UNCTAD, 1965), incluyó normas que son
inferiores a las que Chile ha otorgado a Bolivia,
conforme se señala en los párrafos precedentes
El Acuerdo de Complementación Económica de 1993
Bajo el marco de ALADI (Asociación Latinoamericana de
Integración) y conforme a las disposiciones del Tratado
de Montevideo de 1980 – que reconocen a Bolivia un
tratamiento diferencial más favorable como país de
menor desarrollo económico relativo – Chile y Bolivia vía
suscribieron un tratado de complementación económica
con fecha 6 de abril de 1993, en Santa Cruz de la Sierra,
el cual ha sido complementado posteriormente por un
número significativo de protocolos como hemos dejado
constancia en el capítulo correspondiente.

PROPOSICIONES

De carácter externo
a. Chile debe continuar las negociaciones, solo en la
medida que Bolivia desista de su actitud
confrontacional y beligerante, como normalmente se
expresa a través de personeros oficiales y en
diferentes medios de comunicación social.
b. Concentrar las acciones diplomáticas en el ámbito
del mejoramiento del intercambio comercial y de una
mayor integración regional, persistiendo en la
suscripción de un Tratado de Libre Comercio con
Bolivia. Del mismo modo acentuar el intercambio u
otorgamiento de beneficios no recíprocos en otros
campos del quehacer nacional, tales como la
educación, ciencia y tecnología, administración
pública, etc.




c. Mantener su posición de intangibilidad de los
tratados ante la OEA y todos los organismos
internacionales pertinentes.
d. Iniciar yo reforzar en el Cuerpo Diplomático
acreditado en Chile y ante los organismos
internacionales a través de nuestros representantes
en el extranjero, una activa campaña de conocimiento
de la realidad histórica y en particular de las amplias
y numerosas facilidades concedidas a Bolivia, con el
objeto de inclinar notoriamente la predisposición
internacional en nuestro favor o por lo menos
neutralizar la campaña de Bolivia.
Cualquier que sea la solución que se pretenda dar a
la mediterraneidad debe considerar los siguientes
aspectos:
1) Toda discusión sobre un eventual corredor debe
dejar sentado como primera instancia que la
petición boliviana es parte de una aspiración y en
ningún caso como un derecho a reivindicar
supuestos territorios que otrora le fueron
soberanos, por cuanto ello significaría que Chile
aceptaría el cuestionamiento al tratado de 1904.
2) Contar con el respaldo oficial de Perú de estar
dispuesto a dar las facilidades correspondientes
sobre aquellos territorios que le fueron
conquistados durante la guerra del Pacífico y que
hoy forman parte del nuestro.
3) Exclusión absoluta de la posibilidad de enclaves.
4) Priorizar toda opción que no signifique una
alteración a nuestros límites o a nuestra soberanía
en el territorio.
5) Obtener compensaciones justas, proporcionales a
las eventuales franquicias que se concedan y
debidamente garantizadas.
6) Condicionar cualquiera que fuese la solución al
restablecimiento de las relaciones diplomáticas y
a la declaración oficial que entre Chile y Bolivia no
existen problemas pendientes.
7) La eventual solución previa a su ratificación por
parte del gobierno de Chile, debería estar
respaldada por un amplio consenso del pueblo
boliviano.
De carácter nacional
a. Realizar una intensa y activa campaña nacional de
carácter comunicacional con los mismos fines
indicados para la campaña hacia el exterior.
b. Incorporar a los planes de enseñanza de educación
básica y media unidades con materias que difundan
la información pertinente.



c. Constituir una Comisión Multidisciplinaria de la
mayor jerarquía profesional para que se aboque al
estudio de todos los factores que tengan incidencia
en esta materia y se proponga una solución
compatible con nuestra realidad, las necesidades de
la región afectada y con nuestros intereses.
d. Se debería tener presente que la opción de un
eventual corredor u otra medida que afecte a nuestra
soberanía sólo debe ser adoptada como una última
instancia y sólo cuando las compensaciones que se
obtengan a cambio y debidamente garantizadas sean
de la más absoluta y necesaria conveniencia a los
intereses nacionales, debiendo someter en todo caso
dicha materia a la decisión de un plebiscito nacional.
No escapa a la observación personal de este autor,
sus propias aprensiones que un corredor logre
satisfacer plenamente las aspiraciones bolivianas y
que más tarde sufriese una vez más el acoso de
demandas cada vez más exigentes.
Una eventual proposición (Base para una negociación)
Reconociendo de hecho la nefasta experiencia obtenida
del cumplimiento de los Tratados de 1866 y 1874 con
Bolivia, especialmente en el primero de los nombrados,
en que la medianería compartida ocasionó grandes
desavenencias entre ambos países, y que a la postre fue
necesario reemplazarlo por el 1874, se estima que la
proposición que se incluye a continuación no dejaría de
ser invulnerable a situaciones como las del pasado.
Nuestros lectores se preguntarán con justificada razón,
si estamos conscientes que ello sucedería, ¿Cual es el
propósito de incluirla como tal?
La razón es una sola y tiene por objeto hacer partícipe a
Perú y Bolivia, especialmente al Gobierno del Rimac, la
idea de cristalizar el tan manoseado concepto del
hispanoamericanismo y de una real y efectiva
integración.


Comprobar cuan consistentes son a la hora de crear
zonas internacionales o polos de desarrollo trinacional,
como el sugerido por la República de Perú durante las
negociaciones de Charaña, en reemplazo de la respuesta
solicitada por el Gobierno de Chile y verificar si son
realmente consecuentes a la hora de pregonar la
solidaridad con Bolivia y de hacer aportes sustantivos a
una solución compartida. He aquí la proposición.
a. Constitución de un corredor internacional, teniendo
como eje central la frontera chileno-peruana y
extendiéndose hasta territorio boliviano, aportando
éste igual superficie a las incluidas por Chile y Perú.
b. Incorporación del litoral adyacente al corredor antes
mencionado en un frente de no mayor de 15 kms.,
con derecho a Bolivia a construir y operar un puerto
en el lugar que se estime más factible y bajo su
administración.
c. Creación de un polo de desarrollo económico en la
zona compartida.
d. Establecimiento de comisiones mixtas trinacionales
para el estudio del aprovechamiento integrado de los
recursos hídricos, minerales, agropecuarios y
energéticos.
e. Esfuerzo integrado para buscar respaldo de
financiamiento por parte de organismos
internacionales para el desarrollo de obras y
proyectos que se determinen.
f. Mantener la desmilitarización de la zona, tanto
terrestre como aérea y marítima, con la garantía de
inviolabilidad de la OEA y ONU.
g. Participación abierta del Gobierno del Perú, cuyos
regímenes anteriores han hecho fracasar la
posibilidad de arreglo hechas con antelación por
Chile.
CHILE INFORMA


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