martes, 3 de julio de 2012

LA DESTITUCIÓN DE LUGO




By José Leopoldo Decamilli

Los lobos de la jauría totalitaria han iniciado el coro nocturnal de sus lamentos. La razón: uno de ellos se ha perdido para la manada. Se trata del antiguo obispo católico de San Pedro (Paraguay), Fernando Lugo, que abandonó su vocación religiosa para dedicarse a la política.

Fernando Lugo subió al poder merced -sobre todo- al apoyo que le brindó el Partido Liberal, uno de los partidos tradicionales de ese país. Pero inmediatamente después de haber sido elegido como presidente de la nación, Lugo traiciona alevosamente al Partido que posibilitó su encumbramiento político y comenzó a rodearse de grupúsculos de la izquierda revolucionaria. Ya sólo este hecho delata suficientemente las tenebrosas escabrosidades que pueblan su interioridad. A partir de allí, en todo su andar político, Lugo se apoya en las ideas e iniciativas procedentes del grupo político que luego se denominaría “Frente Guazú” (Frente Grande), el cual, como acabamos de expresarlo, es en realidad un minúsculo círculo que intenta imponer -también por la fuerza de las armas y a espaldas de la voluntad del pueblo paraguayo- sus enmohecidas fórmulas de un socialismo comunizante. Los años de gobierno del Presidente Lugo se agotaron en estos intentos, gracias a Dios fallidos, dejando de lado la solución de los urgentes problemas morales, sociales y económicos que afronta el país. El episodio de Curuguaty, que determinó la puesta en marcha del instrumento constitucional del juicio político, fue el intento de grupos terroristas de apoderarse violentamente de unos predios que no le pertenecían. La reforma agraria, que es urgente y necesaria, debe llevarse a cabo con equilibrio y mesura; de ningún modo por el camino de la violencia y al margen del derecho.

La Sra. Cristina Fernández de Kirchner ha manifestado que no va a convalidar al Gobierno del sucesor de Lugo, Federico Franco, por ser producto de un golpe de estado. Y el Presidente de Bolivia, Evo Morales, poniendo de manifiesto, una vez más, sus conocimientos del derecho internacional, ha expresado que los sucesos del Paraguay son el producto de la acción “del imperialismo y de la derecha internacional”.

Causa realmente mucha pena escuchar tales juicios, por la extrema superficialidad de los mismos y por proceder de quienes en sus países son los responsables de continuas agresiones a las instituciones que garantizan una vida libre y buena. El Gobierno de la Sra. Kirchner es uno de los más corruptos que ha tenido la Argentina en toda su historia y los abusos del poder son continuos y constantes, gracias también a la complicidad de un congreso de eunucos y de un Poder Judicial carente de toda solvencia moral y jurídica. Y no hablemos de Evo Morales, que gobierna con la ley de la prisión en la mano. Con el procedimiento aprendido de su mentor venezolano.

El Sr. Lugo fue elegido libremente, es verdad, pero ha gobernado al margen de la Constitución. Esto justifica sobradamente el juicio político y la decisión, por amplísima mayoría, tanto de la cámara de diputados como de la de los senadores, de separarlo del cargo. Fue la decisión soberana de un poder legislativo, también elegido libremente, en base a una disposición constitucional.

José Leopoldo Decamilli


1 comentario:

Horacio dijo...

FELICITACIONES HERMANOS PARAGUAYOS!!!!!!
UN CURA DEGENERADO COMUNISTA MENOS!!!!!