domingo, 12 de agosto de 2012

La logorrea de CFK, según un especialista




By Juan Carlos Fustinoni
Informador Público

A raíz de una columna publicada recientemente por Joaquín Morales Solá en La Nación, el Dr. Juan Carlos Fustinoni envió la siguiente carta, que contiene un verdadero diagnóstico de la presidente:

“Interesante enfoque que circuló entre los egresados de la Unidad Hospitalaria de la 4ta Cátedra de Semiología del Hospital de Clínicas.

Lo envío porque, a más del interesante enfoque médico-psicológico, nos obliga a reflexionar sobre el funcionamiento de las Instituciones Republicanas y por qué, o bajo qué circunstancias éstas no funcionan. O si realmente pudieran existir situaciones de riesgo para la República que no están contempladas en los medios de control que deben funcionar entre los distintos Poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial).

Para los “no médicos”, el firmante de este excelente comentario y análisis, Juan Carlos Fustinoni, es el hijo de quien fuera un brillante profesor de la Facultad de Medicina, jefe de la 4a cátedra de semiología del Hospital de Clínicas, Prof. Dr. Osvaldo Fustinoni.”

HERMANN Y CRISTINA

Estimado Morales Sola:

He leído su articulo: “Qué le pasa a la Presidenta”. Como usted bien deja traducir, un paulatino cambio en los hábitos, las costumbres y la personalidad de la presidente preocupan a propios, a opositores y a ciudadanos comunes.

Ha venido a mi memoria el personaje de Hermann en el relato de Alexander Pushkin: “La Dama de Pique” (1890). Pushkin crea a Hermann a semejanza de Napoleón, hecho que nos es revelado por el mismo escritor en un pasaje del drama. Después de todo, el napoleonismo, esa sed ardiente de éxito, era un fenómeno bastante típico en la época del destacado novelista. Esta idea de un Napoleón que arroja a sus pies los conceptos de la moral la encontramos más adelante encarnada en Raskolnikov, héroe de “Crimen y Castigo” de Dostoievsky.

Encuadrándolo dentro del contexto de la ciencia, creemos que en Hermann se produce una aceleración de todo el tiempo individual y un estado de ánimo elevado al escuchar el relato referente al secreto de la condesa detentadora del destino -reacción maníaca o manía-. Su verborragia es una fuga del pensamiento. Tiene además ideas delirantes de grandeza (“He aquí con lo que triplicaré, centuplicaré mi capital”, y luego: “…y soñó con cartas, con mesas de tapetes verdes, con fajos de billetes y pilas de monedas”). Hermann desarrolla irritabilidad y rabia cuando se le rehúsan sus demandas.

Las principales características de la manía son:

* Exaltación del estado de ánimo.

* Aumento de las actividades orientadas hacia metas, delirios de grandeza, creencias falsas en habilidades especiales. Los pacientes suelen enojarse frente a la contradicción y piensan que el mundo está en su contra.

* Ideas fugaces o pensamiento acelerado.

* Enfadarse por cualquier motivo.

* Autoestima alta.

* Agitación.

* Verborrea (hablar más de lo usual o tener la necesidad de continuar hablando).

* Inquietud excesiva.

* Bajo control del temperamento.

* Patrón de comportamiento irresponsable.

* Hostilidad.

* Aumento en la actividad dirigida al plano social.

* Creencias falsas (delirios).

Llaman la atención algunas de las características que Hermann, el personaje de Pushkin, comparte con nuestra primera mandataria. Usted señala que “la presidenta ha hecho de la Argentina el centro del mundo y convirtió al mundo en un despreciable vecindario”, es decir, piensa que el mundo está siempre en su contra y actúa en consecuencia. Tres cadenas nacionales de televisión y radio, en apenas cuatro días, traducen una exaltación del estado de ánimo, una verborrea y un aumento de las actividades orientadas hacia metas que, en los últimos monólogos, han tendido al destronamiento de un eventual competidor. Se muestra hostil y agravia en su hablar más de lo usual. La alusión al ministro de economía de España, al calificarlo como “el pelado ese que apunta con el dedo”, revela bajo control temperamental, irresponsabilidad en su patrón de comportamiento y nulas reglas de urbanidad que rayan la discriminación y la chabacanería. La presidenta se enoja y enfada porque cree decididamente en lo que ella manifiesta (creencias falsas, de vivir en un paraíso con inflación desbordante y en un edén con severo déficit fiscal que va a llegar este año a $ 55.000 millones, porque se sigue gastando más de lo que se recauda, frente a un déficit que ya había superado los $ 30.000 millones en 2011, según datos oficiales).

¿Está la presidente en condiciones de gobernar o su personalidad verborreica, fantasiosa y hostil -de ser corroborada científicamente como alterada- la limita?

¿Qué hacer frente a esto último?

Mientras tanto seguirá el pensamiento acelerado, la logorrea, el enfrentamiento y la construcción engañosa de una falsa realidad en el contexto de un país que se paraliza y desvanece.

Lo felicito por su articulo,

Juan Carlos Fustinoni

Espiritualidad y Comunicación


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